Desde hace pocos años, el ‘skyline’ de Milán ha sufrido una ligera alteración. En 2014 se inauguró el Bosco Verticale, dos edificios aledaños (uno de 110 metros y otro de 76 metros) cubiertos de vegetación y que no han dejado de recibir los premios más destacados del mundo de la arquitectura.

Diseñado por el prestigioso Boeri Studio, formado por los arquitectos Stefano Boeri, Gianandrea Barreca y Giovanni La Varra, los dos edificios tapizados con más de 800 árboles son una suerte de jardín vertical en pleno corazón de Milán. Su objetivo es hacer realidad la utopía contemporánea del desarrollo sostenible en un mundo exhausto por la emergencia climática.

El Bosco Verticale se encuentra en el barrio Isola, a 2,5 kilómetros al norte de la plaza del Duomo, en pleno Centro Direzionale di Milano, el área financiera de Milán.

Además de su enorme belleza y singularidad, el Bosco Verticale es un grito que marca el trayecto hacia el que se debe encaminar las sociedades industrializadas en su recorrido para abandonar el paradigma del desaforado crecimiento a base de hormigón, ladrillo e impacto ambiental en favor de otro modelo respetuoso con el planeta. Recorremos la génesis, el desafío de llevar a cabo el proyecto y la influencia posterior que ha supuesto el Bosco Verticale en el mundo occidental.

Bosco Verticale: más de 800 árboles en jardines verticales en Milán

La experiencia piloto que supone el Bosco Verticale dentro de una nueva generación de edificios sostenibles tiene múltiples peculiaridades. Como hitos en su edificación destacamos los siguientes aspectos: como ya hemos destacado, las dos torres cuentan en total con 800 árboles de muy variadas especies, con tamaños que van desde los 3 metros, hasta los 6 e incluso los 9 metros.

Además de los árboles, los edificios cuentan en su superficie exterior con nada menos que 4.500 arbustos y 15.000 plantas florales. Todas estas especies vegetales están distribuidas en función de la orientación de las fachadas, con el fin de integrar las plantas óptimas en cada una de ellas de cara a su supervivencia y, por qué no, teniendo también en cuenta la armonía estética de los edificios. Según el estudio Boeri, si se desplegase el jardín vertical en una superficie horizontal el área verde que cubriría superaría los 20.000 m2 de bosque.

Tanto la selección de las plantas como el proceso de crecimiento de árboles y arbustos se realizaron de forma lenta y segura, trabajando el estudio estrechamente con botánicos y expertos en jardinería. El sistema de irrigación para abastecer de agua semejante jardín es altamente complejo e innovador. Se llegó a esperar más de dos años para que el crecimiento de la cubierta vegetal fuera el óptimo hasta que los edificios se dieron oficialmente por inaugurados en octubre de 2014.

Un jardín vertical en Milán que apuesta por la biodiversidad

Entre los retos que han perseguido los arquitectos se encuentra el hecho de que los edificios contribuyan a la eclosión de biodiversidad del área urbana en el que se ubica, al ser estos jardines lugares idóneos para su colonización por multitud de aves e insectos y nuevas especies vegetales. En la mente de los arquitectos siempre ha estado la posibilidad de que este bosque fuera la “semilla” o, si se quiere, la experiencia piloto para un nuevo modelo de reforestación habitacional de edificios susceptibles de convertirse en corredores verdes para el tránsito de especies animales y vegetales.

El Bosco Verticale en el entorno de Porta Garibaldi
El Bosco Verticale en el entorno de Porta Garibaldi

Un microclima que mitiga los gases de efecto invernadero

Otro de los grandes retos en materia de sostenibilidad y de lucha contra el cambio climático del Bosco Verticale se encuentra en el hecho de que el edificio en sí mismo mitiga los gases de efecto invernadero. El microclima que genera el jardín, filtrando las partículas de polvo que se encuentran en el entorno urbano, la generación natural de humedad gracias al tapiz vegetal, así como la absorción del propio CO2 (principal causante del calentamiento global) sustituyéndose de manera natural por el oxígeno producido por las plantas son los elementos principales que convierten estos edificios en un auténtico paradigma urbanístico de solución ambiental. Además, el tapiz verde filtra y protege el interior de las viviendas de los dañinos rayos ultravioletas del sol y de la contaminación acústica.

En contra del modelo expansivo

La propia estructura de altos edificios verdes verticales se contrapone al modelo urbanístico expansivo con un área metropolitana infinita que va ganando terreno perpetuamente al entorno natural.

Fachadas vivas y cambiantes en un bosque vertical en Milán

Estéticamente, el hecho de contar con edificios con fachadas “vivas” que van cambiando en función de las estaciones del año convierte el skyline de Milán en un paisaje cambiante.

Viviendas sólo accesibles a unos pocos

Estructuralmente, los edificios del Bosco Verticale son algo más convencionales. Los bloques están construidos en hormigón y las fachadas, ocultas por la vegetación, están revestidas de porcelana gris oscura. La secuencia de grandes balcones, con más de tres metros de ancho aporta dinamismo a la edificación. Las viviendas, bastante amplias, no van dirigidas precisamente a las clases populares. Por su ubicación, en el centro financiero de Milán, por el innovador diseño exterior y la amplitud de las casas, están dirigidos a las clases pudientes de la ciudad.

Por otro lado, los dueños de las viviendas no se encargan, en último término, de cuidar de las plantas del jardín, sino que dicha labor corre a cargo de los jardineros municipales del Ayuntamiento de Milán.

Premios y reconocimientos del Bosco Verticale

Tan solo un mes después de su inauguración, el Bosco Verticale se hizo con el prestigioso premio International Highrise Award. Se trata de una competición internacional de frecuencia bienal que galardona al rascacielos más bello e innovador del mundo. El complejo de edificios fue considerado por el jurado que otorgó el premio como “un ejemplo excelente de revitalización de un centro urbano”.

Un año después, en noviembre de 2015, el Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano del Instituto de Tecnología de Illinois de Chicago otorgó al Bosco Verticale el galardón a la ‘Mejor Arquitectura del Mundo de 2015’ por su singularidad experimental.

Ese mismo año, Naciones Unidas puso el complejo arquitectónico de Milán como ejemplo de un modelo de desarrollo urbano sostenible y exportable. De hecho, este modelo fue replicado en la ciudad china de Shijiazhuang para construir un barrio basado en sus innovadoras soluciones de ósmosis con el medio ambiente.