Comida + típica + Madrid = cuchara. Es la fórmula del éxito de la cocina madrileña, que se huele por sus calles e invita a sentarse a la mesa en restaurantes, bares y terrazas. Pese a tener una cocina propia, no cabe duda de que los madrileños le deben mucho a los castellanos y a los manchegos, que aportaron lo mejor de su gastronomía cuando Felipe II fijó la capital del Reino de España en Madrid en el verano de 1561 y muchos emigraron buscando mejor fortuna. Lo mismo ocurre hoy en día, casi cinco siglos después, con las comidas de otras culturas que han logrado en Madrid una fusión reconocida por sus muchas estrellas Michelin.

La población de la ciudad se duplicó en poco tiempo y empezó a definir una cocina que se dividía entre lo popular y lo aristocrático, entre la humildad y la sofisticación. En el siglo XIX surgen las fondas (herederas de la tradición de mesa y cuchara de los mesones), las casas de comida y los primeros restaurantes que sirven los platos típicos de la cocina madrileña: el cocido de tres vuelcos, los soldaditos de Pavía, el besugo a la madrileña, el potaje de vigilia, los bartolillos (empanadillas de crema)…

  1. Comer con estilo
  2. Dónde comer el mejor cocido madrileño
  3. Dónde comer los mejores callos de Madrid
  4. No todo es comer con cuchara
  5. Dónde dormir en Madrid

Comer con Estilo

  • Restaurante Mutis. El espacio gastronómico del Barceló Emperatriz agrada tanto por su elegante decoración como por su completa carta, en la que encontrarás desde tapas hasta platos elaborados como un arroz meloso de sepia, unas chuletitas de cordero o una ternera de Guadarrama (muy aconsejable ya que procede de la Sierra de Madrid). También cuentan con una buena selección de vinos.
  • Restaurante Somos. Con una de las mejores vistas de Gran Vía, este restaurante del Barceló Torre de Madrid nos invita a saborear lo mejor de la cocina madrileña y nacional, sin olvidar la fusión con otros lugares del mundo. Pide sus croquetas de carabinero, las anchoas de Santoña sobre tostas o su tartar de ternera con mostaza y caviar de tomate. Y después de comer, te aconsejamos dirigirte a la planta baja al bar Garra donde sirven los mejores cócteles de esta zona de Madrid. Además, te va a encantar su decoración y sus sesiones de música en directo.

Dónde comer el mejor cocido madrileño

Si la cuchara es el elemento imprescindible para disfrutar de la comida típica de Madridel cocido es sin duda su plato más universal. Pero ¿dónde comer el mejor cocido madrileño? Seguramente habrá tantas variaciones y secretos como madrileños cocinen este plato. Incluso en los últimos años muchos chefs han pretendido preservar el sabor del cocido madrileño pero con presentaciones que nada tienen que ver con lo tradicional. Aunque si buscamos una apuesta segura, La Cruz Blanca de Vallecas (Martín Álvarez 58) ganó en 2015 el Premio Nacional de Hostelería por su cocido y día tras día se sientan en sus mesas gentes llegadas de todo el mundo para probarlo.

¿Por qué se llama al cocido madrileño el cocido de “tres vuelcos”? Porque se presentaba en tres partes: primero el caldo con los fideos, después los garbanzos con las verduras y finalmente, la carne. Hoy en día la mayoría de los establecimientos lo sirven en dos platos juntando los garbanzos con las carnes: jarrete y falda de ternera, gallina o pollo, panceta fresca, morcilla y chorizo. Así lo hacen de martes a viernes en Taberna y Media (Lope de Rueda 30). Y en la taberna con solera Malacatín (Ruda 5), uno de los templos del cocido, proponen un divertido reto: “El que se lo acaba no paga”.

Antiguamente los “señoritos” solo se tomaban el caldo y daban el resto al personal de servicio, que sofreían las sobras con huevo, lo que se ha dado en llamar “ropa vieja”. Por entonces era un plato de diario y actualmente la mayoría de los restaurantes suelen ofrecerlo como mínimo un día a la semana.

