El gran esplendor de la ciudad imperial de Meknès es ya historia. Esta bonita localidad es más pequeña que su vecina Fez y recibe menos visitantes, pero no por ello deja de tener un gran interés. De su importancia hablan los restos de tres conjuntos de fortificaciones que hoy se han incorporado a su red vial. La tumba del sultán se encuentra en lo que queda de la ciudad imperial original y está flanqueada por la magnífica puerta de Bab el Mansur y la plaza de el-Hedim, que recuerda a la célebre plaza Yamaa el Fna de Marrakech en una versión reducida.
En total, cuenta con más de 40 kilómetros de impresionantes murallas defensivas y también tiene muchas mezquitas, por lo que se ha ganado un puesto muy importante en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco gracias a su antigua medina y a los restos de su Palacio Real.
- Historia y curiosidades de Meknès
- Qué ver y hacer en Meknès/strong>
- Qué visitar en los alrededores de Meknès
- Cómo llegar a Meknès desde Fez
- Dónde alojarse en Fez
Historia y curiosidades de Meknès
El nombre de Meknès procede de la tribu bereber de los meknasíes, que se asentó en la zona en el siglo X. Fueron los almohades y los benimerines los que ampliaron la medina de Meknès (Marruecos) y construyeron los monumentos mas antiguos que perviven en la ciudad. Sin embargo, el momento de mayor esplendor se produce en el siglo XVII, tras la muerte del fundador de la dinastía alauí, Mulay ar-Rashid, y la llegada de su hermano y sucesor, Mulay Ismail, quien convierte a Meknès en la capital de su reino.
Mulay Ismail levantó 25 kilómetros de murallas en Mequines, con magníficas puertas y un complejo palaciego que era tan ambicioso que nunca se terminó. Después de 55 años de reinado, muere Mulay Ismail y la ciudad de Meknès recupera su papel de segunda categoría, ya que Mohammed III, nieto de Mulay Ismail, se traslada a Marrakech.
Además, el mismo terremoto que asoló Lisboa en 1755 también tuvo graves consecuencias para Meknès, que se ha ido reconstruyendo muy lentamente. En 1912, con el Protectorado francés, la ciudad se recuperó, ya que los franceses convirtieron la ciudad en su sede militar, hasta que se alcanzó la independencia de Marruecos.
Qué ver y hacer en Meknès
Meknès, también llamada la Versalles marroquí, es monumental, atractiva y acogedora. Otro de sus sobrenombres es el de “ciudad de los cien alminares”. Por eso, es muy recomendable visitarla en una escapada turística a Marruecos. Te contamos qué tienes que ver en Meknès:
Plaza el-Hedim. Es el gran punto de encuentro de la medina de Meknès. Es el corazón de la ciudad antigua y está flanqueada por la magnífica Puerta Bab el-Mansour En su tiempo, la plaza estuvo ocupada por una kasbah que mandó derribar el sultán Mulay Ismail y aquí también hubo ejecuciones públicas. Dicen que es una versión local de la plaza de Yamaa el Fna de Marrakech. En cualquier caso, es un buen sitio para tomar un café o un té en cualquiera de sus restaurantes.
Puerta Bab el-Mansour. Es la puerta de acceso a la medina y una de las grandes obras maestras del arte hispanomusulmán. Puede decirse que es la más impresionante de todas las puertas imperiales marroquíes. Está muy bien conservada y cuenta con inscripciones en su parte posterior, una de las cuales dice lo siguiente: “Soy la puerta más bonita de Marruecos. Soy como la luna en el cielo. Prosperidad y riqueza están escritas en mi frente”. Esta puerta la terminó Mulay Abdallah, hijo de Mulay Ismail, en 1732. Las columnas blancas que hay en cada uno de sus lados son de mármol corintio y fueron saqueadas de un palacio de Marrakech. Normalmente, esta puerta sólo se abre en ocasiones muy especiales.
Palacio de Dar El Makhzen. Situado en la zona urbana de El Mechouar Stinia, este palacio fue la residencia oficial del poderoso sultán Moulay Ismail. Está rodeado por un impresionante pasillo de 2 kilómetros de longitud y su interior transportan al viajero hasta la grandeza de esa época y a unos fascinantes salas y jardines.
Museo Dar Jamaï. Con vistas a la plaza el-Hedim, este palacio fue convertido en museo de cerámica tradicional, joyas, tejidos y artesanía en madera de cedro en 1920. Su patio y sus jardines andalusíes sorprenden por sus bonitos naranjos. El kuba o santuario abovedado de la planta superior reproduce un salón tradicional, con alfombras y cojines. El palacio tiene una historia larga y turbulenta, ya que cuando murió el sultán Mulay al Hassan en 1894, la familia Jamail fue apartada de la política de la corte y perdió el palacio. En 1912 los franceses requisaron el edificio y lo utilizaron como hospital militar hasta que en 1920 fue transformado en museo.
