Hablar de Casablanca implica visualizar románticas y misteriosas escenas protagonizadas por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Poco que ver la realidad con el clásico del cine que lleva el nombre de la ciudad. De hecho los escenarios del filme fueron reconstruidos en Hollywood. Pero la evocación resulta irremediable y acompaña a todos los que visitan esta ciudad, la más grande y poblada del Magreb.
Moderna y bulliciosa, Casablanca es el centro económico e industrial del país. Acoge las grandes empresas internacionales y cuenta con un importante puerto artificial. Su cultura está impregnada de un pasado colonial que le otorga un indudable interés. Los turistas disfrutan de un entorno en el que las rígidas costumbres musulmanas son mucho más relajadas. Su patrimonio arquitectónico resulta singular y no faltan bonitas playas para disfrutar de placenteras jornadas. A continuación, te ofrecemos una lista de los sitios que no se pueden dejar de visitar en Casablanca.
- Mezquita del Rey Hassan II, un símbolo de la ciudad
- La Corniche, un agradable paseo atlántico
- Plaza de Mohammed V, bella y tranquila
- El Palacio Real, una de las residencias del monarca
- La casa del Abuelo
- Torre del Reloj, emblema de Casablanca
- Barrio Art-Decó, la huella colonial francesa
- Palacio Mahkama du Pacha, un tesoro arquitectónico
- Santuario de Sidi Abderrahman, lugar de peregrinació
- La Medina, un paseo por la ciudad antigua
- El Museo Judío Marroquí, un lugar único
- Morocco Mall, compras de lujo
- El Parque de la Liga Árabe, pulmón verde de Casablanca
- Dónde comer, restaurantes y parada en el Rick’s Café
- Playas de Casablanca
- Consejos para viajar a Casablanca
- Dónde alojarse, los hotreles del grupo Barceló
Mezquita del Rey Hassan II, un símbolo de la ciudad
La Mezquita del Rey Hassan II es uno de esos lugares a los que hay que entrar cuando se visita Casablanca. Es todo un símbolo en la ciudad. Su minarete de 210 metros de altura se eleva junto a las aguas del Atlántico y la convierten el templo más alto del mundo. Al contemplar su imponente imagen, la primera impresión es la de estar ante una vasta edificación, pero una mirada más atenta descubre los ricos detalles de su arquitectura.
Los mejores artesanos marroquíes del siglo XX trabajaron en una decoración que se caracteriza por la piedra y la madera talladas a mano; los suelos de mármol; los techos ornamentados con láminas de oro y coloridas cerámicas cubriendo las paredes. Considerada una de las mezquitas más grandes del mundo, fue construida para conmemorar el 60 cumpleaños del rey Hassan II, quien reinó en Marruecos entre 1961 y 1999.
Esta mezquita es, además, uno de los pocos lugares sagrados que pueden ser visitados por los no musulmanes, pagando entrada y con el acompañamiento de un guía. Tiene capacidad para acoger a 25.000 fieles en su interior y unos 80.000 en el patio exterior. Parte del suelo está hecha de vidrio y los musulmanes pueden rezar a Alá mientras contemplan el océano. Entre sus curiosidades: un láser que apunta desde el minarete a la Meca y puede ser visto desde varios kilómetros de distancia.
La Corniche, un agradable paseo atlántico
Tras visitar la imponente Mezquita del Rey Hassan II, un plan perfecto es darse un paseo por la Corniche, que se encuentra justo al lado y permite contemplar en toda su magnitud este importante monumento religioso. A la manera de los paseos marítimos occidentales, este distrito playero está rodeado de hoteles, cafeterías, restaurantes y otros locales de ocio. Es el lugar idóneo para disfrutar de la brisa atlántica y para darse un baño en la playa de La Corniche de Aïn Diab, llena de surfistas de todas las nacionalidades que acuden al lugar a cabalgar sus olas.
El agradable recorrido de La Corniche se puede realizar a pie, patinando o en bici. Comienza al norte, en la playa de Lalla Meryem, con el viejo faro de El Hank. Y prosigue hacia Aïn Diab. Las magníficas puestas de sol y la animada vida nocturna hacen que esta zona sea de las más visitadas de la ciudad por los lugareños y los turistas. La tolerancia es mayor que en otros barrios populares y la mayoría de los bares sirven alcohol.
