Al caminar por la laberíntica medina de Fez, compuesta por miles de calles y hasta 300 barrios, uno sabe que está llegando a la Plaza de Seffarine porque, como si fuera el corazón, escucha los latidos de una ciudad viva. Son los caldereros, el gremio que tiene su zoco en esta popular plaza, que trabajan el metal para crear teteras, cajas del té, instrumentos de cocina y cualquier cosa que puedas imaginar.
Este oficio, uno de los más antiguos del mundo, también marca la estética del zoco que arranca en la plaza, con calderos gigantes que se suelen alquilar en determinadas fiestas.
Pero además, también marca el color que pinta Seffarine, el ocre del metal que, si pudiéramos elevarnos y mirarlo desde el cielo, contrastaría con el verde del tejado de la universidad más antigua del mundo que nace en esta plaza.
- La Plaza de Seffarine: Historia y significado
- Actividades y puntos de interés en los alrededores
- Artesanía y oficios tradicionales
La Plaza de Seffarine: Historia y significado
Se trata de una de las plazas más tradicionales e importantes de la medina. También conocida como la plaza de los Calderos, por el gremio que ocupa parte de su espacio y el zoco que se creó en la zona, este lugar fue testigo del nacimiento de la primera biblioteca del mundo, en el año 868, fundada por una mujer, Fatima Al-Fihri.
De hecho, en una vista aérea de Fes el Bali, dos aspectos destacarían sobre la maraña de tejados ocres y callejuelas: el río Ued Fez y el verde de la biblioteca y la mezquita de Al-Qarawiyyin ubicado en esta plazuela.
De esta forma, podríamos decir que Seffarine es un trozo de historia de la humanidad que permanece casi intacto con el paso de los años, como ocurre con la mayoría de rincones increíbles de la medina de Fez.
Y es que en esta plaza no sólo se conserva uno de los oficios más antiguos de la ciudad marroquí sino que el espíritu revolucionario que supuso la biblioteca y la mezquita han llegado casi hasta nuestros tiempos. Al-Qarawiyyin fue clave en el movimiento nacionalista marroquí contra el régimen colonial francés ya que muchos de sus miembros habían estudiado en esta histórica mezquita.
Actividades y puntos de interés en los alrededores
La Plaza de Seffarine merece una visita sólo por los acordes de historia que traen los caldereros cada día desde hace siglos. De hecho, son muchos los turistas que acuden a disfrutar del espectáculo de verlos trabajar, aunque ahora la mayoría se dedica más a arreglar objetos de metal que a fabricarlos.
Sin embargo, Seffarine también es un punto de visita obligada para recorrer la biblioteca de Al-Qarawiyyin, un desafío a la sociedad de su época y no sólo porque fuera una mujer la que impulsara.
En el complejo de tejados verdes se incluye la mezquita, la biblioteca y la madrasa, considerada la universidad más antigua del mundo. Su fundadora fue Fátima Al-Fihri, hija de un rico inmigrante de Kairuán, en Túnez. De ahí su nombre.
Entre sus paredes han estudiado importantes poetas y filósofos del mundo árabe como Ibn Al-Arabi o Ibn Jaldún. En la biblioteca están los volúmenes del famoso Al-Muwatta de Malik escrito en pergamino, Sirat Ibn Ishaq, una copia del Corán donado a la universidad por el sultán Al-Mansur de Ahmad en 1602, y la copia original del libro de Ibn Jaldún de Al- ‘Ibar.
En la plaza también encontramos la Madraza Seffarine, una de las primeras construcciones de los benimerines en el siglo XIII. Construida como un riad, esta escuela coránica puede visitarse pero no está muy conservada.
En el siglo XVI se levantó en la plaza un hammam que en su origen atendía a los artesanos que trabajaban en este zoco. Además, la cultura popular de Fez asegura que en estos baños están enterrados dos santos sufíes, Sidi Tallouk y Sidi Ahmad Skalli, aunque no se han encontrado. Está rehabilitado y se puede visitar pagando la entrada.
Después de recorrer el zoco de los caldereros, podemos parar en el café de Abdullah donde tomar un buen té con menta.
Artesanía y oficios tradicionales
La Plaza Seffarine acoge uno de los oficios más antiguos y tradicionales de Fez: el trabajo del metal, en este caso el cobre, a golpe de calor y martillo para convertirlo en teteras, ollas, cajas para guardar el té, bandejas o recipientes para el tajín o el cuscús, entre otros productos.
Hoy en día muchos de estos artesanos que siguen arremolinándose en esta zona desde hace siglos mantienen el mismo sistema de trabajo que sus antepasados, aunque ahora ya hacen más arreglos y reparaciones que nuevos productos.
Es emocionante verlos golpear el metal casi como una cadencia musical en la que cada uno interpreta su papel a la perfección mientras que varios calderos gigantes se han convertido en parte de la simbología de una plaza. Si te preguntas para qué se utilizan, la mayoría de estos utensilios tamaño Obelix se alquilan para ceremonias.