Mausoleo de Mulay Ismaíl. Es el lugar donde descansa el sultán que hizo de Meknès su capital en el siglo XVII y su decoración es un ejemplo de la mejor artesanía marroquí. Se accede a través de unos patios donde reina el silencio, pero los no musulmanes no pueden acercarse hasta la tumba.
Madraza Bou Inania. Situada junto a la Gran Mezquita, muestra en su decoración la elegancia propia de los monumentos benimerines. Fue terminada en 1358 por Bu Inan, quien también construyó otra lujosa madraza en Fez. Es posible subir a su azotea, desde donde se contemplan vistas del tejado y del minarete de azulejos verdes de la Gran Mezquita. Además de las habitaciones privadas de los alumnos, se puede visitar la sala de la escuela, con un mihrab que tiene una acústica amplificada natural.
Gran Mezquita. Fundada en el siglo XI por los almorávides, esta mezquita destaca por su impresionante arquitectura. Tiene nada menos que 11 puertas y 143 arcos y su estructura y esculpidos tejados son una clara muestra de la habilidad de los artesanos de la época. Otra mezquita interesante para contemplar es la Mezquita Jamai Roua, construida en 1790 por Sidi Mohamed Ben Abdellah.
Zoco. En la medina de Meknès, el tiempo parece haberse detenido, a pesar de que los artesanos siguen renovando sus mercancías. Resulta interesante adentrarse en el zoco de la ciudad antigua. Por ejemplo, aquí es visible el arte del damasco en jarrones, platos, pulseras, etc. También los bordados y el arte del trabajar el cuero. Y es que hay muchos zocos dentro del zoco de Meknès: Zoco Lahdim (con diferentes tipos de aceitunas), Zoco Sekkakine (cuchillos, teteras y otros objetos tradicionales), Zoco Bezzazine (cestería y manualidades de mimbre), Zoco Bab Jdid (instrumentos musicales…), Zoco Nejjarine (maderas y carpintería), Zoco Sebbat (zapatos, telas, ropa…), Zoco El Herir (tejidos de seda), etc.
Qué visitar en los alrededores de Meknès
En las cercanías de Mequinés hay numerosos atractivos turísticos. Las excursiones más populares desde Meknès son las que tienen como destino las ruinas romanas de Volúbilis (30 kilómetros de distancia) y la ciudad de Fez (60 kilómetros de distancia), pero hay muchos otros lugares bonitos e interesantes a los que se puede llegar, especialmente si viajas en coche. Son, generalmente, destinos situados en escenarios de gran belleza y con mucha historia. Te recomendamos también que visites las ciudades de Moulay Idrís (30 kilómetros) y Moulay Yacoub (60 kilómetros), además de Azrou (66 kilómetros) y Rabat, aunque esta ciudad se encuentra situada a 150 kilómetros de distancia.
Cómo llegar a Meknès desde Fez
Existen diferentes formas de llegar a Meknès desde Fez. Hay 60 kilómetros de distancia y la opción más cómoda es reservando una excursión. Hay rutas en español que incluyen también la visita a Volúbilis y Mulay Idrís. Otra opción es contratar un taxi durante el día. También puedes alquilar un coche y dirigirte a la A2, aunque tendrás que enfrentarte a vías sólo regulares y a conductores algo alocados. Por supuesto, hay autobuses, taxis colectivos y trenes que te llevarán a Meknès por poco dinero.
Dónde alojarse en Fez
Si quieres conocer Meknès y alojarte en un hotel donde tengas asegurado el descanso y la comodidad, te recomendamos, por su excelente relación calidad-precio, el hotel Barceló Fès Medina. Aquí podrás gozar de un establecimiento de cuatro estrellas muy acogedor situado junto a la medina de Fez, a 5 minutos de la estación de tren y a 20 minutos del aeropuerto internacional de Fès-Saïss. Cuenta con 134 habitaciones modernas y equipadas y estancias muy confortables. Tiene un restaurante internacional, donde podrás disfrutar también de la gastronomía típica marroquí y un Jazz Bar donde se sirven deliciosos cócteles. También cuenta con un equipado spa para que el huésped pueda relajarse con algún tratamiento, sauna o hamman y también con un gimnasio. En definitiva, un verdadero oasis para sentirse como en casa.