Plaza de Mohammed V, bella y tranquila
La Plaza de Mohammed V es el centro administrativo de Casablanca. Fue diseñada por el arquitecto urbanista francés, Henri Prost, que también fue el artífice del trazado, durante la primera mitad del siglo XX, del plan urbanístico de Casablanca y otras ciudades como Fez, Mequinez, Rabat o Estambul. Sus señas de identidad se perciben en grandes avenidas principales con bellas edificaciones, amplias plazas, zonas peatonales y parques.
La Plaza de Mohamed V es una de las más bonitas de la ciudad. Repleta de palmeras, es un espacio para la tranquilidad y el ocio. A ella acuden a pasear las familias por la tarde, cuando no hace tanto calor. En su entorno destaca una estatua del mariscal Lyautey, militar francés residente en Marruecos (1912–1925) y una fuente, de 1976, en la que tienen lugar espectáculos de agua y música. Las influencias marroquíes y francesas marcan los edificios públicos que la rodean. Entre ellos destacan el Palacio de Justicia, el Consulado de Francia, el Banco Nacional o la Prefectura.
El Palacio Real, una de las residencias del monarca
El Palacio Real es uno de los monumentos más bellos y grandiosos de Casablanca. Se encuentra en el moderno barrio de la Media Nueva y fue construido en los años 20 del siglo XX como una de las residencias del rey de Marruecos. El monarca –en la actualidad Mohamed VI de Marruecos– cuenta con palacios en distintos puntos del país. El principal se encuentra en Rabat.
Los turistas no pueden visitar el interior del edificio. Pero sí acercarse a la explanada que se encuentra frente al palacio en la ruta de las excursiones guiadas por la ciudad. Si se pasea por la zona impresiona ver esta imponente excursión. En caso de no ir en grupo se puede pedir permiso a los guardias que la custodian para aproximarse a sus puertas.
Torre del Reloj, emblema de Casablanca
La Torre del Reloj es otro de los emblemas de Casablanca. Se encuentra pegada a la Plaza de las Naciones Unidas de Casablanca y sirve de entrada a la parte sur de la Medina. Símbolo del poder colonial galo, fue construida en 1911 por el capitán francés Dessigny. Éste tenía como objetivo convencer a los habitantes de la ciudad de la necesidad de acostumbrarse al ritmo de vida marcado por la sociedad industrial.
La torre actual no es la original, sino una réplica. En 1948 se derribó, a causa de su precario estado. Hubo que esperar otros 45 años, hasta 1993, para que fuera nuevamente reconstruida, a iniciativa de las autoridades municipales marroquíes. Se optó por reproducir su diseño original. Tiene una longitud de 20 metros y cuenta con un reloj en cada uno de sus costados.
Barrio Art-Decó, la huella colonial francesa
El denominado Barrio Art-Decó es un área que da idea de la larga presencia de Francia en Casablanca. El periodo colonial se alargó hasta el fin de la etapa del Protectorado, bien entrado el siglo XX. Su huella está fijada muy especialmente en este barrio, que es uno de los atractivos turísticos de Casablanca. Ocupa prácticamente el centro de la ciudad, el entorno del Marché Central y de la Plaza de Mohammed V.
Se trata de una zona formada por numerosas fachadas que siguen las líneas de este movimiento artístico que transformó parte de la ciudad durante la etapa colonial. Es muy interesante comprobar estos rasgos arquitectónicos, que se mezclan con elementos tradicionales marroquíes. Las construcciones más sobresalientes se concentran en más de dos kilómetros de un entorno comercial donde se reúnen algunos de los edificios más bellos de la ciudad. Destacan el Cine Rialto; Correos; Le Matin; Cinema Radio; la Compañía Transatlántica; Maroc Soir; el Hotel Lincoln y los edificios Glaoui, Incama y Café la Comedia.
