Marruecos atrapa al viajero con el ajetreo de sus zocos, sus bellos paisajes y la magia del desierto. Toma nota de las ciudades y visitas imprescindibles.
La costumbre semanal de acudir al hammam es uno de los rituales más placenteros de Marruecos. En Marrakech encontrarás algunos de sus principales templos.
Surgido de la inspiración del pintor Jacques Majorelle, el Jardín Majorelle está muy unido al destino de otro artista, el diseñador Yves Saint Laurent.
Marrakech es un lugar ideal para conocer, experimentar y disfrutar de la cocina marroquí en restaurantes populares, en la calle o en comedores de lujo.
Essaouira (o Esauira) es un buen lugar para unas vacaciones en las que combinar la visita a una pequeña ciudad costera con el turismo de playa.
El mismísimo cine de Hollywood se ha rendido ante la magia de Ait Ben Haddou, ese laberíntico lugar de adobe que ha llegado hasta nuestros días.
La excursión a las Cascadas de Ouzoud desde Marrakech es una de las más refrescantes y permite conocer el Marruecos más auténtico.
Son dos de los paisajes más espectaculares que se pueden visitar en el interior de Marruecos, en la llamada Ruta de las Mil Kasbahs.
Tan interesantes como la propia Marrakech son las excursiones que pueden realizarse desde ella, en tan solo unas pocas horas de viaje por carretera.
Visitar el desierto de Merzouga, la zona marroquí del Sahara, es una experiencia única. Déjate envolver por su exotismo y descubre qué ver y qué hacer.
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