¿Quién puede resistirse a entrar en alguna de las heladerías de Roma? Puede que nadie. Es imposible. Hay tantas, son tan bonitas y venden helados tan increíbles, cremosos y deliciosos que sería imperdonable no visitar, al menos, una de esas heladerías romanas.

Además, es absurdo resistirse a disfrutar de uno de los mejores placeres asociados a esta ciudad de pecado y redención. Las heladerías de Roma son, sin duda, uno de sus principales atractivos desde el punto de vista gastronómico.

Algunas heladerías de Roma son tan antiguas que llevan abiertas desde finales del siglo XIX (como Giolitti o Giovanni Fassi). Otras tan creativas que cada año ofrecen a sus clientes sorprendentes sabores y formas de presentación. Por ejemplo, Fatamorgana, donde desarrolla toda su creatividad la repostera Maria Agnese.

Descubrimos algunas de las heladerías con más personalidad de Roma. Pero quien quieran saber más sobre este maravilloso arte repostero, nuestro consejo es que se deje llevar por el instinto y, desde luego, por las largas colas en la calle: las heladerías más frecuentadas (más allá del marketing o la publicidad) suelen ser también las mejores.

La mejor heladería de Roma

¿Cuál es la mejor heladería de Roma? Es una pregunta de difícil respuesta, porque cada comensal tiene sus propios gustos. Incluso cada heladería cambia de ambiente, aspecto, productos y personalidad en función de la época del año…

Desde luego, en cuanto a calidad es imposible determinar cuál es la mejor de la ciudad, pues los estándares son altísimos con tanta y tan variada competencia.

 

 

Pero, si hay que mojarse, entonces se puede decir que la Gelateria della Palma (Maddalena, 19-23) está siempre en lo más alto de las listas de las mejores heladerías de Roma.

Desde luego, es una de las más conocidas. Ayuda el hecho de encontrarse casi a mitad de camino entre la plaza o piazza Navona, la Fontana di Trevi y el panteón de Agripa, tres de los lugares más turísticos de la ciudad.

Y, desde luego, también ayuda el producto: helados elaborados solo a partir de ingredientes naturales procedentes de toda Italia y algunos también de otros países. Con ellos se elaboran más de 150 sabores, que se venden en un gran establecimiento decorado al modo clásico.

Aunque esta heladería, como tal, abrió hace “solo” unos 40 años, lo cierto es que es heredera de un negocio familiar de principios del siglo XX especializado en todo tipo de productos lácteos.

Heladería Venchi Roma

El título de mejor heladería de Roma puede también ostentarlo, sin ningún género de dudas, Venchi. Un establecimiento del centro de la ciudad (viale dell’Oceano Pacifico, 83), que tiene delegación en el aeropuerto de Fiumicino y que se ha extendido por muchos otros lugares de Italia, Francia, Reino Unido, Estados Unidos e, incluso, China.

El secreto de su éxito es, por un lado, la variedad de sabores y combinaciones de tipos de helado. Por otro, la calidad de sus productos, elaborados a diario con leche fresca e ingredientes autóctonos y sabores tan mediterráneos como el de las avellanas, las almendras y los pistachos de la propia Italia.

Desde luego, merece la pena probar los helados en sus cucuruchos de barquillo, ahora también recubiertos de chocolate y frutos secos. Algunas recomendaciones de sabores: el helado de cremino o cuor di cacao y el de nociolatto al latte.

Pero sería imperdonable irse de Venchi sin, al menos, probar algunas de sus creaciones de chocolate, la otra especialidad de la casa. Se elaboran a partir de cacao 100% ecológico de algunas de las mejores variedades cultivadas en Sudamérica. Existen más de 20 tipos de chocolates, en diversos formatos y combinaciones de sabores.

Heladería Giolitti Roma

Helados Roma

Giolitti (Uficci del Vicario, 40) también es considerada por muchos como la mejor heladería de Roma. Desde luego, méritos no le faltan. Para empezar, por ser una de las más antiguas de la ciudad: abrió sus puertas en 1900 muy cerca del Panteón.

Después, porque su ingente variedad de sabores se venden en uno de los locales más bonitos entre los destinados a este tipo de productos. Esta heladería está decorada con un gusto clásico, con la madera y el mármol como protagonistas. Y con largos expositores en los que “bucear” en el inabarcable mundo de los helados.

La mayoría de los clientes los piden “para llevar” y luego paladearlos por las calles y plazas de Roma. Pero merece mucho la pena sentarse en sus mesas y degustar in situ las copas, entre las que triunfa la Giolitti: un auténtico festival dulce a base de helado de chocolate, crema de leche y semifrío de sabayón, cubierto de nata y trocitos de avellana.

Giolitti es también una confitería en la que se elaboran y venden algunas de las mejores especialidades de la pastelería italiana. Por ejemplo, las casatinas sicilianas o la tarta Giolitti, que es un parfait de turrón cubierto de chocolate negro.

Otras heladerías famosas en Roma

Como ya hemos dicho, el catálogo de (buenas) heladerías en Roma es casi inabarcable. A continuación mostramos algunas de las más populares y originales, incluso más allá del centro histórico de la ciudad:

  • Palazzo del Fredo Giovanni Fassi (Príncipe Eugenio, 65): es la heladería en activo más veterana de Roma, pues abrió sus puertas en el año 1880. Siempre con el sello de la familia Fassi. Entre sus creaciones más brillantes está el sampietrino, semifrío de chocolate que, en su forma, emula los típicos adoquines que conforman el pavimento de las calles romanas.
  • La Romana (Venti Settembre, 60 y Magna Grecia, 47A): esta heladería es parte de una gran franquicia, generada a partir de un negocio familiar que nació en 1947 y que también tiene delegaciones en otros países (entre ellos, España). La empresa ha realizado una gran apuesta por los productos ecológicos, frescos y de proximidad. Todo ello, además, en locales muy acogedores.
  • Fatamorgana (Chiavari, 37 y Laurina, 10): también es una franquicia, pero eso no le resta encanto a ninguno de sus dos locales en el centro de Roma. La marca se caracteriza por los sabores originales, incluso extravagantes, de sus helados. Por ejemplo, peras al vino, gorgonzola, apio y lima o nueces con miel.