Es una de las plazas más bellas y fotografiadas del mundo. La plaza de España de Roma (piazza di Spagna, en italiano) es un lugar indispensable de la Ciudad Eterna, un espacio ineludible en toda visita a la capital italiana.

Centro de Roma y corazón del sentir romano, la plaza ejerce de popular punto de encuentro de locales y forasteros en pleno Campo de Marzio (Campo de Marte), uno de los barrios más bonitos de la ciudad. Allí desembocan calles tan insignes como la via del Condotti, la via del Babuino, la via della Propaganda o la via Sistina, en la parte alta del conjunto.

Retratada hasta la saciedad en cuadros, fotografías y películas, dejarse ver por la plaza de España es como ser partícipe de un auténtico escenario del Renacimiento con ambiente mediterráneo.

En este artículo descubrirás todos los elementos que componen la plaza de España de Roma y algunas curiosidades sobre este mágico lugar.

¿Por qué se llama plaza de España?

La plaza de España se llama así por la presencia del palacio de España (palazzo di Spagna) o palacio Monaldeschi, sede de la embajada de este país ante la Santa Sede (no ante Italia) desde 1647. Se trata de la misión diplomática más antigua del mundo. Fue creada por el rey Fernando el Católico en 1480, siendo una pieza fundamental de la relación y el apoyo papal a la monarquía española.

 

 

El palacio perteneció a los Monaldeschi, una familia noble romana que terminó subastando el caserón, el cual fue adquirido por el conde de Oñate, embajador español. Sus salones cuentan con cuadros del Museo del Prado, esculturas de Bernini o tapices procedentes del Palacio Real de Madrid, mientras que algunas reformas y ampliaciones fueron diseñadas por el genio Francesco Borromini, entre ellas la escalera principal del edificio.

Escalera Plaza de España
Escalera Plaza de España

Pero la piazza guarda un elemento más que la vincula con el país ibérico. La columna de la Inmaculada Concepción, dedicada a la patrona de España, preside el extremo sur de la plaza. La pieza fue inaugurada por el papa Pío IX en 1857, tras la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, según el cual la virgen es el único ser humano que nació sin pecado original.

Pese a ser un monumento relativamente moderno, la columna de mármol que sostiene la estatua de la virgen es de origen romano y fue encontrada en 1778 en unas excavaciones. En la base, cuatro estatuas de bronce representan a Moisés, al rey David y a los profetas Ezequiel e Isaías.

Las escaleras de la Plaza de España

Pocas escaleras se recuerdan tanto como las de la plaza de España. 135 peldaños que ascienden desde la propia plaza hasta la iglesia de la Trinità dei Monti, uno de los miradores más escénicos de Roma. Esta era su pretensión original, enlazar la embajada española con la iglesia.

La monumental escalinata, de mármol travertino, fue diseñada por Alessandro Specchi y Francesco De Sanctis, e inaugurada por el papa Benedicto XIII durante el Jubileo de 1725. El motivo de su construcción esconde una curiosidad que no desvelaremos hasta el final de este artículo.

¿Es posible sentarse en la plaza de España?

El valor monumental de la escalinata ha hecho que el Ayuntamiento de Roma haya tomado en 2019 la decisión de prohibir sentarse en los peldaños de la plaza de España para evitar su degradación y protegerlos. Hasta la fecha, se trataba de un popular punto de encuentro donde los visitantes acostumbraban a sentarse, comer y beber. Polémicas aparte, sentarse sobre esta joya de mármol está duramente sancionado y ahora solo es posible transitar por la escalera.

La Fontana della Barcaccia

El otro elemento central de la plaza es la Fontana della Barcaccia (barcaza). Esta fuente de piedra y estilo barroco, data de 1627 y es obra de Pietro Bernini, padre del célebre Gian Lorenzo Bernini, quien también ayudó en la realización de un proyecto encargado por el papa Urbano VIII.

La fuente representa la barca naufragada que, según la leyenda, llegaría hasta la plaza de España durante las inundaciones en el río Tíber en 1598.

El agua de la fuente procede del acueducto subterráneo Acqua Vergine, construido por Agripa en el año 19 antes de Cristo. El conducto es el mismo que provee de agua a la Fontana de Trevi o a las fuentes de la plaza del Popolo. La baja presión con la que llega el agua del acueducto a ese punto fue una de las dificultades técnicas que tuvieron que abordar los Bernini, que solventaron situando la pila varios centímetros por debajo del nivel del suelo.

La Trinità dei Monti

Para entender la plaza de España de Roma, en su totalidad, debemos mirar hacia su parte alta. Si la Fontana della Barcaccia y la embajada de España están en el extremo inferior de la escalinata. En la parte superior se sitúa la iglesia de la Trinità dei Monti. Este templo domina todo el conjunto y su pequeña plazoleta frontal ofrece una de las más famosas vistas del centro de Roma, gracias a la elevación del monte Pincio sobre el que se sitúa. Tejados y cúpulas se suceden a la vista de todos, con la de San Pedro del Vaticano imponiéndose al resto.

Iglesia de la Santísimo Trinidad
Iglesia de la Santísimo Trinidad

La parte más antigua de la Trinidad pertenece a principios del siglo XVI, en pleno Renacimiento europeo, y es una de las iglesias más famosas de Roma.

La Trinidad fue construida a instancias del rey Luis XII de Francia, por lo que tenemos a la escalinata uniendo metafóricamente a España y Francia en sus extremos. A un lado, la embajada española; al otro, una iglesia francesa. Todo un símbolo de reconciliación que conmemora la paz entre ambos países tras varios años de guerras, algunas de ellas en territorio italiano.

La plaza de España y el cine

La plaza de España de Roma es también un icono cinematográfico. En la memoria siempre estará la escena de Vacaciones en Roma (1953) en la que Audrey Hepburn está comiendo un helado sentada en la escalinata y Gregory Peck la aborda ofreciéndole un paseo por la ciudad. ¡Roma en una película mítica! Pero la archiconocida plaza también aparece en Pasión, de Bernardo Bertolucci; El Talento de Mr. Ripley, de Anthony Minghella; o en A Roma con amor, de Woody Allen, entre otras.

Una visita a Roma debe contemplar la plaza de España, un lugar que enamora a cualquier viajero.