Si se quiere seguir disfrutando del Art-Decó en Casablanca, no se puede dejar de visitar la Villa des Arts, un museo alojado en un pequeño palacete, cerca del Parque de la Liga Árabe. Fue levantado por una acaudalada familia judía. En su interior se pueden admirar más de 800 muestras de arte contemporáneo, enmarcadas en un trasfondo de cultura y patrimonio marroquí. También hay exhibiciones temporales de artistas contemporáneos internacionales y un buen número de eventos culturales a lo largo del año.
Palacio Mahkama du Pacha, un tesoro arquitectónico
El Palacio Mahkama du Pacha es uno de los tesoros arquitectónicos de la ciudad. Está situado en el distrito de Habous, bordeado por el Boulevard Victor Hugo. Un destino clave para quienes realizan un recorrido a pie por la ciudad. El edificio se utiliza actualmente como corte de Justicia. Por ello resulta complicado visitar su interior, que tiene fama de ser espectacular. Si se tiene suerte, se puede acceder a sus estancias contratando a un guía.
Pero simplemente acercarse a la fachada merece la pena. La construcción, que recuerda a los antiguos palacios arabo-andaluces, se realizó a mediados del siglo XX y fue la residencia de una familia marroquí acomodada. Los elementos tradicionales del arte marroquí lucen aquí en todo su esplendor, destacando los trabajos de tallado con madera y yesería.
El Palacio, de grandes dimensiones, consta de dos patios, con 60 habitaciones alrededor. Quienes lo conocen se dejan cautivar por sus arcos decorados y su exótica vegetación. Hay quienes comparan su belleza con la Alhambra de Granada.
Santuario de Sidi Abderrahman, lugar de peregrinación
Acercarse al Santuario de Sidi Abderrahman es una visita muy curiosa en Casablanca. El lugar encierra una historia que parece sacada de Las mil y una noches. Sidi Abderrahman, considerado un santo por algunos musulmanes, llegó de Bagdad en el siglo XIX y se instaló en este islote. El morabito vivió allí hasta el fin de sus días y en la actualidad es un sitio de peregrinación.
El acceso al templo donde está enterrado Sidi Abderrahman está prohibido para los no musulmanes. El resto se puede visitar. Al sur del paseo marítimo se encuentra el Morabito de Sidi Abderrahmane, una aldea situada en un islote, a la que sólo se puede acceder con la marea baja o a través de un nuevo puente, en el interior. En el enclave hay yacimientos prehistóricos y un Parque Arqueológico. Antes de llegar, el paseante se encuentra con el parque de atracciones de Sindibad.
La Medina, un paseo por la ciudad antigua
Como en la mayoría de las ciudades árabes, en Casablanca la antigua Medina es un lugar de encuentro imprescindible en la ciudad. En este caso, sus dimensiones son más limitadas de lo habitual, pero su entramado de calles estrechas no deja de tener su encanto. Cautiva con sus mezquitas, entre ellas la de Chleuh, la principal de la ciudad antigua. Y también con sus placitas y sus coloridas casas, en cuyos bajos se ubican cafés y tiendas de baratijas, souvenirs, ropa y zapatos.
Este entorno, ideal para observar el devenir cotidiano de la ciudad, fue reconstruido tras un terremoto en 1755 que lo destruyó casi por completo. Numerosos cambios urbanísticos a lo largo del tiempo han afectado al carácter de este lugar histórico que hace las delicias de los turistas. Se puede acceder a él desde la Plaza de las Naciones Unidas, cerca de la Torre del Reloj. En la parte norte, delante del puerto, se pueden ver los restos de las fortificaciones de Casablanca del siglo XVIII. Y disfrutar de una de las mejores vistas panorámicas del mar de la ciudad.
El Museo Judío Marroquí, un lugar único
Conocer el Museo Judío Marroquí es un plan diferente que hacer en Casablanca, sobre todo para los que están interesados en la historia de las religiones. Tiene la particularidad de ser el único de este tipo existente en el mundo árabe. Este hecho da idea de la mezcla de culturas de la ciudad y también hay que tener en cuenta que la mayoría de la población judía de Marruecos vive en Casablanca.
El museo está situado en el barrio residencial de Oasis, en un bonito caserón con jardín, que sirvió de orfanato judío. Visitarlo permite recorrer 2.000 años de historia del judaísmo en el país, y sobre todo acercarse al devenir de la comunidad judía de Casablanca. En el recorrido se muestran pinturas, ropas tradicionales, piezas ceremoniales de la comunidad hebrea y una enorme colección de fotografías de sinagogas, mellah (juderías).
