La curtiduría Chouwara es una sorpresa a cualquier hora que la visites. Primero por su tamaño, la más grande de Fez, y segundo por la sensación de siglos trabajando la piel de manera artesana que se respira en el ambiente. Aunque no es lo único que se respira, por eso, no desprecies la ramita de hierbabuena que te dan a la entrada, es lo más útil de la visita.
La curtiduría Chouwara: Historia y Significado
Los habitantes de Fez dicen que el negocio de curtir pieles nació al mismo tiempo que la propia medina, es decir, en el siglo IX. No obstante, los vestigios históricos aseguran que el asentamiento de esta curtiduría, una de las más antiguas de todo Marruecos, era una realidad en el siglo XIII, aprovechando el agua del río Fes, ahora casi ahogado entre la colmena de cubetas.
Sea como fuera, los curtidores de Fez llevan casi un milenio secando y preparando la piel de cabra, camello y vaca para convertirla en cualquier objeto que se pueda imaginar: unas babuchas, un bolso, una cartera o un puf donde sentarse a descansar.
Entre estas cubetas se ha desarrollado la industria artesanal más importante de Fez y, de hecho, poco ha cambiado en el proceso que lleva siglos trabajándose en la ciudad marroquí. Eso sí, a lo largo del tiempo lo que se hizo fue ir trasladando estas curtidurías a las afueras de la médina para evitar los malos olores en toda la ciudad vieja.
Proceso de curtido de cuero
Lo primero que veremos cuando visitemos la curtiduría es que hay cubetas blancas y otras de distintos tonos en una paleta de colores tierra increíble. Las blancas son las primeras en acoger la piel después de que hayan estado secando en sal en los tejados de los curtidores para eliminar todo el agua que les quedara.
Estas cubetas blancas están llenas de excrementos de paloma, ceniza y orines de vaca y allí la piel pasa varios días para eliminar todas las impurezas y limpiarla en profundidad. Ahora se entenderá mejor la mezcla de olores que hay en Chouwara.
Una vez limpias, el color y la suavidad de la piel es cosa de las cubetas marrones donde los tintes naturales que son visibles desde las terrazas se mezclan con aceites y pasta de higo para darle la textura final.
Cuando cogen todo lo que necesitan, las pieles se cuelgan en los alrededores de la curtiduría para que se sequen al sol antes de que entren directamente en los talleres artesanos para crear cualquier objeto de marroquinería que puedas imaginar.
Experiencia en la Curtiduría Chouwara
Es imposible pasar unas horas en Fez y no visitar una curtiduría y en especial la de Chouwara. Este trabajo artesanal ha formado parte de la ciudad en todos sus niveles: arquitectónico, económico y cultural. Por eso, a pesar de los olores, la imagen de esa enorme plaza llena de cubetas de colores no podemos perdérnosla.
Hay algunos tours privados que bajan hasta la zona de trabajo para enseñar más de cerca cómo se convierte un pellejo de buey o cabra en una apreciada piel marrón o rojiza o amarilla. Si preferimos algo de distancia, también es bueno visitar la curtiduría desde alguna de las terrazas de las tiendas donde el proceso se aprecia igual pero con vistas.
Compras
Los alrededores de la curtiduría Chouwara son uno de los lugares donde puedes encontrar cualquier cosa fabricada en piel que te imagines. Desde los locales que dan a la plaza se puede ver cómo es el trabajo de la piel sin pagar ninguna entrada, aunque luego nos ofrecerán que veamos los productos que venden, la mayoría salidos de las pieles que se trabajan en ese mismo lugar y que dan una imagen de lo duro que es el trabajo artesanal que realizan en Fez.
Como en el resto de la ciudad, en estas tiendas también se regatea y con rebajas que pueden ser muy importantes. Además, si el vendedor es un profesional te llevarás de paso una charla muy instructiva sobre la fabricación de cada uno de los objetos.
Consejos para visitar la Curtiduría Chouwara
La plaza de la Curtiduría Chouwara, como hemos dicho, es un patio rodeado de bloques pisos donde se encuentran las tiendas por las que contemplar el trabajo artesanal a través de sus terrazas. Al entrar, los vendedores te dan un ramillete de hierbabuena que es clave para poder ver el trabajo de las cubetas sin morirte por los fuertes olores. La hierbabuena hay que llevársela a la nariz desde que pisamos las terrazas para conseguir neutralizar el hedor de los tintes y los excrementos utilizados.
Al acabar la visita, si no vamos a comprar nada, no está mal ofrecer una compensación económica al tendero por haberte ofrecido su terraza para contemplar el espectáculo más tradicional y multicolor de Fez.
Dónde alojarse en Fez
Una de las mejores opciones para alojarse en Fez es el Barceló Fès Medina, un remanso de paz en plena medina y muy bien comunicado tanto con el aeropuerto como con la estación de tren.
El complejo, nuevo y moderno, ofrece 134 habitaciones que están preparadas para acoger a cualquier cliente con todas las comodidades y con un diseño en el que nos sentiremos como dentro de la medina todavía.
Además, cuenta con un hammam y una oferta de masajes como en cualquier otra instalación de la ciudad, un restaurante internacional con una amplia especialidad en platos marroquíes y un Jazz Bar, donde terminar el día con un buen cóctel o una bebida relajante.
También tiene piscina exterior, una zona básica en el verano, donde poder refrescarte antes, durante o después de la visita.