Cocido Madrileño
Cocido madrileño

Dónde comer los mejores callos de Madrid

El morro y las tripas de ternera son los ingredientes fundamentales de los callos madrileños, un plato fuerte que hay que atreverse a probar y que se diferencia de otras versiones de la península por no tener ni garbanzos ni pimiento choricero. Los mejores callos de Madrid se cocinan desde 1560 con tomate, chorizo y pimentón, y se comen mojando pan para saborear bien la salsa. Precisamente, una variedad de este plato sin carne, pero con bacalao y garbanzos es otro de los tradicionales de Madrid: el potaje de vigilia.

La Tasquería (Duque de Sesto 48) es una moderna tasca con un chef televisivo, Javi Estévez, donde degustar uno de los mejores callos de Madrid. Y el vermú y los callos de Bodegas Ricla (Cuchilleros 6), inaugurada en 1867, un tándem imprescindible para dejarse cautivar por el Madrid más castizo.

Los platos de cuchara en la capital tienen, además, un ingrediente especial que los diferencia del resto: la elevada calidad de su agua, reconocida como una de las mejores del país. Por tanto, no es de extrañar que sus cocidos y estofados alcancen una buenísima calidad.

Callos madrileños
Callos madrileños

No todo es comer con cuchara

Bocadillo de calamares

Pero no todo va a ser comer con cuchara. El olor de las frituras inunda las calles más castizas de Madrid donde saborear un buen bocadillo de calamares a la romana. Resulta cuanto menos sorprendente que uno de los platos típicos de la capital lleve calamares cuando la ciudad está a más de 300 kilómetros del mar, pero es el fast food de la comida típica de Madrid. No en vano, en El Brillante (frente a la estación de Atocha) se sirven cerca de 2.000 bocadillos de calamares cada día. Y hasta tres generaciones de madrileños han podido probar el bocadillo de calamares de La Campana (Botoneras, 6).

Bocadillo de Calamares en Plaza Mayor
Bocadillo de calamares

Bravas

¡Y qué mejor que acompañar ese bocadillo con unas bravas! Patatas peladas y cortadas en trozos irregulares, fritas en aceite y bañadas por una salsa picante hecha con pimentón, sin duda el gran secreto de los bares. Cerca de 8.000 kilos de patatas bravas sirven cada mes en el Docamar, en la plaza de Quintana. Otro clásico es el bar Las Bravas, en el número 5 del Pasaje de Mathéu, y que hace honor a su nombre. Tampoco está nada mal Los Chicos, en el número 33 de la calle de Guzmán el Bueno, donde llevan 70 años poniendo cañas y bravas con una salsa espesa y sabrosa a su entregada clientela.

Patatas bravas
Patatas bravas

Tortilla de patata

No hay que olvidar el pincho de tortilla, todo un clásico de las comidas típicas de Madrid. Hay quien prefiere la tortilla con cebolla y hay quien sin ella, pero este socorrido manjar no deja insensible a nadie. También hay diferencias si el huevo está muy batido o no, o si la patata es más densa o con más o menos aceite y sal, pero la tortilla de patata se ha ganado un hueco en el corazón gastronómico e histórico de Madrid. ¿Sugerencias para degustarla? Casa Dani (Calle Ayala, 28), Sylkar (Espronceda, 17), Taberna Pedraza (Recoletos, 4) o Juana la Loca (Puerta de Moros, 4).

