Construido a finales del siglo XVI por el sultán saadí Ahmed al-Mansur para celebrar la victoria sobre Portugal en una célebre batalla, el Palacio El Badi de Marrakech tuvo fama de ser uno de los edificios más majestuosos construidos en el planeta. Dicen que se necesitaron 25 años de trabajo y un regimiento de obreros para levantar este monumento de 360 habitaciones que fue admirado por el mundo entero gracias a su rica decoración de oro, turquesas y cristal, y a sus impresionantes jardines. Es el gran símbolo de la arquitectura de la dinastía saadí de Marruecos.
La historia del Palacio El Badi
El Palacio El Badi de Marrakech es el resultado del capricho de un sultán, uno de los más prestigiosos de la historia de Marruecos, que disfrutó de un lujo sin comparación posible, un monumento que acabó siendo expoliado (durante 12 años nada menos) y prácticamente destruido por el sultán que le sucedió en el trono, Moulay Ismail. Todas sus joyas y riquezas acabaron en la nueva capital del Imperio de Marruecos, Meknès. El abandono y el paso del tiempo han conseguido que hoy sólo podamos disfrutar de los restos de su deslumbrante decoración arquitectónica, además de una amplia explanada de jardines y naranjos, y unas murallas que miden dos metros de espesor.
Efectivamente, sólo quedan las ruinas de un ambicioso proyecto arquitectónico que se sufragó con el dinero que aportaron los portugueses para lograr el rescate de los nobles capturados en la batalla de los Tres Reyes (o Reyes Magos). Posteriormente, para mantenerlo, se empleó el dinero procedente del comercio de esclavos y el peaje del oro de Mali a su paso por el Sahara.
El edificio fue construido exactamente entre los años 1578 y 1594, si bien algunos trabajos de precisión se alargaron hasta 1603, año en que murió precisamente el sultán. El Badi, “El Incomparable”, responde a uno de los 99 calificativos de Dios, por lo que esta joya del arte islámico, en la que se emplearon los mejores materiales llegados de China, Sudán, Carrara (Italia), India y todo el orbe, también tiene un significado sagrado.
El Palacio El Badi era todo un símbolo de poder, por lo que aquí se celebraban grandes fiestas y recepciones a las que acudían los grandes mandatarios y a las que se convocaban juglares, adivinos y bailarines.
El Palacio El Badi: qué ver en su interior
Todavía hoy, después de su expolio y estado ruinoso, sigue despertando admiración entre sus visitantes, que pueden hacerse a la idea de la dimensión del poderío de los sultanes de Marruecos. Uno se queda fascinado con sus techos con incrustaciones, las columnas rematadas con oro, los mármoles negros y blancos, los ónices de todos los colores… Además, el suelo, alicatado con preciosos mosaicos, contaba con numerosos estanques en los que sobresalían surtidores que aportaban frescor y luz al ambiente. Desde su azotea, se divisa una vista fabulosa del skyline de la ciudad, de sus tejados ocres y del Atlas, mientras se contempla el vuelo de las cigüeñas que anidan en esta zona de Marruecos. Hay quien asegura que los planos de este monumento estuvieron inspirados en los de la Alhambra de Granada.
La puerta de acceso al también conocido como Palais Badii de Marrakech se conoce con el nombre de Bab Al-Rokham (Puerta de Mármol) y da paso a un inmenso espacio rectangular en cuyo centro hay una gran pileta de 90 metros de largo con una bonita fuente monumental. Alrededor de este patio, hay dos pabellones enfrentados y casi idénticos: el Pabellón de Cristal y el de las Audiencias, que estuvieron rematados por cúpulas apoyadas sobre columnas de mármol italiano. Y en los otros dos extremos: el Pabellón Verde y el Heliotropo.
También se pueden visitar las galerías subterráneas del palacio, que fueron usadas como mazmorras y que hoy exhiben objetos arqueológicos y fotografías.
Minbar de la Koutoubia
Una de las obras maestras que sobreviven intactas en el Palacio Badi es el púlpito (minbar) de la mezquita catedral, una obra maestra de la carpintería y la marquetería, que se exhibe en un pequeño museo habilitado en el Palacio El Badi. Se trata de un púlpito de tres metros de altura y otros tantos de profundidad que fue utilizado en la Koutoubia hasta 1962 y que está realizado en maderas preciosas y marfil finamente tallado con bonitos arabescos. Es una verdadera joya realizada en el siglo XII por ebanistas llegados de Córdoba, que tallaron en la madera pequeñas escrituras coránicas en oro y plata.
Junto al Palacio El Badi de Marrakech, se encuentran otros atractivos turísticos que no te puedes perder en tu escapada turística a Marrakech, como las Tumbas Saadíes, el Palacio de la Bahía o el Museo Dar Si Said.