Sin la presencia de grandes monumentos ni yacimientos históricos, el pueblo pirenaico de Panticosa, situado al norte de la provincia de Huesca, se ha convertido en un auténtico campamento base desde donde acometer todo tipo de actividades relacionadas con la naturaleza. Ubicado en pleno valle de Tena, enclave único caracterizado por la grandiosidad paisajística de sus embalses y peñas, el municipio de Panticosa se compone de tres núcleos de población principales: Panticosa, Baños de Panticosa y El Pueyo de Jaca. En el primero encontramos la estación de esquí de Panticosa-Los Lagos, toda una referencia a nivel nacional tras su unión con la de Formigal. Asimismo, el pueblo de Panticosa sirve como punto de partida para numerosas rutas de senderismo y bicicleta. Por su parte, en Baños de Panticosa se puede visitar el famoso balneario homónimo, un complejo hotelero construido durante el siglo XIX que basa sus tratamientos terapéuticos en las aguas termales que atesora la zona. Por último, El Pueyo de Jaca, bañado por las aguas del embalse de Búbal, nos ofrece la posibilidad de realizar divertidas excursiones en kayak. A continuación, te contamos en detalle todas las posibilidades que ofrece este pequeño rincón del Pirineo aragonés.
- Balneario de Panticosa
- Estación de esquí Formigal-Panticosa
- Panticosa pueblo
- El tren de Panticosa
- Rutas de senderismo en Panticosa
- Las pasarelas de Panticosa
- Comer en Panticosa
- Pueblos con encanto cerca de Panticosa
Balneario de Panticosa
Entre los grandes atractivos que ofrece el municipio pirenaico de Panticosa se encuentra su histórico balneario, un conjunto de edificios de origen decimonónico cuyo emplazamiento en el fondo del valle de Tena sumerge a todo aquel que lo visita en un ambiente de alta montaña. En realidad, las aguas termales de este enclave ya habían sido explotadas por los romanos hace más de 2000 años, tal y como nos revelan las monedas del emperador Tiberio halladas en el fondo del manantial de Tiberio –el más famoso de la zona–. Con posterioridad, grandes personalidades del siglo XIX –como Ortega y Gasset o Ramón y Cajal–, visitarían este balneario que hoy es, sin duda, uno de los grandes referentes en los tratamientos con aguas minero-medicinales dentro del ámbito nacional. Rodeado por altos picos como el de Argualas –3.036 metros– o el de Garmo Negro –3.051 metros–, el visitante disfrutará aquí de una amplia gama de equipamientos, entre los que destacan su piscina exterior con chorros, su vaporarium con esencias de eucalipto, o su iglú con cromoterapia.
Situado a tan sólo 8 kilómetros del pueblo de Panticosa, para llegar hasta aquí deberemos tomar la estrecha y sinuosa carretera A-2606 en dirección Baños de Panticosa. En definitiva, este paseo en coche de 15 minutos nos permitirá disfrutar del maravilloso entorno pirenaico que envuelve la zona, destino ideal para los amantes de la naturaleza y de los deportes de montaña.
Estación de esquí Formigal-Panticosa
El segundo gran atractivo que posee Panticosa lo encontramos en la estación de esquí Formigal-Panticosa, considerada el destino de esquí más importante de España. Conformado por un total de seis valles y cerca de 180 kilómetros de pistas esquiables, esta estación queda dividida, geográficamente, en dos grandes sectores: el de Formigal, situado a tiro de piedra de la localidad de Sallent de Gállego; y el de Panticosa, accesible desde la localidad homónima. Ambas estaciones, separadas por tan sólo 13 kilómetros de carretera, nos ofrecerán unas instalaciones de calidad, jardines de nieve pensados especialmente para los niños, y un ambiente animado donde el “momento esquí” es tan importante como la sesión de “après-ski”.