tortilla de patata
Tortilla de patata

Huevos rotos

Los huevos rotos, o estrellados son otro plato “typical Spanish”. Además de los huevos, las protagonistas de su elaboración son las patatas fritas. Es una comida informal que gusta a todo el mundo y que cada uno la manipula a su manera. Unos rompen los huevos y mezclan todos los ingredientes y otros prefieren untar el pan en la yema de los huevos. En cualquier caso, es un plato sencillo y económico cuyo origen parece estar en los “duelos y quebrantos” de La Mancha. Los huevos estrellados (o rotos) más famosos son los de Casa Lucio, uno de los restaurantes centenarios de Madrid, ubicado en el número 35 de la Cava Baja. También son una delicia los que preparan en Pink Monkey (Monte Esquinza, 15) y en Txirimiri (General Pardiñas, 92).

huevos rotos
Huevos rotos

Oreja y morro

La oreja a la plancha y el morro (o careta de cerdo) son otras opciones de la comida típica de Madrid que completa la carta de tapas de los bares tradicionales. Y es que la casquería gusta mucho en el Madrid castizo, hasta el punto de que ha llegado a la alta cocina. La oreja a la plancha se suele preparar al ajillo o con un adobo de pimentón, aceite y ajo antes de pasarla por la plancha, pero también hay muchas variaciones de este plato. En cuanto al morro, también se corta en pequeños trozos o tiras y se asa a la parrilla. Ambos platos son muy mimados en Casa Toni (Cruz, 14), Los Galayos (Botoneras, 5) y Los Minutejos (Antonio de Leyva, 19).

morro de cerdo
Plato de Morro de Cerdo

Y en cualquier momento, churros con chocolate

El cocido madrileño, los callos, el bocata de calamares, las bravas… y por supuesto los churros. Las crónicas históricas cuentan que tanto Felipe II como Carlos II (muy aficionado al chocolate a la taza) eran grandes golosos y la gastronomía madrileña no ha obviado todo lo relacionado con la repostería. Los churros, amasados con agua, harina de trigo, aceite de oliva y sal, son uno de los reclamos de la capital a la hora del desayuno o de la merienda, siempre con una buena taza de chocolate donde mojar el churro o la porra sin miedo a mancharse. La Chocolatería San Ginés, junto a la plaza Mayor, es el local más típico y sirven cada día 2.000 chocolates y 10.000 churros.

Si uno de los secretos de nuestra dieta mediterránea consiste en hacer cinco comidas al día, hay tiempo suficiente para degustar todas las maravillas de la cocina típica madrileña… que tampoco es necesario ir contando calorías.

Churros con chocolate
Churros con chocolate

Rosquillas del Santo

Este dulce típico madrileño se suele consumir fundamentalmente durante el mes de mayo, coincidiendo con la festividad de San Isidro. De textura dura y peso ligero, existen tres variedades: tontas, listas y francesas. Hay quien dice que el origen de estas rosquillas se remonta al antiguo Imperio Romano, pero, al parecer, quien las convirtió en un dulce típico de las fiestas de San Isidro fue la Tía Javiera, según dejó por escrito Jacinto Benavente en 1950. Esta mujer, al parecer, vendía sus dulces con motivo de la romería de la pradera de las Vistillas en honor al patrón de la ciudad. Hoy se pueden degustar en las mejores pastelerías de Madrid: Casa Mira (Carrera de San Jerónimo, 30), Antigua Pastelería del Pozo (Pozo, 8), El Riojano (Mayor, 10) o el Horno de San Onofre (San Onofre, 3).

Una copa con vistas: Sky Lounge del Barceló Imagine

Para despedir el día nada mejor que admirar las vistas de Madrid desde el Sky Lounge del Barceló Imagine. Disfrutar de la panorámica desde esta zona cercana a Plaza de Castilla (Agustín de Foxa, 32) es toda una experiencia. Con una decoración y un servicio excelente, en esta terraza confluyen los mejores cócteles con experiencias musicales en directo. Es un planazo cuando comienza el buen tiempo.

barcelo imagine
Sky Lounge del Barceló Imagine

En este mismo hotel se sitúa el restaurante Eat&Roll y el lobby bar Studio32, donde degustar desde ricos arroces y pastas hasta algo más informal como unos huevos rotos, pizzas o sandwiches.