El Ponte Milvio hace unos años apenas tenía tránsito de peatones. Aunque sea uno de los puentes con más historia de cuantos conectan los barrios históricos de Roma a través del río Tíber, lo cierto es que apenas tenían un gran interés para los turistas.
Pero llegó el escritor Federico Moccia y de su imaginación sacó dos de los mayores éxitos de la Literatura italiana en las últimas décadas: las novelas románticas A tres metros sobre el cielo (1992) y Tengo ganas de ti (2004). Libros que, aunque no contaron con el inicial favor de la crítica (ni del sector editorial), lo cierto es que sí fueron muy bien acogidos por el público juvenil para el que habían sido concebidos.
En estos relatos, el Ponte Milvio juega un papel fundamental como testigo del amor entre sus personajes principales, Step y Babi. Ambos sellan su relación cerrando un candado en una de las farolas del puente y tirando la llave al río.
El éxito literario de ambas novelas se prolongó con la versión cinematográfica, en 2012, dirigida por Fernando Fernández Molina y Luca Lucini y protagonizada por Mario Casas y María Valverde. Una película de cierto culto para un extenso sector del público juvenil.
Desde entones, el Ponte Milvio se ha convertido en uno de los más frecuentados tanto por turistas como por enamorados, en general. Parejas que, emulando a Step y Babi, sellan su amor mediante uno de esos candados, envueltos en la escenografía que regala esta parte de la ciudad.
El puente de los candados de Roma
Por tanto, el Ponte Milvio, y gracias a esos relatos de Federico Moccia, es el origen de que tantos otros puentes de todo el planeta se hayan convertido en escenario para declaraciones de amor eterno y peticiones de matrimonio. El Ponte Milvio también es el lugar donde se empezó a adoptar la costumbre de anclar candados para, luego, entre los dos enamorados, tirar la llave al agua del río.
Esta costumbre, en principio inocente, acabó convirtiéndose en un problema en el caso de este puente romano. Fue tal la cantidad de candados anclados a las farolas del Ponte Milvio que, con su peso, llegaron a inclinar, e incluso derribar, algunas de ellas.
Ante esto, el Ayuntamiento de Roma decidió erradicar la costumbre, en 2012, eliminando las toneladas de candados que había depositado allí miles de parejas. Al tiempo, estableció la prohibición de volver a colocarlos.
Durante un tiempo se mantuvo a raya la presencia de candados sobre cualquiera de las superficies del puente. Pero desde hace un tiempo, la costumbre ha regresado. De hecho, es habitual la presencia de vendedores ambulantes que los ofrecen a los caminantes que se acercan hasta el puente, por si no los llevaran ya preparados…
Eso sí, quienes quieran hacerlo deben hacerlo de una forma furtiva (e ilegal) y, por lo general por la noche, cuando apenas hay tránsito por este punto de la ciudad.
Cómo es el Ponte Milvio
El Ponte Milvio conecta el Piazzale Cardinale Consalvi, en el centro histórico de Roma, con el Piazzale di Ponte Milvio. Se trata de una pasarela de unos 170 metros de longitud asentada sobre cuatro arcos de piedra.
Aunque con una estructura y materiales diferentes, se sabe que aquí había un paso sobre el Tíber ya en tiempos de la Antigua Roma. De hecho, se considera que probablemente estuvo aquí el primer puente sobre dicho río.
Lo que hoy se puede admirar es una obra de mediados del siglo XIX, obligada cuando las tropas de Giuseppe Garibaldi (unificador de Italia) arrasó con buena parte de la estructura anterior, de principios de ese mismo siglo para evitar el avance de las tropas francesas.
De la reconstrucción se hizo cargo el arquitecto Mastai Ferreti, que lo dotó de un pavimento de adoquines. Hasta los años 70 del siglo XX el puente estuvo abierto al tráfico de vehículos, incluso por aquí circulaba el tranvía. Desde entonces está destinado solo al paso de peatones y bicicletas.
El acceso norte al Ponte Milvio se hace a través de un pórtico monumental: la torre-arco Valadier, que fue parte del antiguo templo de Aureliano (del siglo III de nuestra era). También hay aquí dos esculturas de mármol con motivos clásicos. Por su parte, el acceso sur está flanqueado por varias imágenes religiosas, ordenadas por el papa Pío X con motivo de la última reconstrucción:
- La Inmaculada Concepción, realizada por Domenico Pigiani.
- San Juan Nepomuceno, obra de Francesco Mochi.
Desde la Noche en Blanco del año 2003, la torre-arco del acceso norte cuenta con una original iluminación, realizada por el artista Fabrizio Crisafulli. Un motivo más que atrae hasta el Ponte Milvio a una gran cantidad de curiosos a primeras horas de la noche.
El mercado de Ponte Milvio
El Ponte Milvio es, desde hace décadas, la sede del que probablemente sea el mercado al aire libre de antigüedades y objetos con historia más importante del centro de Italia. Cada fin de semana, sobre todo los domingos por la mañana, llegan hasta aquí anticuarios, artistas, marchantes y vendedores de todo tipo para exponer sus mercancías bajo sus tenderetes de lona.
Atraídos por el valor de algunas piezas a la venta llegan hasta aquí compradores desde los más diversos puntos del país, siempre a la espera de algún chollo y algún descubrimiento relevante. Algo que no resulta improbable, teniendo en cuenta el relevante papel de Italia dentro de la historia del Arte.
Desde luego, curiosear entre los puestos de este mercado de Ponte Milvio es una de las actividades más agradables (e instructivas) que se pueden realizar durante los fines de semana romanos.