Desconocida e ignorada para muchos, Rabat es una interesante ciudad para visitar en un viaje por Marruecos. Sus calles esconden una rica historia que merece la pena conocer para entender un poco mejor Marruecos y su pasado.
Un paseo sin rumbo y sin prisas por la Medina de Rabat permite conocer algunas esencias de Marruecos, desde su arquitectura popular e histórica a sus costumbres y forma de entender las relaciones comerciales.
Aquí reposan los restos de los monarcas Hassan II, quien erigió la faraónica tumba en memoria de su padre, Mohamed V, padre de la independencia marroquí
Construido en el año 1195, este minarete formaba parte de la faraónica e inacabada mezquita proyectada en Rabat por el sultán Yaqub al-Mansur
Ubicada en pleno corazón de Rabat, la residencia oficial del rey de Marruecos es uno de los tesoros de la capital marroquí.
En este mercado cubierto de juncos de la medina se concentran todos los joyeros de la ciudad con sus piezas de oro, plata y piedras preciosas
Esta gran arteria urbana de la ‘Ciudad Nueva’, diseñada en 1912, es la meca de los restaurantes, cafés, comercios y joyerías de alto nivel de Rabat
Construida para proteger la desembocadura del río Bu Regreg, esta antigua alcazaba es una de las visitas ineludibles de cualquier viaje a Rabat.
Este histórico cementerio fue construido por el sultán benimerín Abu al-Hassan en lo alto de la antigua ciudad romana
Los Jardines Andaluces de Rabat fueron diseñados en el siglo XX, pero siguiendo el estilo y la esencia andalusí, creando un paraíso junto al palacio.
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