El sector de Formigal, el más grande de los dos, posee un total de cuatro zonas de aparcamiento y un autobús gratuito que nos situará a pie de pista. Una vez allí, encontraremos un amplio abanico de actividades disponibles tanto para adultos como para niños. Además de la posibilidad de alquilar material de esquí y de contratar clases con profesores especializados, Formigal nos invita a probar su Tobogganing, un descenso nocturno de 2,5 kilómetros a lomos de un clásico trineo de madera.
Por su parte, el sector de Panticosa, con sus nada despreciables 39 kilómetros esquiables, nos ofrecerá un ambiente ligeramente más familiar. Asimismo, su cercanía al pueblo de Panticosa permitirá a los esquiadores disfrutar de los bares y restaurantes de la zona sin tener que realizar grandes desplazamientos. Y si lo nuestro no es tanto el esquí alpino sino más bien el esquí de fondo, en Baños de Panticosa encontramos el Circuito de Esquí Nórdico del Balneario de Panticosa, un conjunto de tres recorridos de nivel básico, medio y experto, respectivamente.
Panticosa pueblo
Por supuesto, conviene no olvidar que el pueblo de Panticosa es un reclamo turístico en sí mismo. Considerado el verdadero corazón del Pirineo Aragonés, este pueblito de menos de 1.000 habitantes presume de poseer un emplazamiento privilegiado –gran parte de su territorio está ocupado por el Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos, un conjunto de 8 macizos montañosos dotado de un elevado interés científico, cultural y paisajístico–.
A su vez, un paseo por el pueblo nos ofrece una fiel fotografía de la arquitectura popular pirenaica, donde predominan las casas de piedra y madera techadas con lajas de pizarra negra. Además, también nos da la posibilidad de visitar algunos monumentos de gran interés etnográfico como, por ejemplo, la iglesia de la Asunción, construida en el siglo XVI en estilo gótico tardío; o el puente del Concellar, cuyo arco, construido originalmente en torno a 1550, constituía un paso obligado en el Camino Real que atravesaba el valle.
El tren de Panticosa
El tren de alta montaña El Sarrio es un divertido trenecito sobre neumáticos, tutelado por un guía explicativo, que parte de Panticosa y se dirige, a lo largo de un trayecto de 50-55 minutos, al vecino valle de la Ripera, donde esperan al visitante varias rutas señalizadas para niños y adultos. Puedes programar tu viaje como quieras, eligiendo los horarios de ida y vuelta que desees. El precio del billete incluye la audioguía durante el viaje en tren y el mapa de rutas señalizadas. A bordo del tren descubrirás a Ripereta, el sarrio o rebeco que se ha convertido en la mascota del tren. Además, podrás descansar en las mesas de picnic y refrescarte en las pozas del valle. El Tren de Alta Montaña El Sarrio es una empresa adherida a la Reserva de la Biosfera Ordesa Viñamala.
Rutas de senderismo en Panticosa
Las rutas de senderismo son, sin duda, el tercer gran pilar sobre el que se asienta el turismo en Panticosa. Por eso recomendamos visitar su oficina de turismo (calle San Miguel, 37), donde profesionales conocedores de la zona os informarán de la ruta que mejor se adapte a vuestras circunstancias.
Una ruta sencilla que, además, nos permite matar dos pájaros de un tiro es la que parte del parking del mismísimo Balneario de Panticosa. Con un recorrido cercano a los 2,5 kilómetros, este sendero –que transcurre por parte del sendero GR-11– nos permitirá descubrir los diferentes templetes que protegen los manantiales de aguas termales que dan fama al enclave –fuente del Riñón, fuente de los Herpes o fuente del Hígado, entre otras–. Asimismo, dicha ruta nos conducirá a los dos miradores más importantes de la zona: el mirador del Pino y el mirador de la Reina, considerados balcones inmejorables desde los que asomarse al río Caldarés.
Otra ruta sencilla –y circular– que nos permitirá conectar lugares de interés es la que parte de la estación de esquí de Panticosa y finaliza en El Pueyo de Jaca, a orillas del embalse del Búbal. Con una duración aproximada de hora y media, este sendero de bajo desnivel aparece señalizado en todo momento, y resulta asequible para un público mayoritario.
