Hay tanto que ver en Pavia (o Pavía, en castellano) que una excursión de un solo día parece insuficiente para llegar a comprender la dimensión histórica, artística y natural de esta pequeña ciudad. Pero se puede intentar, desde luego.

La relación de Pavia con el río Tesino (o Ticino) explica buena parte de su pasado esplendor. Y es uno de los motivos de que haya tanto que ver en Pavia. También influye el esfuerzo que han hecho los gobernantes paveses y la población local, a lo largo de los siglos, para preservar su patrimonio, superando numerosas vicisitudes, fundamentalmente guerras y saqueos.

A través del Tesino, afluente del Po, llegó (y sigue llegando) a la ciudad buena parte de su prosperidad, regando los campos de la provincia de la que Pavia es capital. Y, además, la unión entre urbe y río regala algunas de las fotos más escenográficas, la de las casas de colores del barrio situado en la ribera Sur: Borgo Tecino.

Es solo uno de los muchos reclamos de Pavia, varios de los cuales detallamos a continuación.

Qué ver en la ciudad italiana de Pavia

La ciudad de Pavia, como otras muchas de Italia, hunde sus orígenes en la época romana. En aquella época tenía el nombre de Ticinum, igual que el río que la baña. Tras ser conquistada por los lombardos, se convirtió en la capital de su reino y en una ciudad realmente próspera. Tal riqueza explica el hecho de haber sido saqueada tantas veces y por los más diversos ejércitos.

El periodo de máximo esplendor de Pavia fue durante la Edad Media. Y es de esa época de cuando data su llamativo urbanismo, con intrincadas calles empedradas flanqueadas por casas y palacios de gruesos muros de piedra. Residencias coronadas por altas torres que miran al río y que son uno de las construcciones más escenográficas que se pueden ver en Pavia.

El esplendor de la ciudad decayó en parte con la anexión, a mediados del siglo XIV, al Ducado de Milán, al que perteneció durante varios siglos. En concreto, hasta el siglo XVIII, cuando pasó a manos de diversos gobiernos extranjeros (españoles, franceses y austríacos), tal y como ocurrió con otras zonas del país.

La Catedral de Pavia

Con permiso del monasterio de La Certosa, del que hablamos más adelante, el monumento que hay que ver en Pavia, sí o sí, es su catedral. Un edificio renacentista (se empezó a levantar a finales del siglo XV) que llama la atención por los materiales de construcción: fundamentalmente ladrillo rojo. En este templo dejaron su huella diversos artistas, entre ellos el propio Leonardo da Vinci, que participó en su cimentación.

Tuvieron que pasar cuatro siglos más hasta que el templo fuese terminado, con su llamativa planta de cruz griega y sus tres naves, que están flanqueadas por capillas en forma de semicírculo. También con su gran cúpula de forma octogonal, que está considerada como la cuarta más grande de Italia, gracias a sus 97 metros de altura y a un diámetro de arcada de 34 metros.

Una de las curiosidades de este templo es que su cripta alberga los restos de San Siro, el mismo con el que los seguidores del AC Milan conocen al estadio Giuseppe Meazza de Milán. Este santo fue el primer obispo de la ciudad de Pavía.

También se custodia aquí un artístico y valioso relicario de plata y vidrio que supuestamente alberga una de las espinas de la Corona de Jesucristo. Esta pieza de orfebrería se realizó en el siglo XVIII.

Catedral de Pavia
Catedral de Pavia

Monasterio de la Certosa

Como ya hemos apuntado, el principal reclamo monumental de Pavía es el monasterio de La Certosa, es decir La Cartuja. Y eso que no está en el centro histórico de la localidad, sino a las afueras, a unos 8 kilómetros.

Este importante monumento de estilo renacentista se fundó en el año 1396 y está considerado como una de las joyas de ese estilo en el norte de Italia. Una construcción que encargó Gian Galleazzo Visconti, duque de Milán y señor de Pavía, para convertirlo en el mausoleo de su familia.

De los trabajos se encargaron los mismos monjes cartujos que habitaban en el monasterio preexistente. Y el resultado es un prodigio de las Bellas Artes aplicadas a la piedra, a los vitrales de los ventanales, a la pintura mural de las bóvedas y a las imágenes escultóricas que tanto arte aportan tanto a las fachadas como a los retablos y hornacinas del templo, entre otros muchos motivos. También a los mosaicos en lapislázuli que decoran diversas zonas de este complejo monástico que, por cierto, preserva casi intactos sus dos imponentes claustros.

Monasterio de Certosa
Monasterio de Certosa

Basílica de San Pedro en Ciel d’Oro

Es una iglesia románica del siglo XII, aunque su fundación se remonta al siglo VII. El nombre hace referencia al pan de oro que hay tras las teselas de vidrio que decoran el techo del ábside.

Iglesia de Santa María del Carmen

La construcción de este templo se inició en el año 1374 y supone uno de los mejores ejemplos del Gótico lombardo. Su impresionante fachada domina la plaza del mismo nombre y el interior está “habitado” por un auténtico bosque de columnas y pilares de mármol.

Iglesia de Santa María del Carmen
Iglesia de Santa María del Carmen

Castillo de los Visconti

Fue la residencia de los señores de Pavia desde que lo mandó construir Gian Galeazzo Visconti, primer duque de Milán. Todo el castillo es un alarde decorativo, sobre todo el patio. También destaca la sala Azul, llamada así por el uso de lapislázuli y otros materiales preciosos, como el oro.

Puente Cubierto

El actual, que comunica el casco histórico de Pavia y el llamado Borgo Ticino (Barrio Tesino), es la reconstrucción realizada en los años 50 del siglo XX sobre los restos del antiguo puente medieval. Éste fue destruido durante la II Guerra Mundial y, según una conocida leyenda, lo construyó el propio diablo en una sola noche.

Puente Cubierto de Pavia
Puente Cubierto de Pavia

Borgo Ticino

Es el antiguo barrio de pescadores y se caracteriza por sus casitas pintadas de vivos colores.

Ticino Pavia
Borgo Ticino