Enterrada por los sucesores de Nerón con el fin de borrar un periodo infame de la historia de la Roma Antigua, la Domus Aurea, el desproporcionado palacio que el megalómano emperador se hizo construir tras el incendio que asoló la Urbe en el 64 d.C., reapareció parcialmente siglos después.

La inmensidad de sus estancias, el lujo de sus decorativos frescos y la sensibilidad artística, en definitiva, de todo el conjunto dejó boquiabiertos a los artistas del Renacimiento tras su descubrimiento. Nunca un edificio ha hecho tanta justicia a su nombre como el de la Domus Aurea (Palacio Dorado), porque literalmente los frescos y estucos de sus enormes estancias estaban cubiertos de pan de oro.

La Domus Aurea se puede visitar. Aunque, eso sí, con bastantes restricciones, puesto que se encuentra en proceso de restauración y se limita su acceso. Merece la pena reservar una entrada y rememorar una época que, a pesar de todo, ha sobrevivido al olvido.

  1. La Domus Aurea de Roma o la excentricidad de Nerón
  2. Qué se puede ver hoy en una visita a la Domus Aurea
  3. Quién fue Nerón, el artífice de la Domus Aurea
  4. Acceso limitado: cómo conseguir las entradas de la Domus Aurea

La Domus Aurea de Roma o la excentricidad de Nerón

Todo en el suntuoso palacio que Nerón hizo levantar tras el incendio de Roma en el año 64 a.C. era desproporcionado, empezando por sus dimensiones: al parecer la enorme residencia ocupaba un tercio de la antigua ciudad, o lo que es lo mismo, en torno a 25 veces el tamaño del Coliseo. Se trataba de un conjunto de edificios con cientos de estancias en el que dominaba un enorme coloso de más de 30 metros de alto, que representaba al emperador, en el vestíbulo. Contaba además con un lago artificial con jardines, bosques con infinidad de exóticos animales y terrazas bordeadas de majestuosos pórticos. En los jardines junto al lago, según Tácito, se celebraban grandes orgías en un burdel en el que obligaban a las aristócratas a prostituirse.

 

 

Tras la muerte de Nerón sus sucesores trataron de borrar su infame legado. Comenzó con su sucesor Vespasiano, quien mandó desecar el lago del palacio para construir en su lugar el Coliseo. Tito y Trajano allanaron el terreno para construir sobre él las termas, cuyas ruinas pueden verse hoy sobre las estancias subterráneas que se pueden visitar. Adriano, por su parte, levantó el templo de Venus en el lugar donde se situaba el vestíbulo. Como si de un ejercicio de justicia poética se tratara, otro incendio, en este caso en el año 104 terminó de borrar prácticamente toda huella de la Domus Aurea.

Qué se puede ver hoy en una visita a la Domus Aurea

Domus Aurea
Interior palacio Domus Aurea

Dado completamente por perdido durante siglos este monumento a la vanidad, no fue hasta finales del siglo XV cuando se descubrieron una serie de frescos delicados en el lugar donde se cree que se situaban las estancias subterráneas del palacio. Hoy día sólo se puede visitar una mínima parte de lo que fue la Domus Aurea original, bajo las ruinas de las termas de Trajano. A pesar de ello se pueden apreciar espacios grandiosos y altos salones abovedados con paredes de ladrillo, que cuentan con algunos restos de frescos con pinturas que maravillaron en su día a artistas como Miguel Ángel o Rafael.

Para la decoración de las estancias se utilizó el llamado estilo pompeyano, que se caracteriza por colores rojo, verde, azul y blanco, y motivos floridos. Las salas, sobre todo las que se encuentran al principio de la visita disponen de nichos en los que en su día se encontraban situadas maravillosas esculturas griegas. De hecho, en uno de estos nichos se descubrió en el siglo XVI el famoso ‘Laocoonte’ que puede verse hoy en los Museos Vaticanos.