Morocco Mall, compras de lujo
Situado al final de la zona de La Corniche, una vez pasada la playa de Aïn Diab, en la Avenida Biarritz, se encuentra El Morocco Mall, el centro comercial más grande y lujoso de Marruecos y de África. Diseñado por el arquitecto italiano Davide Padoa, tiene 250.000 metros cuadrados de superficie construida y unos 70.000 dedicados exclusivamente a tiendas repartidas en tres pisos. También posee grandes jardines, áreas de ocio, cafeterías, restaurantes y otros espacios del ocio.
Sin duda, el Morocco Mall es el sitio ideal para los amantes de las compras en Casablanca. Entre sus 350 tiendas se encuentran marcas de lujo como Gucci, Dior, o Louis Vuitton, junto a otras como Ralph Lauren y las clásicas del grupo español Inditex (Zara, Massimo Dutti o Pull & Bear). En otra de sus zonas, el Souk, se pueden comprar artículos típicos de los zocos marroquíes, como babuchas, caftanes, chilabas, especias, aceites, etcétera.
En este grandioso espacio, que contrasta con la pobreza de otras partes de la ciudad, también hay un cine, el IMAX; un gran acuario (Aquadream) y un pequeño parque de atracciones (Adventureland), además de la fuente musical más grande del mundo, que cuenta con más de un centenar de surtidores de colores que se mueven al ritmo de la música.
El Parque de la Liga Árabe, pulmón verde de Casablanca
El parque de la Liga Árabe es el pulmón verde de Casablanca y un lugar donde encontrar algo de tranquilidad en la bulliciosa y ajetreada vida de la ciudad. Data de 1918, pero con motivo de su centenario, en 2018, fue remodelado en profundidad, mejorando notoriamente su entorno. Se invirtieron nueve millones de euros para reparar las diez fuentes originales, incluir muchas más zonas de densa vegetación, crear espacios de juegos y pistas deportivas.
El espacio está rodeado de grandes palmeras africanas. En él se ofrecen clases de educación ambiental, de botánica y de las más modernas técnicas de jardinería a los jóvenes. El enclave cuenta con pequeños cafés y en él se encuentra la Catedral del Sagrado Corazón, muy curiosa. Se trata de una iglesia que dejó de ser de culto católico en 1956, cuando Marruecos se independizó de Francia. Actualmente se mantiene tal cual su estructura externa, pero es un centro cultural. Desde sus torres se disfruta de magníficas vistas de la ciudad.
Dónde comer, restaurantes y parada en el Rick’s Café
En Casablanca la oferta de restaurantes es amplia y variada. Además de la gastronomía tradicional, en la ciudad hay buenos locales de comida internacional. Una opción a tener en cuenta es el Restaurante Brasería La Bavaroise (133 Avenue Allal Ben Abdellah). Lleva en activo desde 1968 y es muy popular. La especialidad es la carne de vaca alimentada con pasto del Atlas, servida en forma de bistec con patatas frías, ensalada verde y salsas de estilo francés, es uno de sus platos estrella. Pero si se prefiere un buen pescado, hay que dirigir los pasos hacia el puerto de Casablanca. En el piso de arriba de un edificio del entorno portuario se encuentra el Restaurant du Port de Pêche. Muy concurrido, ofrece pescados fritos o a la plancha, simples o en tempura. Destaca también por sus platos de ostras y mariscos frescos.
En el itinerario por Casablanca es muy típico acudir al Rick’s Café, reconstrucción del mítico escenario de la película Casablanca. El local que inmortalizó Humphrey Bogart nunca existió realmente. Era un decorado de Hollywood. Pero era tal su leyenda y el interés de los turistas por encontrarlo que se acabó construyendo tal cual aparece en el filme, con su mismo decorado. Abrió sus puertas en 2004 y se encuentra en la antigua Medina, en una residencia típica marroquí con un hermoso patio interior. Abre todos los días, incluso en pleno Ramadán.
