La ciudad de Tánger logra enamorarte lentamente, pronto te adaptas a su ritmo, a veces frenético o con una relajante cadencia al caer el sol. Con sus playas, las callejuelas de la Medina, sus museos, decenas de cafés donde hacer una parada, y coquetas tiendas donde estar horas mirando cuesta salir de su plano urbano pero te animamos a que lo hagas, y a que dejes al menos un par de días para hacer excursiones desde Tánger.
En función del tiempo que dure tu escapada, podrás hacer una o más rutas por Marruecos desde Tánger pero hay algunas lo suficientemente cercanas que deberías llevar apuntadas en tu agenda de viaje. En un sólo día es posible visitar el cabo Espartel y las Cuevas de Hércules, e incluso disfrutar de algún rato de playa en sus alrededores. Pero si lo que te gustan son las ciudades y perderte por sus mágicas medinas, es mejor que te centres en recorrer lugares tan bonitos como Chaouen, Tetuán y Asilah, entre otros. Hay más ciudades espectaculares en este país como Fez (305 km) o Marrakech (a 575 km) pero la distancia es mayor, y a no ser que te plantees este viaje como un prolongado roadtrip es mejor dejarlas para mejor ocasión.
- Cabo Espartel
- Cuevas de Hércules
- Chaouen, blanco y azul
- Tetuán, una medina de la Unesco
- Medina de Asilah, la más coqueta
- Dónde alojarse en Tánger
Cabo Espartel
Entre las excursiones desde Tánger que siempre se incluyen tanto en viajes organizados como por libre se encuentra la visita al cabo Espartel. Este particular accidente geográfico se sitúa a unos quince kilómetros de la ciudad y permite acercarse a la costa Atlántica. En este lugar, declarado Reserva Natural, se alza un estético faro que fue construido en el siglo XIX por el arquitecto François Léonce Reynad. Si te detienes a observar su figura notarás que se ha inspirado en la estructura de una mezquita, una estética acorde con el país donde se sitúa. La luz del mismo, que aún hoy guía a muchos marineros, alcanza las 23 millas náuticas.
La estampa del faro, rodeado de palmeras, erguido con sus más de veinte metros de altura frente al océano es una bonita imagen que los enamorados de los atardeceres no deberían perderse. Si eres uno de ellos aprovecha el día de playa, en los alrededores, y dirígete a este punto al ocaso.
Cuevas de Hércules
Esta es una visita cercana y muy recomendable, en sólo doce kilómetros habrás llegado al complejo de las Cuevas de Hércules situadas en un acantilado sobre el que rompen las olas. No se trata de unas cuevas espectaculares, no te vamos a engañar, pero sí es curioso observar el conjunto, y las formas de la piedra de la cueva que se deben más a la mano del hombre que a la naturaleza. Para entrar cobran un precio simbólico, que te permite recorrerlas y admirar el juego de luces que proporciona la iluminación. También captar la curiosa forma de mapa de África que se abre en una grieta, al fondo de la cueva, abierta sobre el océano Atlántico.
Tras esta visita, curiosea en las tiendas de recuerdos de los alrededores y acércate a las playas cercanas. El coche lo puedes dejar en el parking de las cuevas que no es caro.
Chaouen, blanco y azul
La distancia de Tánger a Chaouen o Chefchaouen es de unos 109 kilómetros, y tardarás algo menos de dos horas en llegar. Si sales temprano podrás llegar a buena hora para disfrutar del ambiente diario, de mercado, antes de que lleguen demasiados turistas y pierda parte de su magia. Seguro que ya has visto esta población en cientos de fotos y habrás apreciado que el color azul se impone en zócalos, puertas y ventanas. La imagen no puede ser más hermosa, con las macetas llenas de flores cubriendo con su alegría cualquier rincón. Recorre con calma su medina, la kasbah y sus jardines pero reserva algo de tiempo para ir de shopping. Es el lugar ideal para adquirir objetos para el hogar (como alfombras, teteras, lámparas…) y degustar comida tradicional.
Tetuán, una medina de la Unesco
A unos 63 kilómetros, una hora aproximadamente en coche, se sitúa Tetuán, que cuenta con una de las medinas más bonitas de Marruecos. De hecho, tiene tanto valor que incluso ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Para mimetizarse y sentirse un habitante más de la medina es importante dejarse llevar por la intuición, recorrer sus callejuelas, hablar con los vecinos, observar a los artesanos afanados en sus labores, tomar un té a la menta en un bar y escuchar la llamada a la oración… En la parte más alta encontrarás la kasbah o alcazaba de los Adives con dos bastiones. También es interesante conocer el Mellah, que es el Barrio Judío –y que alberga bonitas tiendas de joyería–, desde donde llegarás al Palacio Real, otra visita de interés.
Medina de Asilah, la más coqueta
Esta es una de las excursiones que no suele faltar en una escapada a Tánger tanto porque es una población muy agradable como por su cercanía, a unos 45 kilómetros de la ciudad (unos 45 minutos en coche). La medina de Asilah, también conocida como Arcila, es Patrimonio de la Unesco, y se presenta limpia y muy cuidada. Da gusto recorrer sus calles zigzagueantes e ir fijándose en todos los detalles, su enlosado decorado por artistas locales, sus puertas y ventanas, mayormente pintadas en verde o azul, las pequeñas mezquitas… Tarde o temprano terminarás junto a la muralla que separa la población del mar. Si la recorres aparecerán torreones, jardines y algún palacete.
Si tienes interés en la artesanía –o tienes en mente comprar algún recuerdo– estás en el lugar indicado. En la medina encontrarás decenas de tiendas y talleres donde venden alfombras, ropa, calzado y piezas de cuero y forja, entre otras cosas. En nuestra visita encontramos algunos anticuarios de los que nos llevamos preciosas piezas de alpaca. Es conveniente regatear pero si lo tienes claro o ves que el precio es justo tampoco es necesario.
Dónde alojarse en Tánger
Si estás recorriendo el norte de Marruecos, una buena opción es alojarse en Tánger desde donde podrás emprender diversas excursiones en un radio de pocos kilómetros. En esta ciudad encontrarás alojamiento de la calidad del Barceló Tánger, un cuatro estrellas con completas instalaciones donde no echarás nada en falta. Dispone de 138 amplias habitaciones, algunas con terraza y vistas al mar, con todo lo necesario para una estancia agradable. Además, el hotel cuenta con una piscina de gran tamaño y zona de restauración. Puedes disponer de servicio de restaurante, cafetería, snack-bar y pub. Además, por su ubicación es muy rápido alternar el descanso con la visita al centro histórico o dar un paseo por la playa. Apetecible, ¿verdad?