Para comer en Marrakech, sin duda, hay que pasar en algún momento por la Plaza Jemaa el Fna. Sobre todo a la caída de la tarde, cuando decenas de restaurantes ocasionales plantan sus mesas y bancos corridos para ofrecer sus propuestas gastronómicas.

Es verdad que no hay demasiada originalidad en los platos que se sirven aquí: tajines, cuscús, pinchitos de pollo y cordero, sopa harira, pastelas de ave, mezze, pasteles árabes… Y tampoco es que la calidad sea para hacerle grandes fiestas. Pero lo que sí hay es mucha autenticidad y, además, esta es una de las experiencias más divertidas que se pueden experimentar en Marrakech: los captadores de cada uno de estos comedores temporales intentan atraer a los viandantes a sus negocios, utilizando para ello chistes y divertidas comparaciones pronunciados en las más diversas lenguas.

Jemaa el Fna no solo es una de las opciones más populares parar comer en Marrakech, también es una de las más baratas, pues se puede cenar de una forma abundante por entre 10 y 15 euros.

Pero, aparte de esta plaza, lo cierto es que hay cientos (incluso miles) de opciones para comer en Marrakech, tanto en locales y terrazas populares, como en restaurantes de lujo. Muchos de estos últimos se pueden encontrar en la medina, pero también en las zonas de Guéliz y el Palmeral.

Tres buenas opciones para comer en Marrakech

En el propio hotel Barceló Palmeraie Marrakech existe la posibilidad de comer de auténtico lujo en cualquiera de sus restaurantes. Estos son los más destacados:

  • Mezze: especializado en cocina típica marroquí, es un lugar ideal para cenar en un entorno relajado y evocador.
  • L’Olivaraire: en este surtido buffet se pueden degustar todo tipo de platos de la cocina mediterránea a internacional. También dispone de una carta para los comensales más exigentes (y cómodos). En su terraza se disfruta también de un buen ambiente.
  • L’Oasis: es el bar de la piscina, donde se sirven suculentos snacks, sándwiches y ensaladas.

Restaurante populares en Marrakech

Algunos de los restaurantes más populares de Marrakech

Como ya hemos comentado, para comer en Marrakech lo difícil es elegir, dada la ingente cantidad de restaurantes, puestos callejeros y terrazas repartidos a todo lo largo y ancho de la ciudad. Pero aquí hay algunas referencias de locales muy populares y, por supuesto, con bastante calidad:

  • La Cantine des Gazelles (Rue Dabachi Kennaria, 6): cocina tradicional marroquí (los cuscús y tajines son tan deliciosos como generosos en cantidad), a dos pasos de la plaza Jemaa el Fna.
  • Bazaar Café (Rue Sidi el Yamani, 24B): restaurante inspirado en la ola internacional que apuesta por la comida callejera (street food), pero servida en un local con mucho encanto. Y, desde luego, no es para comer a matacaballo sino disfrutando de sus suculentos sabores.
  • Roti d’Or (Rue Kennaria, 17): cocina internacional, divertida y variada (quesadillas, hamburguesas, wraps, patatas fritas…) elaborada, eso sí, con productos autóctonos.
  • Henna Art Café (Rue Derb Sqaya, 35): un buen lugar para disfrutar de dos de las tradiciones más atractivas de Marruecos; por un lado, su suculenta gastronomía; por otro, los elaborados tatuajes de henna, que se aplican en el propio local.

Los mejores restaurantes de Marrakech

Buena parte de los mejores cocineros de Marruecos ofrecen sus propuestas y creaciones en los alojamientos de alto nivel de Marrakech. Pero también es posible disfrutar de la alta cocina local en restaurantes como los siguientes:

  • Dar Moha (Rue Dar el Bacha, 81): un lujoso palacio como escenario para el lucimiento del chef Moha, formado en algunas de las mejores cocinas de Europa, pero que le saca el máximo partido al producto marroquí y norteafricano en preparaciones a caballo entre ambos continentes.
  • La Table du Marché (esquina Ave. Echouhada con Rue des Temples): cocina marroquí e internacional, de mercado (tal y como se deduce por su nombre), en un local decorado de una forma sofisticada y con vistas a un recoleto jardín.
  • Le 68 Bar (Rue de la Liberté, 68): se promociona como un bar de vinos, con más de 200 referencias nacionales e internacionales. Y es cierto y muy agradecible que así sea, pero no es menos verdad que aquí se sirve una cocina refinada, ideal para jugar a los maridajes.
  • Le Salama (Rue des Banques, 40): sofisticados cuscús y taboulés en una de las terrazas más bonitas y escenográficas de la medina de Marrakech. Un lugar ideal para la cena, amenizados por el bullicio que se respira en la ciudad a esas horas.

Restaurantes de lujo en Marrakech

El mágico mundo de las teterías en Marrakech

El ritual del té a la menta forma parte de la forma de vida de todos los marroquíes. Se toma en casa y en la calle, pero también en locales tan atractivos como éstos:

  • Café des Epices (Rue Derb Rahba Lakdima, 75): situado en la plaza de las Especias, uno de los lugares con más sabor de la ciudad, es un clásico donde el té a la menta se prepara de una forma magistral.
  • Nomad (Rue Derb Aarjane, 1): en plena medina, su terraza se ha posicionado en los últimos años como uno de los lugares de moda y tendencia en Marrakech. El mejor momento para disfrutarla es a la caída de la tarde.
  • Kif Kif (28 Rue Koutoubia): pese al nombre, es uno de los locales más recomendables para probar el té al estilo marroquí. También hay café, como es obvio, además de algunos platos de la gastronomía marroquí clásica.

Cena romántica en Marrakech

Comer barato en Marrakech es posible y seguro

Sin duda, la mejor forma de comer barato en Marrakech es hacerlo en alguno de los numerosos puestos callejeros que hay, sobre todo, en la medina. Muchos de ellos elaboran los alimentos en el momento y a la vista del comensal. Una gran seguridad para aquellos más escrupulosos.

Por lo general, conviene rechazar aquellos alimentos que no hayan sido hervidos o que no hayan pasado por el fuego, como ensaladas o frutas, no porque éstas no tengan suficiente calidad, sino por la incertidumbre ante si han sido lavadas.

Por supuesto, siempre que se pueda, merece la pena no renunciar a los dulces que se venden en muchos de esos puestos callejeros, acompañados de un buen té a la menta.