Roma, considerada un gran museo al aire libre, cautiva a cada paso. Andar por sus calles, aspirar los aromas a pasta, pan y café recién hecho es una de las experiencias exclusivas que te ofrece la capital italiana. Además de pasear, también es recomendable realizar algunas visitas a lugares tan emblemáticos como el Coliseo, el Foro o el castillo de Sant’Angelo. Esta última fortaleza destaca del resto porque ha sido la única que ha estado en activo más de dos mil años. Las demás no han resistido el deterioro y el paso del tiempo las ha convertido en ruinas.
El castillo de Sant’Angelo, construido en el año 123 d.C., ha sido remodelado en diversas ocasiones. El objetivo de su edificación era convertirse en el mausoleo del emperador Adriano y de toda su familia. Sin embargo, el emperador no llegó a conocer su encargo terminado, y no fue hasta años después de su muerte cuando sus restos se trasladaron al mismo.
Alrededor del año 403, su uso cambió de mausoleo a fortaleza con el fin de defender la ciudad de Roma. Incluso ejerció en varios periodos como cárcel. Los propietarios han ido cambiando con el tiempo, por allí han pasado desde miembros de la nobleza romana hasta la propia Iglesia. Finalmente, se ha convertido en un práctico museo donde los visitantes pueden conocer la historia romana.
Descubre el famoso castillo de Sant’Angelo
El castillo de Sant’Angelo tiene cinco plantas. La primera a la que se accede alberga la cámara de las cenizas y la zona en la que se encontraban las celdas de los prisioneros. Puedes continuar visitando el resto de las estancias del castillo para conocer, entre otras curiosidades, cuáles eran las habitaciones donde se alojaba el Papa. Aún se puede apreciar en ellas una increíble y espectacular decoración renacentista. O la sala donde los caballeros nobles guardaban las armas en su periodo como fortaleza. También, los ricos vestigios de la época de Adriano.
Por si no lo sabías, el castillo de Sant’Angelo se encuentra a los pies del río Tíber y muy cerca de la Ciudad del Vaticano. Uno de los atractivos de la zona es el puente de Sant’Angelo, mandado a construir por el emperador Adriano, y que da acceso a la fortaleza.
No dejes de subir a la terraza del castillo de Sant’Angelo, ya que desde allí se pueden admirar unas espectaculares panorámicas de la ciudad. También ofrece hermosas vistas del río Tíber y de San Pedro del Vaticano, especialmente durante la puesta de sol.
El puente de Sant’Angelo
El puente de Sant’Angelo, ordenado construir también por el emperador Adriano, es un puente peatonal que se encuentra frente al castillo y que está situado sobre el río Tíber. Además de ofrecer acceso al castillo de Sant’Angelo, es la principal vía de entrada a la Ciudad del Vaticano.
Cuenta la leyenda que Roma sufrió una fuerte epidemia y que el arcángel San Miguel se apareció en el castillo para acabar con esta desgracia. La denominación del puente ha sido modificada en diversas ocasiones hasta que, finalmente, se eligió el nombre de puente de Sant’Angelo, en honor al santo. El puente está decorado con diez ángeles encargados por el Papa Clemente XVII a Gian Lorenzo Bernini.
Lugares donde comer cerca del castillo de Sant’Angelo
La gastronomía italiana es de las más apreciadas y valoradas del mundo. Y casi en cada calle se pueden encontrar cafés y restaurantes donde disfrutar de un buen plato de pasta. Algunos restaurantes cerca del castillo que merece la pena probar son:
- El restaurante La Fraschetta di Castel Sant’Angelo, con una carta repleta de productos típicos italianos y platos elaborados con mimo y dedicación. Un amplio menú que hará las delicias de los paladares más exigentes.
- En la Caffetteria Ristorante Le Terrazze se pueden admirar las vistas mientras se degusta un rico café. Si prefieres tomar un refresco o un tentempié, dispone de servicio de restaurante.
Visitar el castillo de Sant’Angelo es, sin duda, toda una experiencia, no sólo por la fortaleza en sí misma sino porque está situado en un enclave privilegiado, cerca del Vaticano y a la orilla del río Tíber. Rodeado de multitud de restaurantes y tiendas típicas de Roma, se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la zona. Pasear por sus calles y contemplar el río desde el puente de Sant’Angelo es un privilegio.