Cuando uno observa de cerca el Arco de Constantino lo que está contemplando es un auténtico panegírico sobre la Roma Antigua. No es una forma de hablar: la realidad es que este arco monumental, erigido en el año 315 de nuestra era, está compuesto de diferentes elementos “reciclados” de otras construcciones históricas. Entre ellos, varias estatuas “rescatadas” del Foro de Trajano.
En su magnífico estado de conservación ha influido el hecho de que sea el arco monumental más moderno de los que han llegado hasta nuestros días.
El Arco de Constantino se levantó por suscripción conjunta del pueblo y el Senado para conmemorar el triunfo del emperador César Flavio Constantino en la llamada Batalla del Puente Milvio, en el año 312.
Pero, el motivo por el que es tan conocido el Arco de Constantino es por su situación: junto al vecino Coliseo. No solo eso: también se encuentra en plena Via Triumphalis. Es decir, el camino que seguían los ejércitos y emperadores romanos, tras sus campañas victoriosas, y donde eran aclamados por el pueblo.
Este lugar, dotado de una gran escenografía, hace que el Arco de Constantino, junto al resto de monumentos, sea uno de los elementos más fotografiados de Roma.
Arco de Constantino de Roma
Del Arco de Constantino llaman mucho la atención los enormes bloques de mármol de su estructura. También sus dimensiones: es más largo que alto, con 21 metros de altura, 25,7 de longitud y 7,4 metros de profundidad. En realidad, son tres arcos los que lo conforman. El principal, situado en el centro, tiene 11,5 metros de altura.
Buena parte del arco está decorado con estatuas y relieves. Entre ellos, destacan aquellos que representan a Marco Aurelio (el emperador filósofo) repartiendo pan a los pobres.
Por su parte, las estatuas situadas en la parte superior son un homenaje pétreo al emperador Trajano, representado en actitud triunfante tras su victoria sobre los dacios.
La parte superior central del Arco de Constantino, en concreto la cara que mira hacia el Coliseo, la ocupa una gran inscripción que dice lo siguiente: “Al emperador César Flavio Constantino, el más grande, pío y bendito Augusto. Porque él, inspirado por la divinidad y por la grandeza de su mente, ha liberado al estado del tirano y de todos sus seguidores al mismo tiempo, con su ejército y solo por la fuerza de las armas. El Senado y el Pueblo de Roma le han dedicado este arco, decorado con triunfos”.
Para su construcción se “reciclaron” piezas de otros edificios de la Roma Antigua. Algo lógico si se tiene en cuenta la época tardía en que se levantó, justo cuando el Imperio Romano estaba en plena decadencia y ya se adivinaba su final, al menos el de Occidente.
El contexto histórico
¿Quién fue el personaje al que se dedicó el Arco de Constantino? A este militar, que vivió entre el siglo III y IV de nuestra era, se le considera el último gran emperador romano. Un dirigente que comprendió la importancia que había adquirido el Cristianismo en el seno del propio Imperio y que decidió incorporarlo, de pleno derecho, a la sociedad romana.
Es decir, Constantino fue el primer emperador romano bautizado. A él se debe el fin de la persecución que habían sufrido los seguidores de esa religión hasta el momento.
A él también se le atribuye la fundación de la ciudad de Constantinopla, actual Estambul, capital de lo que fue conocido como el Imperio Romano de Oriente.
Constantino acabó gobernando sobre todo el Imperio: primero tomando Roma, capital del Imperio Romano de Occidente, tras la ya mencionada batalla del Puente Milvio. Después, la zona oriental, tras la batalla de Adrianópolis, en el año 323.
Así pues, el Arco de Constantino se erigió para conmemorar la efemérides de su ascenso al máximo poder imperial. Un poder que, pese a lo que dice la inscripción situada en el frontal del arco, lejos de liberar al pueblo de la tiranía, acabó caracterizándose por un férreo absolutismo. Pero, claro, ya se sabe que la Historia la escriben los que vencen…
Curiosidades sobre el Arco de Constantino
Sin duda, el Arco de Constantino es uno de los mejor conservados de cuantos arcos triunfales clásicos han llegado hasta nuestros días. Resulta curioso que, frente a lo que ocurrió con otros monumentos de la Roma Antigua, los mármoles que lo conforman no fueran reutilizados para otras construcciones. Tal y como ocurrió, por ejemplo, con buena parte del recubrimiento y graderío del vecino Coliseo.
La explicación está en que durante la Edad Media fue trasladado, piedra a piedra, a la fortaleza de una familia aristocrática de la ciudad. En los dominios de esta dinastía permaneció hasta que, tras una minuciosa restauración, se devolvió a su lugar de origen, en el año 1804.
Como también hemos comentado, el Arco de Constantino resulta muy interesante desde el punto de vista artístico, pues en su misión de “reciclaje” de elementos arquitectónicos y escultóricos, supone un compendio de los diferentes periodos estilísticos de la Roma Antigua.
Así, las columnas corresponden a la época flavia, aunque están rematadas con esculturas de la etapa trajana. Por su parte, los medallones se labraron en tiempos del emperador Adriano, mientras que los bajorrelieves, como ya hemos mencionado, son de la época del emperador filósofo Marco Aurelio.
Los expertos, además, consideran que en él se apuntan algunos elementos que conformarían el posterior estilo medieval.
Pero, aunque no se tenga un conocimiento tan profundo de la Historia del Arte como para reconocer cada uno de sus elementos, lo cierto es que a simple vista es muy evidente que el Arco de Constantino es un gran rompecabezas de mármol blanco. Muy llamativo, por cierto.