Los núcleos históricos de las antiguas ciudades árabes han sido desde siempre un imán para todo tipo de viajeros. Sus calles laberínticas, los innumerables puestos de sus zocos, invariablemente repletos de las mercaderías más insólitas, las solemnes mezquitas y madrasas, los recovecos que regalan postales únicas: una fuente, una celosía, un intrincado mosaico… Adentrase en esos pequeños y abigarrados universos que forman las viejas medinas, desde Bagdad y Damasco hasta el Magreb, supone un viaje fascinante.
Y precisamente en el corazón de Marruecos, en una de sus cuatro ciudades imperiales, la histórica Fez, se encuentra una de las medinas más impresionantes del norte de África, la más antigua del país y la más grande del mundo. Un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que guarda la esencia más auténtica de este singular destino.
La medina más grande del mundo
Fundada en el siglo VIII, la ciudad de Fez ha sido un testigo privilegiado de la historia del Magreb, y en ella dejaron sus huellas impresas tanto los primeros idrisíes –sus fundadores–como los almorávides, los almohades, los meriníes y la actual dinastía reinante, la alauí. Trece siglos de historia que le han valido para ser considerada, hoy en día,como la auténticacapital espiritual y cultural de Marruecos.
En este sentido, el corazón de Fez está dividido en dos áreas de distinto tamaño, la zona conocida comoFès el-Bali–literalmente “La Vieja Fez”–, la parte más grande y antigua de la ciudad, y Fès el-Jedid, el “nuevo” núcleo fundado por los meriníes en el siglo XIII. Todo ello rodeado por murallas, de las que aún queda buena parte de sus recios lienzos. Un gran museo al aire libre que, básicamente, es lo que hoy se conoce como la Medina de Fez.
El enmarañado tejido urbano de la medina, así como sus principales monumentos –madrasas, funduqs, palacios, residencias, mezquitas y fuentes–, forman parte de una herencia invaluable, y en conjuntoconforman la que esconsiderada como la mayor zona peatonal del mundo.Se dice que hay más de 10.000 callejones. Un impresionante microcosmos que incluye desde joyas arquitectónicas de distintas épocas hasta puestos y talleres de todo tipo de artesanos; desde imponentes mezquitas hasta pequeñas plazoletas donde el tiempo parece transitar de manera distinta. El corazón de la antigua capital imperial, uno de los núcleos históricos mejor conservados del mundo islámico, palpita a un ritmo propio.
Qué ver en la Medina de Fez: un viaje en el tiempo.
Como si de viajar al pasado se tratase, entrar en la Medina de Fez supone descubrir un número considerable de monumentos, así comoun caleidoscópico paisaje urbanoque surgió a partir de las necesidades y deseos de una sociedad multicultural, rica y compleja, en la que durante siglos fue una de las más grandesmetrópolis islámicas.
La lista de tesoros dentro de la Medina de Fez es muy amplia, pero se puede decir que hay ciertos imprescindibles:
La Puerta Azul
Conocida con este sobrenombre, la puerta de Bab BouJeloud es todo un símbolo de Fez y una destacadaobra de la arquitectura tradicional marroquí, aunque fue construida en 1913 por instrucción de la administración colonial francesa. Su gran fachada de zelliges y arabescos (azules en la cara exterior y verdes en la interior) y su triple arcada en herradura le dan una apariencia única. Además, es el principal punto de entrada a la medina, dando acceso a las calles deTala’aKebirayTala’aSghira, las principales arterias deFès el-Bali.
