El Palmeral de Skoura es el mayor oasis del Valle del Dadès, a los pies de las Montañas del Atlas. Una gigantesca arboleda en medio del desierto con más de 70.000 palmeras, olivos, higueras, almendrales y granados. En este artículo te contamos qué ver en Skoura, un paisaje que parece salido directamente de Las mil y una noches.
El Palmeral de Skoura: un oasis en medio del desierto
El Palmeral de Skoura parece un milagro en medio del desierto: cuesta entender cómo puede surgir, de la nada, un enclave tan exuberante en una zona tan árida. La respuesta está en las decenas de acequias y canales que beben de los ríos Hajaj y Madri y que dan a los terrenos una gran fertilidad. Estos dos ríos, que recogen el agua de las últimas montañas del Alto Atlas, tienen un caudal ocasional, pero son muy anchos y se bastan para nutrir los acuíferos de las zonas circundantes.
En un extremo del oasis encontramos una ciudad moderna llamada Skoura, pero lo cierto es que la población original de la zona se distribuye por numerosas aldeas a lo largo y ancho del palmeral. Visto desde lejos, lo que más llama la atención de este paisaje son las decenas de kasbahs de la zona. Estas antiguas fortalezas de adobe, que hacían las veces de residencia familiar y de fortificación contra ataques enemigos, son uno de los principales atractivos del Valle del Dadès.
Skoura se encuentra en medio de la conocida como Ruta de las Mil Kashbas, que une Ouarzazate y Tinehrir, una de las más populares entre los viajeros que afrontan Marruecos con espíritu de aventura. Cada año, cientos de 4×4 recorren este camino jalonado de antiguas fortalezas para hacerse una idea de cómo era la vida en Marruecos hace tres o cuatro siglos.
No está del todo claro y hay que fiarse de la tradición oral, pero parece que el asentamiento de Skoura comenzó a formarse en el siglo XVII, cuando el sultán Mulay Ismail ordenó construir varias fortalezas en la zona para asegurarla frente a incursiones enemigas.

Qué ver en Skoura: las kasbahs más interesantes
De entre las muchas kasbahs que están diseminadas por el palmeral de Skoura, sin duda alguna la estrella es la Kashba Amridil, una de las más interesantes y mejor conservadas de todo el Valle del Dadès. Puede que tengas una cierta sensación de dejá vu al encontrarte frente a ella, de que ya has visto antes su silueta. Es normal: está representada en billetes antiguos de 50 dirhams. Además, ha sido una localización frecuente de películas, y aparece en cintas conocidísimas como Lawrence de Arabia o Ali Babá y los cuarenta ladrones.
La Kasbah Amridil fue construida en el siglo XVII por una familia local, la familia Nassiri, cuyos descendientes todavía conservan su propiedad. El núcleo inicial lo formaban ocho viviendas dispuestas en torno a un pasillo central. Sus fachadas exteriores constituían un perímetro jalonado por torres defensivas. La kasbah está bien conservada y pasear por su interior es hacer un viaje en el tiempo: el visitante se hace una idea de cómo era la vida hace tres siglos.
Muchas de las estructuras de la Kasbah Amridil han sido restauradas y es posible asomarse dentro. Hay pozos, hornos de pan e, incluso, una antigua prensa para la elaboración de aceite de oliva. A lo largo de los siglos, la Kasbah Amridil ha sufrido numerosas modificaciones y ampliaciones. Hoy, uno de estos anexos es un riad, una de las mejores opciones para pernoctar en la zona. Se puede visitar todo el complejo, contratando los servicios de uno de los guías apostados en la puerta de entrada.
Una de las estancias más interesantes en la kasbah es la sala de Audiencias, en la que el dueño de la fortificación, que también oficiaba como señor feudal del palmeral de Skoudra, recibía a los residentes locales para dirimir conflictos e impartir justicia.

Kasbah de Ait Abú
La Kasbah Amridil es la más conocida y turística del Palmeral de Skoura, pero no es la única que se puede visitar. En la zona norte del palmeral, junto a una aldea llamada Tajanal, se encuentra la Kasbah de Ait Abú, la más alta de la región. Es bastante posterior a la de Amridil, data de principios del siglo XIX, y también es colectiva, es decir, que desde su establecimiento ha albergado a varias familias; un modelo muy común en todo el oasis.
