El Balneario de Rudas es uno de los baños turcos más auténticos de Budapest, una ciudad que tiene una relación tan especial con el líquido mágico de la vida que parte de su nombre, Buda, viene de la palabra eslava que significa “agua”. De hecho, la capital húngara es conocida como la “ciudad de los balnearios”.
Este conjunto de baños termales fue construido en el siglo XVI, durante la ocupación del Imperio Otomano, en una zona pegada al río Danubio, y donde se podía aprovechar el poder de unas aguas medicinales provenientes de tres fuentes naturales distintas.
- Historia del Balneario de Rudas
- La piscina octogonal y el resto de espacios del Balneario
- Información de interés para la visita
- Dónde alojarse en Budapest
En las seis piscinas que forman el popular baño, el visitante puede pasar de una cuba a 11º centígrados a otra a 42º centígrado, en la zona más caliente, en apenas un paseo por la historia.
No es el único baño de la capital húngara, pero sí uno de los que mejor se conservan y de los más populares tanto para los habitantes de Budapest como para los turistas.
Arquitectura y salud se unen en uno de los complejos termales más impresionantes de Europa tanto por las bondades de sus aguas, -se les reconoce capacidades curativas sobre todo para enfermedades reumáticas, postraumáticas y de gota, como por el estilo otomano que ha mantenido casi intacto a lo largo de los siglos, sobre todo, con su popular piscina octogonal, típica de los baños turcos más antiguos.
Situado en la zona de Buda, cerca del complejo de la Ciudadela, se trata de un complejo que ha mantenido el ritual tradicional de los baños turcos tal y como lo transmitieron los otomanos.
De hecho, hasta el año 2006, el Rudas seguía siendo un lugar vetado al baño de las mujeres, tal y como ocurría con este tipo de recintos en el siglo XVI en el imperio.
Y es que los baños turcos eran tradicionalmente lugares habilitados sólo para los hombres que acudían allí como un evento social más en su agenda, para reuniones de negocios, encuentros políticos o simplemente disfrutar del relax del baño y el masaje. Y, en Budapest, así se mantuvo durante más de 400 años hasta que en este siglo ya se remodeló el balneario y las húngaras empezaron a reclamar su derecho a este lujo placentero.
Ahora hay horarios para hombres y horarios para mujeres y los fines de semana ya se permite la entrada a los dos juntos. Además, últimamente hasta se ha puesto de moda los llamados baños nocturnos y el jacuzzi que hay en la azotea que supone uno de los placeres secretos
Pero los otomanos no fueron los primeros que descubrieron el poder medicinal de las aguas subterráneas de la capital húngara. Ya en época romana se construyeron termas en la zona que llamaron Aquimcum, es decir, lugar de pozos. Eso sí, la verdadera cultura de los baños como la entendemos en la época moderna llegó con la dominación turca en los siglos XVI-XVII.
La historia del Balneario de Rudas
El Balneario de Rudas se remonta 450 años atrás, cuando Hungría pertenecía al Imperio Otomano. El complejo fue inaugurado en el siglo XVI y se construyó siguiendo el estilo de los baños turcos más típicos de Estambul.
Aunque el edificio ha sufrido varias remodelaciones a lo largo de su histórica vida, las instalaciones originales son las que se siguen utilizando hoy en día.
Dentro de las remodelaciones que ha ido sufriendo este baño turco destaca la que ya se realizó en el siglo XVI, concretamente en 1566, para ampliarlo por orden del pacha Mustafa Sokoli, lo que demuestra lo popular que era ya esta instalación en esos años.
También hay que destacar las obras del año 1896, cuando se incluyeron piscinas terapéuticas y la sauna y la de 2006, cuando se instalaron medidas de seguridad ya propias del siglo XXI pero guardando la esencia del tradicional baño turco.
Tres son los manantiales que confluyen en este histórico balneario: Juventus, Attila y Hungaria, además de otras 15 fuentes más pequeñas que se localizan por los alrededores del Rudas.
La piscina octogonal y el resto de espacios del Balneario
La piscina octogonal otomana es el culmen del paso por el Balneario de Rudas y uno de los elementos más característicos de este complejo. Está coronada por una cúpula de estilo turco de 10 metros de diámetro, repleta de incrustaciones de teselas de vidrio en colores exóticos y sostenida sobre ocho columnas de la época de su construcción, el siglo XVI.
Pero no es la única estancia que llama la atención. Alrededor de esta gran piscina hay seis vasos más: cuatro en los laterales, cuya agua está a distinta temperatura que va de los 28ºC a los 42ºC para favorecer el efecto termal, y otra más fría, donde el contraste es absoluto y que puede llegar a estar a 11ºC.
En la remodelación de 2006, se abrió un espacio en la planta superior de spa y wellness. En la azotea se incluye un jacuzzi que se ha convertido en una de las mayores atracciones del Balneario de Rudas, sobre todo por las vistas que ofrece de la parte de Pest.
Información de interés para la visita
Lo primero que hay que saber son los días reservados para hombres (lunes, miércoles, jueves y viernes) y los reservados para mujeres (los martes). Sólo los fines de semana se puede entrar al balneario en pareja, por lo que estos días suele haber mucha más gente que entre diario.
Además, es obligatorio utilizar chanclas, gorro y toallas que no están incluidos en la entrada. Eso sí, todos estos elementos básicos para el baño se pueden comprar antes de llegar a las piscinas termales. Así que si te olvidas de algo, no pasa nada.
Las aguas del Balneario de Rudas son ricas en sulfato, magnesio, sodio, calcio y una cantidad importante de iones de flúor. Muchos expertos las recomiendan para tratar problemas articulares, falta de calcio, malestar en la columna vertebral, neuralgias o la enfermedad de la gota.
Además, el complejo también tiene una sala en la que se bombea agua curativa de una de las fuentes que alimentan este histórico lugar y que tradicionalmente se ha recomendado beber a personas con enfermedades del riñón, vías respiratorias o del tracto gastrointestinal, entre otras.
Dónde alojarse en tu visita a Budapest
Budapest es una ciudad con una gran oferta hotelera pero asegurarse un lugar en el centro histórico y bien equipado es la mejor opción para disfrutar de la visita. El Barceló Budapest es, de hecho, una elección perfecta para quienes quieren combinar los planes culturales con visitas de placer, como la del Balneario de Rudas, o el ocio nocturno. Está rodeado de museos, galerías de arte, cafés, restaurantes y se ubica muy cerca de alguna de las zonas comerciales más importantes, como la avenida Andrássy.