A medio camino de recorrido, hay una experiencia inmersiva en una amplia sala en la que a través de tecnología 3D de realidad virtual se reconstruye de manera increíble la casa del emperador con todos sus lujos y tonos dorados. La sala octogonal con su gran cúpula abierta, uno de los primeros ejemplos de cúpula sostenida sobre arcos, pone punto final a la interesante visita.

El estilo “grotesco” que nació de la Domus Aurea

Tras su descubrimiento, muchos de los artistas renacentistas que bajaron al subsuelo para ver las pinturas de la Domus Aurea impulsaron un nuevo estilo que se vino en llamar “grotesco”. El término deriva de “grotta”, gruta en castellano, pues en su momento había que descender por una cavidad para acceder a las estancias y disfrutar de sus tesoros artísticos.

Visita en realidad virtual de la Domus Aurea

Si quieres soñar y “ver” cómo era la Domus Aurea en tiempos de Nerón, te recomendamos que contrates una visita guiada con realidad virtual. Así podrás viajar en el tiempo y admirar, gracias a la realidad virtual, esta imponente residencia en todo su esplendor. Gracias al uso de las gafas “Oculus Rift”, podrás ver cómo se transforma el espacio húmedo y oscuro en el que te encuentras en una lujosa residencia con paredes decoradas en oro, con mármol por todas partes e impactantes bóvedas decoradas con piedras preciosas. Se trata de una ruta de 12 etapas que incluye también una proyección sobre la historia de la Domus Aurea y una instalación en realidad virtual en la Sala della Volta Dorata. Quedarás impactado con el contraste entre lo que fue esta magnífica residencia y lo que es  hoy. Atención: no es recomendable el uso prolongado de estas gafas en menores de 13 años ni en las personas que padecen epilepsia o graves enfermedades oculares.

Quién fue Nerón, el artífice de la Domus Aurea

En el imaginario colectivo ha quedado la figura de Nerón como aquel extravagante emperador orondo que tocaba la lira y desafinaba una canción mientras veía como ardía Roma. Hoy día hay muchas dudas de que la leyenda negra que le ha acompañado se ajuste a la realidad…

Agripina, una madre con una peligrosa afición culinaria

Nerón, bisnieto de Augusto, nació en el año 37 d.C. fruto del matrimonio entre Cneo, un político romano, y Agripina la Menor, sobrina del emperador tartamudo Claudio. Agripina consiguió casarse con su tío el emperador y una vez pudo ejercer el poder, con mano de hierro por cierto, maniobró para que Claudio nombrara a su hijastro Nerón sucesor al trono, en detrimento de Britanico, hijo legítimo del ya sexagenario soberano. Según la tradición histórica, Agripina asesinó a Claudio con su plato favorito: setas, eso sí, venenosas.

 Séneca manda y Nerón juega a ser bohemio

Nerón subió al poder en el 54 d.C., cuando aún no había cumplido los 17 años. Su madre colocó como preceptor al filósofo y político de origen cordobés Lucio Anneo Séneca, conocido por sus reflexiones estoicas que contrastaban con el lujo y la usura que practicaba. En cualquier caso, los primeros cinco años de reinado, bajo el control de Séneca, supusieron un periodo de paz y prosperidad para Roma. El joven emperador se mostraba más propenso a las artes, en especial a la poesía y la música, que a la jefatura del Imperio.

De la mano del ‘dandy’ Petronio, autor del ‘Satiricón’, el esteta Nerón se entregó a la vida bohemia, frecuentando los lupanares de peor categoría de Roma y las tabernas de más baja estofa, mientras su esposa Octavia llevaba la situación con dignidad.

Matricidio y régimen de terror

Pero el mayor mal para el Imperio se produjo en el momento en que el emperador se enamoró de la intrigante Popea, y ésta le instó primero a divorciarse de su esposa y después a confinarla, para luego asesinarla. Entre tanto, Nerón mandó ejecutar también a su propia madre, Agripina, que se había opuesto a que su hijo abandonara a Octavia. Agripina, que tampoco era de fiar y que, según el historiador Tácito, mantuvo (o pudo haber mantenido) una relación incestuosa con su hijo, pidió al sicario que le clavara la daga en el bajo vientre, de donde Nerón había nacido.