En el caso de la Kasbah de Ait Abú, los añadidos y anexos que iban construyendo las familias residentes se hicieron hacia arriba, en vertical, lo que acabó confiriéndole su altura característica. También cuenta con un hotel en su interior, y es ideal para aquellos viajeros que quieran alejarse de las zonas más turísticas y concurridas del palmeral de Skoura.
Por lo demás, el Palmeral de Skoura es un lugar ideal para perderse dando un largo paseo entre su abundante vegetación y descansar del ajetreo (a veces abrumador) de las ciudades marroquíes. En los numerosos hoteles de la zona es posible alquilar bicicletas o contratar excursiones a caballo para explorar los incontables caminos y recovecos de este inmenso oasis.
Qué ver cerca de Skoura en tu viaje
Ouarzazate, el Hollywood marroquí
Una visita muy recomendable desde Skoura es Ouarzazate (o Uarzazate), que se encuentra a 40 kilómetros, aproximadamente 45 minutos en coche. Esta ciudad, rodeada de montañas, se suele identificar como la puerta del desierto de Marruecos. También es un lugar de tránsito para quienes emprenden la ‘Ruta de los oasis’. Y quizás el motivo por el que atraiga últimamente a más viajeros es por albergar estudios de cine. De hecho, hay quienes la llaman el “Hollywood marroquí”. Dichos estudios se pueden visitar, así que es la excursión perfecta para cinéfilos y amigos de las redes sociales, ya que allí tendrán muchos decorados donde hacerse selfis.
Además de buscar las localizaciones de ‘Juego de tronos’ o de otros filmes, no dejes de recorrer su entorno urbano con la plaza de Mouahidine, el mercado o su zoco de artesanía.
Kasbah de Taourirt
A las afueras de Ouarzazate se sitúa la Kasbah de Taourirt, como tiene horario de entrada y salida (de 8 de la mañana a 6.30 de la tarde) debes tenerlo en cuenta a la hora de organizar la visita. Estéticamente esta fortaleza de adobe es una maravilla, con sus torres almenadas ornamentadas. Se cree que fue construida en el siglo XVIII por la tribu glaoui en la vieja ‘Ruta del oro’ que unía Tombuctú con Marrakech. Es recomendable realizar una visita guiada en el interior para ver los espacios privados de la dinastía glaoui. Y si te interesa la artesanía, no te vayas sin comprar alguna pieza, hay un centro donde fabrican y venden bonitos objetos de barro, alfombras, etc.
Ksar de Ait Ben Haddou
Otra visita que es una maravilla es la del Ksar de Ait Ben Haddou. Esta ciudad fortificada se encuentra a 30 kilómetros de Skoura y la entrada a la misma es gratuita. Gracias a su arquitectura fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. La imagen en la lejanía, adaptándose a la colina que tiene tras de sí y con el río Ounila a sus pies, es inolvidable. Como también lo son las vistas que se obtienen desde su punto más elevado.
Su belleza, el entramado de sus calles, sus murallas de adobe y las espigadas torres no han pasado desapercibidas al cine, ya que aquí se han rodado decenas de películas. Desde Lawrence de Arabia (1962) a Gladiator (2000) o La reina del desierto (2015).
Oasis de Fint, un vergel oculto
Cuando ya los ojos se han adaptado al juego de tonos ocres que depara la zona más desértica de Marruecos, aparece el oasis de Fint como una ensoñación. Este vergel lleno de palmeras, y con la codiciada agua a sus pies, se sitúa a unos 10 kilómetros de Ouarzazate (y a unos 50 de Skoura). Lo más aconsejable es dejar el coche en las inmediaciones (hay una zona de aparcamiento) y recorrer todo su contorno, incluso puedes acercarte al pueblo caminando. Los vecinos de este lugar son muy hospitalarios, seguro que no se molestarán si curioseáis un poco su forma de vida. También cuentan con una artesanía muy bonita, así que incluso se puede colaborar un poco en su economía familiar.