El Museo Nacional Húngaro es una de las joyas de Budapest que recoge no sólo el arte de sus 15.000 piezas expuestas, sino también el peso de la historia que convirtió sus escalinatas en un lugar clave durante la revolución de 1848. De hecho, fue aquí donde el gran poeta Sándor Petoi pronunció su Canto Nacional, que acabó con el levantamiento contra los Habsburgo
Historia
Este museo debe su fundación a la donación que realizó en 1802 el conde Ferenc Széchényi de más de 15.000 piezas de artes, principalmente monedas, libros y documentos, que supusieron el principio del Museo Nacional Húgaro y también la Biblioteca Nacional. En 1847, todas estas piezas se trasladaron al palacio que ocupa en la actualidad, un edificio neoclásico en su portada, al que hicieron decorar en su interior contratando a los mejores artistas del país de esa época.
La fachada diseñada por Mihály Pollack cuenta con un frontón tallado y unas enormes columnas que imitan a un templo romano. Dentro del palacio también se pueden apreciar numerosas columnas de mármol que se completan con pinturas que recubren paredes y techos.
Entre los objetos que ha reunido este museo se encuentran piezas arqueológicas desde la prehistoria hasta la edad contemporánea tanto del territorio húngaro como de la Cuenca de los Cárpatos y partes de diferentes tesoros de distintas ciudades del país.
Uno de los objetos más importantes que exhiben es el manto de coronación de los reyes de Hungría.
Este edificio fue clave durante el estallido de la Revolución de 1848 contra los Habsburgo ya que desde su escalera el poeta Sándor Petoi leyó en voz alta ante la multitud su Canto Nacional.
Exposiciones
La colección permanente del Museo Nacional Húngaro cuenta con construcciones medievales, renacentistas, obras góticas, pinturas, monedas, grabados, documentos… Una amplia variedad de piezas que narran la historia del pueblo húngaro a lo largo de siglos. Como decíamos antes, una de las piezas más importantes es el manto de coronación de los reyes húngaros, pero también los tesoros de Seuso y un Lapidarium romano.
Entre sus cinco colecciones podemos encontrar la de pinturas de los siglos XIX y XX, que recoge hasta 10.000 cuadros de distintos artistas húngaros desde 1800 a 1945 y donde destaca la temática de los paisajes y los retratos.
La segunda colección son esculturas y medallas, con más de 9.000 piezas en total entre bustos románticos y condecoraciones del siglo XX, en su mayoría.
La tercera parte de la visita son grabados e ilustraciones de muy variada tipología como litografías, en madera y metal, acuarelas, témperas, pasteles, aguafuertes, dibujos, bocetos y carteles. La cuarta colección está dedicada al arte contemporáneo, sobre todo con obras de pintores húngaros a partir de la II Guerra Mundial.
La quinta exposición es de arte internacional después de 1800, dividida entre obras del Romanticismo y Simbolismo y otras contemporáneas de las nuevas tendencias.
El Museo Nacional Húngaro también cuenta con una interesante biblioteca y exposiciones temporales que van variando según la programación del año.
Información de la visita
El Museo Nacional Húngaro está abierto de martes a domingo, todos los meses del año. El horario de apertura es de diez de la mañana a seis de la tarde, en el que se puede disfrutar tanto de sus exposiciones permanentes como de las temporales que se van organizando por eventos especiales. También de su increíble biblioteca.