Los Zocos de Fez
Si algo se puede decir de la Medina de Fez es que sus laberínticas calles son como un enorme mercado. Por supuesto, no es uno sino muchos; cada zoco o mercado tradicional suele estar especializado en un tipo o gama de productos. Así, desde hace siglos, el Zoco de la Henna ofrece cosmética y farmacia, sobre todo tradicional. El Zoco Attarine, uno de los más populares, es un gran escaparate de especias, aunque también se venden brocados y sedas. El Nejjarine es el de los carpinteros y el Sekkatine, el que vende aparejos para caballos, mulas y burros. En el Zoco Chemainne se venden frutas secas, en el Achebine, pájaros y gallinas; en el Bellagine, típicos zapatos de madera…
El Zoco de los Curtidores
Dentro del singular panorama comercial y artesano de Fez, este gremio llama particularmente la atención por varias razones, pero quizás la más peculiar sea su aroma. Y es que en el interior de la Medina de Fez siguen existiendo por lo menos cuatro curtidores que aún emplean los métodos tradicionales, en los que se utiliza, por ejemplo, excremento de paloma y orina de vaca. La famosa curtiduría Chouwara es la más grande de todas y, aunque se ha reformado ampliamente, es un auténtico espectáculo. Eso sí, es mejor verla desde las terrazas superiores de las tiendas, tanto para gozar de las mejores vistas como para aligerar un poco el fuerte olor del lugar.
La Plaza Seffarine
En este rincón de la Medina de Fez se puede apreciar uno de los oficios más antiguos de la ciudad, el de los artesanos que elaboran ollas, teteras, cuencos, jarras y demás utensilios de cobre. Aún hoy, los caldereros de la plaza martillean incansablemente el metalpara dar forma a todo tipo objetos, como lo han venido haciendo generación tras generación. Sin duda, un lugar interesante.
La Plaza Nejjarine
Esta pequeñísima plazoleta, ubicada junto al zoco de los carpinteros, pasaría desapercibida si no fuese por dos elementos clave: una fuente y un antiguo funduq. La primera es una maravilla de la arte islámico y la toma de agua más antigua de la ciudad aún en pie. El segundo, un funduqo antigua posada para comerciantes, es un magnífico edificio de tres plantas en torno a un patio, cuidadosamente restaurado y convertido en elfascinanteMuseo de Artes y Oficios de la Madera.
La Mezquita y Universidad de al-Qaraouiyyîn
Fundada en el año 859 por una mujer de origen tunecino, Fátima al-Fihri,este edificio es uno de los lugares más importantes no solo de Fez sino de todo Marruecos. Considerada como una de las instituciones educativas más antiguas del mundo, su gran minarete es una de las referencias visuales ineludibles dentro de la medina. Desafortunadamente, el acceso está restringido para los no musulmanes. Además, junto a la mezquita, la Madrasa de Attarrine, que sí es visitable, ofrece también una muestra excepcional de la arquitectura medieval islámica y el rico patrimonio cultural de la ciudad.
El Mausoleo de MulayIdris II
Siguiendo con los grandes referentes de la Medina de Fez, a un costado de al-Qaraouiyyîn se encuentra este santuario o zauía dedicado al que fuera rey de Marruecos entre los años 791 y 828, y responsable de hacer de Fez (fundada por su padre, Idris I, en 789) capital del reino a partir del 807. El mausoleo, reedificado en estilo alauita en el siglo XVIII,es un importante lugar de peregrinación y el lugar más sagrado de la medina. Por supuesto, los no musulmanes tienen prohibida la entrada, pero sí que se puede echar un vistazo al interior desde la puerta y percibir la riqueza de este singular edificio.
La Mezquita de los Andaluces
Ubicada en el barrio homónimo, este es otro de los grandes edificios religiosos de la Medina de Fez. Como su nombre indica, barrio y mezquita fueron construidos por inmigrantes procedentes de al-Ándalus entorno al año 860. Lo que la convierte en uno de los edificios más antiguos de la propia medina (aunque ha sido reformada y ampliada en varias ocasiones). Toda una joya histórica en la que, al igual que en el caso deal-Qaraouiyyîn, solo pueden entrar en ella los musulmanes.
En cualquier caso, deambular por las callejuelas de la Medina de Fez no solo invita a descubrir sus maravillosos tesoros arquitectónicos, también es una buena manera de contemplar un estilo de vida, un mosaico cultural, que persiste a pesar de los acusados cambios que viven las sociedades modernas.