A partir de ese momento, Nerón compaginaba la labor de emperador con otras como auriga en el circo o tenor en el teatro. A los senadores les obligaba a competir también en ese tipo de pruebas lúdicas. Se endiosó, literalmente, haciéndose consagrar dios viviente, como también había hecho años antes Calígula. Así que sin remordimientos, puesto que eso era cosa de meros mortales, ejerció un régimen de terror manejado en buena medida por Popea.

El sospechoso incendio y persecución de los cristianos

Mientras tanto, Nerón se quejaba continuamente de lo mal planificada que estaba la ciudad de Roma. Pero lo que de verdad le rondaba por la cabeza era construir un palacio majestuoso de oro, y en la superpoblada Urbe no quedaba un solo metro cuadrado edificable para tal empresa. Aunque no hay pruebas de que Nerón mandara incendiar la ciudad, puesto que cuando aquello sucedió, en el año 64, se encontraba en Anzio y acudió inmediatamente, entregándose enérgicamente a las labores de socorro, todas las sospechas se posaron en él. El incendio fue devastador: arrasó dos terceras partes de Roma y perecieron una tercera parte de sus ciudadanos.

Sabedor de que todo el mundo le acusaba de estar detrás del incendio buscó una víctima propiciatoria y la encontró en una “extraña” secta religiosa cuyo nombre derivaba de un hebreo condenado a muerte por Poncio Pilatos en Palestina, en tiempos del emperador Tiberio. Se hacían llamar cristianos y a todos los que pudo los condenó a la muerte de las formas más viles: entregándolos a las fieras en el circo, crucificándolos o quemándolos vivos. Uno de aquellos mártires fue San Pedro, crucificado en el circo de Nerón, lugar sobre el que después se levantó la basílica y la plaza de San Pedro.

Construcción de la Domus Aurea

Como el viejo dicho italiano señala, “se non è vero è ben trovato”. Lo cierto es que la destrucción de la Urbe tras el incendio supuso para Nerón una oportunidad de oro para reconstruir la capital y erigir su tan ansiada Domus Aurea. Sin embargo, tras cuatro años de construcción de su suntuoso palacio, el emperador sólo pudo disfrutar de él un puñado de meses.

Condena a muerte y fin de la dinastía Julio-Claudia

Un levantamiento de los gobernadores de Hispania y Galia, apoyado por el Senado ante tanto desaguisado, consideró al emperador un rebelde y lo condenó a muerte “a la antigua usanza”, es decir, azotándolo. Horrorizado y sin fuerzas para quitarse él mismo la vida, Nerón pidió a su secretario que le clavara una daga. En su último estertor dicen que gritó “¡Ah, qué gran artista muere conmigo!”. Tenía 30 años. Sus restos fueron depositados en un mausoleo situado donde ahora está Santa María del Popolo, y durante muchos años su memorial estuvo cubierto de flores frescas. Con la muerte de Nerón se puso punto final a más de 80 años de la saga Julio-Claudia, la primera dinastía del Imperio Romano y una de las más crueles, fascinantes y determinantes de la Historia universal.

Acceso limitado: cómo conseguir las entradas de la Domus Aurea

El acceso a la Domus Aurea está muy restringido, ya que se aplican estrictamente las medidas de seguridad de la actual situación sanitaria. Sólo se puede visitar durante los fines de semana y todas las visitas son guiadas por arqueólogos o guías oficiales. Las entradas únicamente se pueden conseguir con reserva previa por Internet y, una vez formalizada ésta, sólo tienes que presentarte 10 minutos antes de la hora contratada, en la zona de taquillas. Allí te facilitarán un casco para visitar con seguridad esta magnífica e histórica mansión. Los grupos nunca superan las 46 personas y las visitas se realizan en diferentes idiomas. Es recomendable llevar calzado cómodo y algo de abrigo, ya que la temperatura es bastante inferior a la del exterior.