En un viaje a Tánger todo debe ser apreciado en su justa medida y según los intereses de cada uno. Si te gusta ir de compras, deberás visitar los zocos. Si las playas te pierden, recorrer todo el litoral. Si la gastronomía es tu pasión, no dejarás bocado por probar. Pero si, además de todo lo anterior, eres de los que disfruta oyendo el sonido de sus propios pasos y sintiendo el peso de la historia, la Kasbah de Tánger es tu lugar en el mundo. No han sido pocos los artistas y escritores que han elegido la quietud de la medina de Tánger para reencontrarse consigo mismo, ni serás el primero en pasear por la kasbah, pero sentirás la misma emoción que cada uno de los anteriores.
La Kasbah de Tánger está situada en la parte alta de la medina. Es decir, para visitarla tendrás que dirigirte en primer lugar a la Medina, un micromundo lleno de vitalidad, y luego dirigirte por sus calles empinadas hasta la parte más antigua. La antigua alcazaba tiene su origen en torno al siglo X, y aunque se ha ido modificando, tampoco lo ha hecho tanto como para no poder remontarse con la imaginación a aquellos tiempos.
- Por qué visitar la Kasbah de Tánger
- Dónde comer en la zona
- Museo de la Kasbah
- Dónde alojarse cerca de la Kasbah de Tánger
Por qué visitar la Kasbah de Tánger
Visitar la Kasbah de Tánger es uno de los puntos innegociables en una escapada a Tánger. Se pueden dejar por ver muchas cosas pero la Medina y la Kasbah tendrán que estar en tu itinerario de viaje porque allí es donde se palpa la trayectoria histórica de esta ciudad, y casi del país. Si sigues la rue d’Italie y luego la rue de la Kasbah irás desentrañando los secretos de la Kasbah, sus tiendas y talleres de artesanía, y el aroma especiado que sale de sus restaurantes.
Recorre esta antigua alcazaba sin prisa, observando los detalles de la arquitectura de casas palaciegas, calles con preciosas buganvillas alegrando al viandante con su brillante color, puertas y ventanas de tonalidades intensas… Y, durante el día, vida por aquí y por allá: niños correteando al salir de la escuela, señoras con sus cestas de la compra que se dirigen al Zoco Chico e, incluso, encantadores de serpientes. Sí, has leído bien, los hay.
Algunos puntos que merecen una parada en la Kasbah de Tánger son el palacio de Dar-el-Makhzen, del sultán Mulay Ismail, a cuyo interior podrás acceder ya que alberga un interesante museo del que te hablaremos más adelante. Otro espacio privilegiado es la placita de la Kasbah, el punto más alto y el que mejores vistas ofrece, tanto del puerto, como de la medina o del Estrecho de Gibraltar. Este mirador de la Kasbah es un punto esencial para tu selfie o álbum de fotos.
Dónde comer en la zona
En tu paseo por la Kasbah de Tánger no te faltarán opciones para descansar de la caminata o para reponer fuerzas con la sabrosa cocina marroquí. La primera parada la puedes hacer en el afamado Café Colón (rue de la Kasbah), situado enfrente del Cine Alcázar, y ahí pedir un té a la menta y unos pastelitos árabes (con pistachos, miel… son una auténtica perdición). Para comer, uno de nuestros favoritos es el Restaurante Chez Hassan Bab Kasbah (rue de la Kasbah, 8), con platos caseros (los tajines están muy buenos) y una excelente relación calidad-precio. Toma nota también de Le Salon Blue (rue de la Kasbah, 8), donde además de una buena cocina brinda unas bonitas vistas. Hamadi (rue de la Kasbah) es otro restaurante que, aunque enfocado a turistas, ofrece unos ricos menús con sabores tradicionales. Para el final hemos dejado uno que nos encanta, el Café a la Anglaise (rue de la Kasbah, 37), un rincón muy coqueto donde comer muy bien, ya que, aunque no tenga una carta amplia, cada plato es delicioso.
Museo de la Kasbah
En tu paseo por este entramado de calles hay un sitio para el que sí tendrás que controlar la hora, ya que abre de 9 a 16 horas (hasta las 15 si es época de Ramadán). Es el Museo de las Culturas Mediterráneas y se sitúa en el palacio de Dar-el-Makhzen. Como te comentamos anteriormente, lo mandó construir el sultán Mulay Ismail (1672-1727), que fue el promotor de la expulsión de los ingleses. El palacio de color inmaculado y fachada almenada se alza sobre la plaza de la Kasbah. Fue ampliado por otras familias “nobles” en los siglos posteriores y hoy día es el privilegiado lugar donde se sitúa este museo de historia y etnografía. Además de admirar la estructura del palacio, su hermoso patio y la fuente –que no suelen faltar en las construcciones árabes–, dedícale tiempo a su colección de cerámicas y a la arqueológica. Hasta aquí se han traído algunas importantes piezas del sitio arqueológico de Volubilis, una ciudad romana que también debes apuntar en tu agenda para un próximo viaje a Marruecos.
Dónde alojarse cerca de la Kasbah de Tánger
En el entorno de la Medina existen opciones de alojamiento pero nada comparable a los hoteles que se sitúan en otras zonas de Tánger. Junto al paseo marítimo te podemos recomendar el Barceló Tánger, un cuatro estrellas con unas cuidadas instalaciones donde encontrarás todo lo necesario para disfrutar de una confortable estancia. Este hotel, además de disponer de 138 amplias habitaciones, ofrece una gran piscina exterior en la que refrescarse tras un día de caminatas por la ciudad. Si prefieres la playa a su gran piscina, no tardarás en llegar a la arena más de dos minutos. También encontrarás oferta gastronómica si no quieres salir a comer o cenar, ya que dispone de cafetería, snack-bar, restaurante e, incluso, pub.