Si, por el contrario, buscáis rutas algo más exigentes, aquí van dos muy reconocidas: por un lado, el recorrido de 4 kilómetros y medio que atraviesa la Lacuniacha, el parque faunístico de los Pirineos que podemos encontrar en la cercana localidad de Piedrafita de Jaca. Por otro lado, la ruta que asciende al Garmo Negro, una de las cumbres con más de 3.000 metros de altitud que bordean el valle de Tena. En este caso, deberemos destinar al menos 4 horas al recorrido.
Las pasarelas de Panticosa
En tu visita a Panticosa, debes recorrer, sin duda, las nuevas pasarelas sobre el río Caldarés. Son unos increíbles pasos colgantes que miden unos 800 metros de longitud y que, seguro, no te dejarán indiferente. Estarás en medio de la naturaleza salvaje, entre precipicios verticales y un paisaje de pozas de agua formado por el caprichoso río Caldarés. Este recorrido por las pasarelas dura aproximadamente una hora porque incluye también la subida a uno de los miradores con mejores vistas de Panticosa y su entorno: el Mirador O Calvé. Además, en el trayecto te encontrarás con algunos búnkers.
Comer en Panticosa
Por supuesto, no podíamos olvidarnos de la gastronomía tradicional que esta región pirenaica arrastra desde antaño. En bares y restaurantes encontramos una cocina rústica que sabe aprovechar hasta el último producto de la tierra local: diferentes tipos de setas –boletus y níscalos, principalmente–, carnes de caza –jabalí y corzo–, carnes de matanza –morcilla y longaniza–, legumbres y hortalizas de la huerta, y pescados presentes en los ríos y embalses como, por ejemplo, la trucha pirenaica.
Dicho esto, si estáis en mitad de una jornada de esquí, os recomendamos probar suerte en La Glera, una pequeña y acogedora cabaña situada en el sector de Formigal cuya carta incluye excepcionales menús basados principalmente en carnes a la brasa.
Si nos hallamos en el pueblo de Panticosa, entonces las posibilidades se multiplican. Sin embargo, nosotros os recomendamos dos opciones que seguro no os decepcionarán: por un lado, la Casa Morlans (calle San Miguel, 4), cuya carta resulta un compendio magnífico de todos los productos ya mencionados. Por otro lado, el Mesón Sampietro (calle Alta, s/n), auténtico estandarte de la carne a la brasa en Panticosa.
Pueblos con encanto cerca de Panticosa
Hay tres pueblos muy cerca de Panticosa que deberías visitar si tienes ocasión por su particular encanto. Hablamos de Lanuza, Sallent de Gállego y Hoz de Jaca. Te contamos por qué:
Lanuza
Situado a sólo 10 kilómetros de Panticosa, este delicioso pueblo quedó abandonado en los años 70 porque las aguas del pantano vecino iban a cubrirlo, algo que finalmente no sucedió. Ésta es la razón por la que, poco a poco, fue recuperado por sus vecinos y muchas de sus casas de piedra con tejados de pizarra se han rehabilitado. En su entorno se ha consolidado el célebre Festival Pirineos Sur, cuyo escenario flota sobre las aguas del pantano.
Sallent de Gállego
Sallent de Gállego, ubicado a un paso de Panticosa, es la capital del Valle de Tena. Su arquitectura tradicional es muy parecida a la de Lanuza y tiene, entre sus empinadas calles, lugares que merecen una visita, como el Casino, en el edificio del Ayuntamiento; el puente medieval que salva el río Aguas Limpias, o la estatua de Gigante de Sallent, un personaje real que medía 2,29 metros de altura y que nació en esta localidad en el siglo XIX.
Hoz de Jaca
Este encantador pueblo conserva intacta la tradicional arquitectura pirenaica, por lo que merece la pena que te des un buen paseo por sus bonitas y tranquilas calles. Una vez que se acaban las casas, encontrarás un pequeño jardín y un mirador increíble, suspendido literalmente en el aire, desde donde verás el embalse a tus pies y tendrás unas vistas fabulosas del valle de Tena. Está a 8 kilómetros de Panticosa.