Las Cascadas de Ouzoud, a algo más de dos horas y media en coche desde Marrakech son una buena excusa para escapar, al menos durante un día, del trasiego de la ciudad imperial. Un entorno natural, aunque bastante tocado por la mano del hombre, que supone para muchas familias de la región una refrescante pausa durante los agobiantes días de verano.
Las Cascadas de Ouzoud, por qué es una visita imprescindible
En las Cascadas de Ouzoud está el salto de agua más elevado de Marruecos, con 110 metros de altura. Eso sí, no en caída libre, pues las aguas descienden en varios niveles. En total, se trata de siete cascadas, de las que la más accesible es la primera, situada en las inmediaciones del pueblo de Tanaghmeilt.
En total, hay siete cascadas alimentadas por las aguas que nacen en las no tan lejanas cumbres del Alto Atlas. Se pueden considerar como la cabecera del Ourika, curso de agua que riega un fértil valle que desciende hasta el río Tensfit, ya en las inmediaciones de Marrakech.
Aunque las Cascadas de Ouzoud conforman un espacio natural de gran belleza y autenticidad, lo cierto es que la parte baja, la más cercana al pueblo, está francamente civilizada: son muchos los negocios (restaurantes, alojamientos, tiendas y puestos) que han ido surgiendo para aprovechar el ingente número de visitantes que se acercan hasta aquí.
Sobre todo cuando aprieta el calor, pues el baño está autorizado en los remansos del río y también bajo las cascadas mismas. En este sentido, son muy llamativos los restaurantes que instalan sus mesas en el propio cauce del río, de manera que los clientes puedan comer o cenar con los pies metidos en el agua.
Una ruta por las Cascadas de Ouzoud, qué hacer en ellas
La ruta por las Cascadas de Ouzoud comienza en el aparcamiento situado junto al pueblo de Tanaghmeilt. Población de características casas de adobe, muchas de las cuales se han transformado en establecimientos turísticos de todo tipo.
A partir del pueblo, no hay más que seguir el sendero que discurre en paralelo al curso del río Ourika y que está perfectamente señalizado. Llegado cierto momento, la ruta se empina y se comienza la ascensión a través de los más de 500 escalones que conducen hasta la parte baja de las cascadas.
En total, unos 20 minutos de caminata, que suelen ser muchos más, pues al paso suelen surgir vendedores ambulantes con todo tipo de productos y es raro no pararse en alguna tienda o puesto de souvenirs.
Una vez llegados a la base de las cascadas se impone el baño. Aunque las aguas remansadas tienen un color chocolate claro, esto no tiene que ver con su limpieza, sino con el hecho de que contienen numerosas partículas de la tierra arcillosa característica de esta zona. En cualquier caso, y por mucho calor que haga, sorprende la frialdad de estas aguas de deshielo.
En esta zona es habitual encontrarse con macacos salvajes, que se encuentran en serio riesgo de desaparición en la zona pero que, no obstante, aquí suelen acercarse sin miedo a los visitantes. Sin duda, en busca de comida fácil.
Los más intrépidos pueden continuar la ruta hasta la séptima de las Cascadas de Ouzoud, en una ruta con cierta dificultad (conviene llevar calzado adecuado para senderismo en montaña), que se prolonga durante algo más de dos horas (ida y vuelta).
Cómo ir desde Marrakech hasta Ouzoud
Pese a su relativa proximidad (unos 160 kilómetros) con Marrakech, la excursión a las Cascadas de Ouzoud lleva su tiempo (no menos de dos horas y media). Además, en la ruta apenas hay indicaciones hacia este lugar. Las carreteras son estrechas y sinuosas, y conducir por Marruecos, en general, requiere de una cierta intrepidez.
Por eso, la mejor forma de acercarse hasta ellas es mediante alguna empresa especializada en excursiones (una buena idea es informarse en el propio hotel). También se pueden contratar los servicios de algún taxista de confianza.
Esto último, además de permitir llegar hasta Ouzoud de una forma cómoda (en verano conviene asegurarse que el taxi tenga aire acondicionado), también facilita hacer un recorrido “a medida”, deteniéndose en diferentes puntos de la ruta y, una vez se llega hasta Tanaghmeilt, acordar con el conductor la hora de regreso.
A la llegada a ese pueblo lo habitual es que el propio taxista ofrezca los servicios de algún guía local, que conduzca a pie hasta la base misma de las cascadas. En principio, no es necesario, pues el camino está perfectamente señalizado.
El Valle del Ourika
Las Cascadas de Ouzoud suponen, de alguna forma, el principio del Valle del Ourika, río que se alimenta del deshielo del Alto Atlas. Las aguas de este río generan a su paso una fértil vaguada agrícola, que parece casi un milagro entre los áridos paisajes que caracterizan a la región.
Más arriba de las cascadas, hacia el Sur y la mítica cordillera, el paisaje se vuelve más abrupto, en muchas ocasiones en parajes solo accesibles para excursionistas bien preparados y acostumbrados a la alta montaña.
Pero río abajo, la fertilidad del valle ha generado numerosos pueblos y aldeas. A cada paso que se da por el Ourika se encuentra un mercado, un puesto de carretera donde venden jugosos melones, sandías, higos y otras frutas.
Por supuesto, también todo tipo de artesanías, incluso hay alguna cooperativa de argán, lugar ideal donde adquirir tan preciado aceite directamente a sus productoras.
Además, desde prácticamente cualquier punto del Valle del Ourika se domina la imponente silueta del Toubkal, máxima altura de Marruecos y del Norte de África, con sus 4.168 metros.
Qué ver en los alrededores de Ouzoud
A un par de kilómetros de las cascadas, por un sendero que sale desde el pueblo de Tanaghmeilt, están las fuentes de Ouzoud. Un remanso del río que alimenta el célebre salto de agua y que es uno de los mejores puntos para el baño en la zona. Además, bastante menos masificado que el recorrido “oficial”.
Por si fuera poco, desde este lugar se tiene una de las mejores panorámicas de conjunto de las cascadas, aparte de disfrutar de un imponente paisaje, con el Alto Atlas como testigo.
Para completar la excursión, a unos 26 kilómetros de aquí, junto a la localidad de Bin el Ouidane hay un embalse en torno al que se ha creado una zona de baño y un auténtico complejo turístico, con restaurantes, hoteles y complejos lúdicos de piscinas y zonas de juegos para niños.