Cuando se elige Agadir como destino de vacaciones no son sus mezquitas o su espiritualidad lo que más pesa en la balanza pero tras unos días disfrutando de su ambiente, de sus sabores tradicionales y de paseos por la zona histórica se integran en el paisaje habitual. Ese paisaje del que te hablamos no sólo está formado por su esbelta arquitectura siempre apuntando al cielo y sobresaliendo de los tejados sino también por las llamadas a la oración. Son momentos que al atardecer son mucho más perceptibles y que pueden llegar a erizar la piel aún cuando no se profese ninguna religión.
La mayoría de las mezquitas no permiten visitas en su interior, ya que sólo abren las puertas a sus fieles; sin embargo, sí que merece la pena pasear hasta sus ubicaciones y observar cada detalle y simbología de su arquitectura. Debes saber que la mezquita de Mohamed V es la de mayor tamaño de Agadir y que se suele incluir entre las más destacadas de Marruecos. Alrededor de las mezquitas suele crearse un ambiente muy interesante durante los momentos de oración por lo que es recomendable recorrer esos espacios y observar el ir y venir de las personas, sobre todo los viernes. Si encuentras alguna terraza cercana, siéntate a tomar un té a la menta y a disfrutar de la atmósfera típica de una ciudad marroquí.
- Historia de las mezquitas de Agadir
- Mezquita de Mohamed V
- Mezquita de Líbano o de Loubnane
- Dónde comer en Agadir
- Dónde dormir en Agadir
Historia de las mezquitas de Agadir
La historia de las mezquitas de Agadir está vinculada al devenir histórico de la urbe. Para ponerte un poco en antecedentes te contamos algunos momentos claves de la ciudad: originalmente fue habitada por bereberes, sufrió el asedio de fenicios, cartagineses, vándalos, romanos, etc. hasta que llegaron los portugueses en 1500 y fundaron Agadir. Sus penurias no terminaron ahí, tras resolver sus diferencias en tema colonial con varios países europeos interesados en la misma, pasa a formar parte de Marruecos en 1956. Cuatro años después, en 1960, sufre un gravísimo terremoto y la ciudad queda arrasada. Ese es el motivo por el que quedan pocos vestigios históricos y la mayor parte de la urbe fue reconstruida a partir de los años 60 del siglo XX, perdiendo así el sabor añejo que encontramos en otros puntos del país. Este es el motivo por el que las mezquitas de Agadir fueron construidas a partir de esa fecha, las dos más importantes: la mezquita de Mohamed V, en 1960, y la mezquita de Loubnane, en 1969. De ambas te hablaremos a continuación.
Mezquita de Mohamed V
Situada en el animado barrio de Nouveau o Nuevo Talborjt, en la avenida Kennedy, la mezquita de Mohamed V es la de mayor tamaño de la ciudad. Está ubicada en una zona concurrida, y su altísimo minarete plagado de ventanitas sobresale sobre la ciudad que se extiende alrededor. Como hemos comentado, fue construida en 1960 tras el terremoto. Como en, prácticamente, todas las mezquitas marroquíes no se permite la entrada a su interior pero externamente podrás admirar la profusa decoración de sus fachadas, sus bonitas puertas con arco de herradura, la monumental doble escalinata que conduce a una de las entradas con sus enrejados color turquesa… En su interior, totalmente alfombrado, los arcos sustentados por columnas blancas se suceden hasta donde se pierde la vista.
Mezquita de Líbano o de Loubnane
La conocida como mezquina de Loubnane o del Líbano es la otra gran mezquita de Agadir. Fue levantada nueve años después del terremoto, en 1969, e inaugurada por Hassan II. Está ubicada entre la avenida des Fars, al final de la avenida de Príncipe Moulay Abdallah, cerca de la plaza Al Amal. Es de un tamaño más reducido que la anterior y con un minarete menos prominente, pero también tiene encanto. Fíjate en su techo formado por tejas de porcelana verde, los detalles de sus puertas y ventanas, y la bonita fuente situada junto a la misma. La ornamentación del minarete con sus formas geométricas de tonos verdes es, asimismo, muy interesante.
Como está a cinco minutos de la Corniche, el paseo marítimo de Agadir, seguro que te pilla en algún momento de paso para admirarla desde fuera. Tampoco se puede visitar el interior si no eres musulmán pero el ambiente es curioso en las horas de rezo, sobre todo los viernes.
Dónde comer en Agadir
Como ciudad turística, en Agadir encontrarás numerosos restaurantes donde comer de maravilla. Aprovecha la oportunidad para darte un capricho en restaurantes de calidad con buen pescado y marisco porque sus precios lo permiten. En la zona de la Corniche encontrarás buenos referentes, al igual que en los bulevares del centro y en el barrio de Nouveau Talborjt. Sólo tendrás que elegir el tipo de cocina que más te agrada, marroquí, francesa o internacional (mexicana, libanesa, asiática…).
Algunos restaurantes que merece la pena conocer –y que sirven recetas tradicionales– son: Bab Agadir (Av. Hassan II), pequeño pero muy agradable y con un delicioso tajine, y Le Jardin d’Eau (Boulevard du 20 Août), con pescados de calidad y platos con toques franceses.
Y si buscas algo aún más especial hay tres restaurantes que no defraudan. El primero de ellos, Le Tapis Rouge by Little Norway (frente al Casico Mirage), donde a la calidad de su variada carta marroquí y francesa se une una presentación impecable, buen servicio y una atmósfera exclusiva. En el puerto deportivo encontrarás el afamado Pure Passion Restaurant, que levanta “pasiones” con sus mariscos y pescados. Por último, frente a la playa de Agadir se sitúa el restaurante Playa, donde sirven un poco de todo, desde pescados y mariscos hasta paella y pasta.
Dónde dormir en Agadir
La turística ciudad de Agadir cuenta con un buen abanico de propuestas hoteleras pero pocas con una relación calidad precio tan buena como la del hotel Allegro Agadir, situado a pie de playa y con estándares europeos. Este cuatro estrellas, a sólo diez minutos del centro de la ciudad, permite disfrutar de unas vacaciones cerca del mar, rodeados de un agradable ambiente turístico y con beach clubs, heladerías, y restaurantes a un paso.
Este hotel cuenta con 321 amplias habitaciones totalmente renovadas e idóneas para todo tipo de viajeros. Además de unas zonas comunes llenas de color, también podrás disfrutar del jardín, de una gran piscina con su snack bar, de otro bar y de un restaurante tipo buffet. Si eres de los que practica surf, te interesa saber que las playas de Taghazout y Tamraght están a pocos minutos en coche. Y si viajas con niños, el Mini Club tiene su propia piscina y un jardín para los más pequeños.