Estos famosos jardines, situados en el interior de la Kasbah de los Oudayas, junto a un palacio almohade del siglo XVII, fueron construidos durante el Protectorado francés en Marruecos, pero siguiendo el estilo andalusí, su esencia y sus olores. Por eso, las flores y el agua se han convertido en dos de las protagonistas de un espacio que es considerado un paraíso para los turistas y los vecinos de Rabat ya que permite un descanso a la sombra y entre verde sobre todo durante los días de más calor.
Historia
Aunque su nombre nos pueda llevar a épocas más antiguas, estos jardines situados en el interior de la Kasbah de los Oudayas, en plena medina de Rabat, fueron construidos a principios del siglo XX durante el dominio del Protectorado francés.
Se llaman así porque en toda su proyección se trató de imitar los jardines de estilo andalusí, tanto en su forma como en las plantas florales y árboles que ahora se han convertido en un respiro único para los visitantes y vecinos de la capital marroquí.
Estos 8.400 metros de jardines se ubican junto al palacio almohade del siglo XVII, aunque los restos más antiguos lo fechan en el siglo XII, que perteneció a Moulay Ismail, el primer sultán de este grupo que unificó al país.
El remanso verde actual se sitúa justo en el lugar donde se encontraban los antiguos jardines del sultán.
Se entra a este pulmón verde por una puerta de reja y madera y se puede ver enseguida la estructura en tramos rectangulares donde tiene mucha importancia. Como buen jardín andalusí, los estaques y las fuentes de agua que en este caso han sido adornadas con azulejos.
Lo curioso es que no tiene una fuente central con los cuatro caños del paraíso como ocurre, por ejemplo, en el famoso Patio de los Leones.
Qué ver (la zona verde de Rabat)
En estos Jardines Andaluces podemos disfrutar de una naturaleza muy visual y aromática. Están plantados muchos árboles frutales, típicos de la filosofía andalusí, y también flores con un aroma increíble.
Además, recorriendo los distintos parterres se tienen vistas del palacio almohade y del mar en algunas zonas. Hay que detenerse en silencio en algunos tramos para poder escuchar el canto de los pájaros y el susurro del agua al pasar por estanques y fuentes.
Museo del Palacio
Dentro de los jardines se puede acceder al Museo del Palacio de los Oudaias. Es uno de los espacios museísticos públicos más antiguos del país y da la posibilidad no sólo de recorrer parte de la estructura de este palacio, cuyos restos más antiguos se remontan al siglo XII, sino también de exposiciones especiales sobre el arte y la cultura de Marruecos a lo largo de su historia.
En su colección permanente se pueden ver instrumentos musicales que hablan de las distintas tradiciones del país, alfombras orientales hechas en Rabat y trajes y joyas que hablan de los distintos rituales de la sociedad marroquí a lo largo de los siglos, un aspecto muy interesante para el visitante. Son muy curiosas también las piezas de arte de los bereberes que también se exponen en el palacio.
El museo cuenta con exposiciones temporales y carteles explicativos en varios idiomas. Siempre hay algunos guías pero que no son oficiales y que no siempre cumplen con las expectativas de los turistas.
Información de visita
La entrada a estos jardines es completamente gratuita, sólo hay que girar a la derecha cuando entremos en la Kasbah. Eso sí, tienen un horario de visita que es desde las 10 de la mañana hasta las siete y media de la tarde y los martes están cerrados.
Este lugar es muy popular en las horas centrales del día porque es cuando más calor hace y cuando mejor se está entre las sombras de naranjos y otros árboles frutales y plantas aromáticas.
El museo cierra un poco antes, hacia las seis de la tarde, y sí que hay que pagar una pequeña entrada ya que se trata de uno de los centros públicos más antiguos de la ciudad.
En este caso, se visitan algunas salas del palacio, como ya hemos visto, y el recorrido es por libre.