Hay mucho que ver en Roma, pero, sin duda, el monumento a Víctor Manuel II es uno de los enclaves más fotografiados por los miles de turistas que, cada año, visitan la capital italiana. Ubicado en un lugar de excepción, dominando la plaza Venecia de Roma, es un colosal monumento de mármol de 70 metros de altura y 135 de anchura, conocido por muchos como el ‘Altare della Patria’. Y es que esta inmensa construcción no pasa desapercibida.
La propuesta fue concebida para rendir homenaje a uno de los principales artífices de la unificación italiana: Víctor Manuel II (Vittorio Emanuele II). Su escultura ecuestre preside el conjunto, mientras dos imponentes cuadrigas, guiadas por la diosa Victoria, dominan el pórtico desde las alturas. El museo del Risorgimento en su base, la tumba del Soldado Desconocido o una terraza que proporciona una panorámica de lujo de la Ciudad Eterna, completan el capítulo de atractivos del memorial.
Pero el diseño, obra de Giuseppe Sacconi (en 1885), no siempre contó con el favor del pueblo. Desde su construcción fueron muchas las voces críticas que se posicionaron en contra del edificio. No en vano, ponerlo en pie supuso derribar parte de otras edificaciones que formaban parte de una de las últimas plazas renacentistas de la Roma de la época. El palacio Bolognetti-Torlonia, por ejemplo, fue destruido por completo mientras que, el conocido como ‘Palazzetto’, un cuerpo cuadrangular del palacio Venecia, corrió mejor suerte siendo trasladado, piedra a piedra, al otro lado de la basílica de San Marcos.
Monumento a Víctor Manuel II: un diseño colosal
En 1878, tras la muerte de Víctor Manuel II y culminada la unificación italiana, comenzaron a darse los primeros pasos para la construcción del memorial. Controvertido desde sus inicios por cuestiones como la ostentación del mármol y la retórica recargada, el monumento siempre hizo gala de un diseño colosal, algo que, a priori, no parecía encajar con la imagen de la ciudad romana como capital del clasicismo.
Y es que, tras la aparente sencillez de la estructura se esconden interminables escaleras que terminan en la gran estatua regia realizada en bronce. ¿Sabías que solo los bigotes del monarca ya miden un metro? ¿Y que hay quienes aseguran que dentro del caballo se dio una cena para doce personas? Estos datos arrojan una idea aproximada de las enormes dimensiones del símbolo de la unificación italiana.
Pero aún hay más. La construcción que domina la plaza Venecia de Roma desarrolla un complicado programa iconográfico en el que están representadas desde las virtudes de la patria italiana a los mares que la rodean, pasando por cuestiones como la libertad, el pensamiento o la acción.
Entre todas las alegorías presentes en el Altare della Patria, desde 1921 está incluido un lugar especial para los restos de un soldado sin identificar, fallecido durante la Primera Guerra Mundial. La tumba, convertida en símbolo de los caídos por la patria, está ubicada bajo la propia estatua ecuestre y puede identificarse con facilidad gracias a los dos pebeteros de llamas perpetuas y los dos soldados que lo custodian.
Lo que esconde el Altare della Patria
Polémicas al margen, las dimensiones colosales del monumento a Víctor Manuel II son todo un reclamo. Pero, aunque sobrepasan con mucho las proporciones discretas de otros monumentos romanos, el tamaño no es lo único que invita a acercarse a este memorial ubicado en el corazón de la ciudad.
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El museo del Risorgimento
Por si las vistas desde el exterior del monumento a Víctor Manuel II no fueran suficiente reclamo, el memorial alberga el conocido museo del Risorgimento. Puede visitarse todos los días previo pago de la correspondiente entrada. En su interior, varias salas repasan la historia de la unificación italiana a través de banderas, armas o personajes como Garibaldi y el propio Víctor Manuel II.
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Vistas panorámicas desde la terraza
Pero si lo que buscas son unas vistas increíbles de la Ciudad Eterna, la visita a la terraza del Altare della Patria es imprescindible. Unos ascensores panorámicos te llevarán hasta el nivel de las cuadrigas previo pago de la entrada correspondiente. Están operativos de lunes a domingo y, aunque haya que abonar una tarifa poco económica, la estampa que regalan de la ciudad merece la pena.
La plaza Venecia de Roma, una ubicación de lujo
El monumento a Víctor Manuel II comparte protagonismo en la plaza Venecia de Roma con otras construcciones dignas de admiración. Con el permiso del memorial, la elegancia del palacio de Venecia también llama la atención. Convertido hoy en Museo Nacional, se hizo famoso por ser residencia oficial de Mussolini en tiempos de la dictadura italiana.
Sin salir de la plaza Venecia, también es posible contemplar la basílica de San Marcos, la iglesia de los venecianos en Roma. Entre sus múltiples atractivos, destaca la estatua de Madama Lucrezia que se encuentra junto a la entrada. Si has visitado el Pasquino, en la plaza Navona, puede que hayas oído hablar de ella, no en vano, ambas son parte de las llamadas estatuas parlantes de Roma en las que los ciudadanos exponían sus quejas mediante carteles siglos atrás.
Más allá de los emblemáticos edificios que acompañan al monumento de Víctor Manuel II en la plaza Venecia de Roma, lo cierto es que podría decirse que su emplazamiento es estratégico. A escasos minutos a pie, detrás del memorial, está la popular plaza del Campidoglio, así como el Foro Romano, el Coliseo y el monte Palatino, una ruta directa ¡al origen de la cultura romana!