Zócalos, puertas y ventanas de color azul intenso acompañan al viajero en su paseo por la Medina de Tánger, el barrio más pintoresco e imprescindible de cuantos forman la ciudad. Si eres de naturaleza curiosa déjate llevar por la intuición y recorre el entramado de callejuelas que forman el vecindario histórico de esta urbe portuaria. En tu camino saldrán al encuentro, siempre cuesta arriba, escaleras pintadas de colores, buganvilla de alegres tonalidades que se descuelgan por las paredes y talleres de artesanía que te tentarán al pasar. Pasea sin prisa, y déjate imbuir por la inspiración que decenas de artistas han encontrado en esta ciudad. En pocos minutos entenderás qué es la medina y todo lo que te ofrece.
Al doblar cualquier esquina se abrirán perspectivas inusuales, y según te vayas acercando a la parte más alta, donde se sitúa la Kasbah, comenzarán a verse restos de fortificaciones e improvisados miradores de todo el entorno. Al final te espera el punto más deseado para los selfies, el mirador que se sitúa en una posición elevada sobre el puerto, cerca está el azul del océano y más allá la costa española. Sin duda, cuando llegues ahí te darás cuenta de que ha merecido la pena subir tantas calles empinadas.
- Historia de la medina más grande del mundo
- Qué ver en la medina
- Dónde alojarse en la Medina de Tánger
Historia de la medina más grande del mundo
Puede que haya quien asegure que la de Tánger es la medina más grande del mundo, pero aún siendo una de las mayores del país, le queda bastante para ostentar ese récord (la de Fez tiene una dimensión bastante superior). Como las cifras no son lo más importante a la hora de enamorarse de un lugar, nuestra recomendación es que organices bien el paseo por la medina para disfrutar de cada uno de sus hitos turísticos a la hora indicada.
En el camino irás conociendo la historia de Tánger, una ciudad multicultural por donde han pasado fenicios, cartagineses, romanos, bizantinos, portugueses, británicos, españoles… Si has llegado desde el puerto, debes saber que es un legado inglés del siglo XVII; las murallas que delimitan el casco antiguo son portuguesas (aunque reformadas por ingleses y alauitas), el edificio de la Aduana, del siglo XIX, fue edificado por el sultán Muley Hassan. El interior de la medina también sintetiza una mezcla de recuerdos internacionales como la torre portuguesa Borj Hajoui. Además, durante los años 20 y 30 del siglo XX, por sus callejuelas desfilaron con libertad los países firmantes del acuerdo de la Conferencia de Algeciras con el que Tánger se declaró “Zona Internacional”.
Qué ver en la medina
La medina tiene un tamaño asequible que permite recorrerse en una mañana pero si tienes intención de visitar algún museo o hacer compras, será mejor que reserves un día completo para no ir con prisas. Además, en el interior de la Medina de Tánger encontrarás agradables restaurantes (algunos con música en directo) y bares donde comer o tomar un té a la menta.
Gran Zoco y Zoco Chico
Como probablemente entre tus intenciones en Tánger esté hacer algunas compras, aprovecha para visitar tanto el Gran Zoco como el Zoco Chico. Para llegar al primero sólo tienes que seguir los carteles con la indicación de Grand Socco que te llevarán a la Plaza 9 de Abril. Donde ahora se sitúa el Gran Zoco, antaño estaba el principal mercado del oro pero ahora sólo verás algunas joyerías que recuerdan ese pasado. Además de joyerías, también encontrarás tiendas de antigüedades o de segunda mano, puestos de productos frescos y de alimentación (fruta, verdura, pescado, especias), y, entre otros productos, algo de artesanía.
Aunque si tienes interés en la artesanía debes pasarte por el Petit Socco (o Zoco Chico) al que se llega cruzando un par de calles desde el zoco anterior. Está en una placita, con alguna terraza –como la del Café Central– donde te puedes sentar, y se extiende por unas cuantas callejuelas. Entre las piezas que más llaman la atención en sus tiendecitas están los complementos (bisutería, bolsos), las babuchas y las alfombras. Algunas lámparas de orfebrería y juegos de té son también una buena inversión.
Plaza 9 de Abril
Una vez realizadas las compras, dedícate a curiosear por los alrededores. Empieza por la Plaza 9 de Abril, donde estaba el Gran Zoco, y rodéala por completo para conocer los edificios y restaurantes que se abren a este espacio. Allí verás el antiguo “Cinema Rif” –de estilo art nouveau–, la mezquita de Sidi Bouabid, con su alto minarete (no se puede visitar a no ser que seas musulmán) y la puerta Bab El-Fahs que da entrada a la Medina de Tánger. La parte central de la plaza tiene una fuente de mármol y una zona ajardinada con esbeltas palmeras que aportan un toque exótico al conjunto.
Este curioso nombre de Plaza 9 de Abril le fue otorgado porque ese mismo día de 1947 Mohammed V reivindicó el fin del dominio francés y la independencia de Tánger.
Parque de Mendubia
Este espacio verde ajardinado es perfecto para descansar del ajetreo de la Medina de Tánger, un buen lugar para dejar atrás la insistencia de vendedores y el ruido constante que generan los puestos callejeros. Cuenta con área de juegos infantiles, así que si vas en familia es un buen jardín para que los más pequeños desconecten. Además, cuando las temperaturas suben es muy agradable pasear entre las plantas y árboles exóticos del Parque de Mendubia.
Dar Niaba
El palacio de Dar Niaba fue la primera residencia del embajador del sultán Mendub. La construcción llama mucho la atención, se trata de un edificio de estilo renacentista y de los más antiguos de la Medina de Tánger. Cuando se franquea la monumental puerta de entrada, con una reja, se accede a un amplio patio porticado con una fuente en el centro. Los naranjos que se elevan por encima del primer piso (también porticado) y los plantas que crecen alrededor de sus troncos aportan una nota fresca al conjunto. Esta es otra de visitas imprescindibles de la Medina de Tánger.
Dónde alojarse en la Medina de Tánger
Un hotel perfecto para alojarse mientras se recorre esta ciudad y se hacen excursiones por los alrededores es el Barceló Tánger. Este cuatro estrellas, ubicado en el centro de la ciudad y apenas a dos minutos de la playa es un establecimiento perfecto ya que cuenta con 138 amplias habitaciones (resérvala con vistas al mar). Además, tras una jornada de ajetreo puedes relajarte en su gran piscina, comer en su restaurante de cocina internacional o tomar algo en su pub (algunos días con música en directo). Si estás en viaje de negocios debes saber que cuenta con wifi gratuito y salas de reuniones.