Playas de Casablanca
Casablanca también es un lugar idóneo para los viajeros que busquen combinar la visita urbana con la playa. Su clima cálido y húmedo durante todo el año contribuye a ello. Su costa atlántica ofrece estupendos rincones para el baño. La ruta comienza al norte, en la playa de Lalla Meryem, con su característico y viejo faro de El Hank. Y prosigue hacia la playa de La Corniche de Aïn Diab, la más céntrica. Ocupa más de una milla de largo y está rodeada de locales de restauración.
Estas playas, que hacen las delicias de los surfistas, son peligrosas por el fuerte oleaje, por lo que se recomienda el uso de las abundantes piscinas de agua salada que se encuentran en el paseo marítimo. Para bañarse en el mar, se debe seguir más al sur, hacia la playa de Tamaris, muy agradable. Otra opción es la playa de Bouznika, entre Casablanca y Rabat, frecuentada tanto por la gente del lugar como por los turistas. Es ideal para darse un baño, caminar por su arena limpia y practicar surf.
Consejos para viajar a Casablanca
Como en todas las ciudades de Marruecos hay que respetar ciertas normas y tener en cuenta el sentido de hospitalidad de la gente del lugar. Por ejemplo, en todos los restaurantes y cafés hay que dejar propina. Un diez por ciento sobre el precio a pagar, que debe darse en mano al camarero, nunca dejarse sobre la mesa.
A la hora de elegir un restaurante es recomendable observar si es frecuentado por los habitantes de la ciudad. Es un indicador de su popularidad e indica que merece la pena conocerlo. Como es habitual en los sitios turísticos, hay que tener cuidado con los carteristas y evitar moverse con altas sumas de dinero.
También conviene saber que en los paseos por la ciudad se acercarán todo tipo de guías y comerciantes para ofrecer sus servicios y productos. Puede ser muy pesados. Hay que ser tajantes a la hora de no aceptar sus propuestas y evitar la persecución con tacto.
En general los lugareños son muy hospitalarios. En ningún caso se les puede negar una invitación a tomar un té de menta. Debe aceptarse con agradecimiento y si se conoce de antemano el agasajo responder con un pequeño regalo. Se recomienda optar por ropa cerrada y de colores neutros en los recorridos por los barrios populares de la ciudad. En las áreas turísticas no existe ningún problema en llevar cualquier tipo de vestuario.
Dónde alojarse, los hoteles del grupo Barceló
El grupo Barceló cuenta con dos hoteles en Casablanca que contribuyen a que las vacaciones en la ciudad resulten de película. El Barceló Casablanca (cuatro estrellas) se ubica en el céntrico Boulevard d’Arfa, próximo al casco antiguo y a la Mezquita de Hassan II. Sus instalaciones ofrecen todas las comodidades y servicios en un entorno muy moderno. Pero que no pierde la esencia del servicio y gastronomía de Marruecos
La selecta gastronomía local de su restaurante, que cuenta con una magnífica carta de tés, es una de las señas de identidad de este hotel. También es uno de los favoritos en el mundo de los negocios. Cuenta con cinco salas de reuniones, eventos y congresos de última generación. Está muy cerca del Twin Center y a 25 kilómetros del Aeropuerto Internacional Mohamed IV. A solo tres kilómetros del edificio, los clientes disponen de un campo de golf.
La otra opción es el Barceló Anfa Casablanca (cinco estrellas), que aúna tradición y vanguardia en el centro urbano. Entre sus atractivos, la decoración Art Déco tan propia de la ciudad. Se refleja en los colores, las formas geométricas y los materiales cálidos. Completamente equipado, cuenta con gimnasio, spa, lobby bar, snack bar y un restaurante que fusiona los productos locales con las nuevas tendencias. También dispone de una magnífica terraza con piscina exterior.
El hotel se encuentra sólo 30,8 km del Aeropuerto Internacional Mohammed V y próximo a los mayores atractivos de la ciudad: zonas comerciales, la Mezquita de Hassan II, la Antigua Medina o la Catedral del Sagrado Corazón. Sus siete salas de reuniones y una sala de banquetes con aforo para 350 personas, lo convierten en ideal para encuentros de negocios y para la celebración de todo tipo de eventos.