Una de las zonas más animadas de Milán es el barrio de Navigli. Su nombre se debe a los característicos canales que lo atraviesan. Se trata de una obra de ingeniería acuática que en su origen llegaba hasta Milán desde los ríos Ticino y Adda. Comenzaron a proyectarse en la Edad Media y fueron uno de los principales ejes económicos de la próspera ciudad hasta su definitivo declive en los años 70 del siglo pasado.

Desde entonces, los Navigli experimentaron un imparable proceso de gentrificación hasta lo que es hoy: un telón de fondo de la bohemia milanesa, lleno de librerías, boutiques de diseño y bares. En definitiva, uno de los lugares imprescindibles para salir en Milán. Los planes en esta zona son infinitos: pasear en barco por los canales, curiosear por los estudios de los artistas, comprar algo en las originales tiendas de la zona durante el día o tomar una copa en alguno de sus sofisticados locales de noche.

Los imprescindible canales del barrio de Navigli

La construcción de los Navigli se inició en el siglo XII. Su finalidad era en un principio eminentemente agrícola: regar los campos y mover los molinos, básicamente. Los canales terminaron llegando a la misma ciudad y en 1386 se convirtió en un medio de transporte de pleno derecho, hasta el punto de que buena parte de las grandes piedras con las que se edificó el Duomo de Milán las trajeron embarcaciones a través de estos canales.

Como ingeniero ducal a las órdenes de Ludovico el Moro, Leonardo da Vinci llegó a proyectar nuevos canales y añadió un innovador sistemas de presas para facilitar la navegación. El éxito de esta red de canales convirtió a Milán en el más importante puerto fluvial de Europa hasta el siglo XIX. Sin embargo, el auge del ferrocarril y de otros medios de transporte a partir de entonces supuso el declive de los canales. Tanto por motivos de salubridad como por el desuso generalizado de un buen número de la red de navigli se reconvirtieron en calles a partir de los años 30 del siglo pasado. Los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial terminaron por inutilizar el resto de canales hasta su cierre definitivo en los años 70.

Noche en el barrio de Navigli
Noche en el barrio de Navigli

Hoy sólo queda la dársena del Naviglio, un testimonio de la dominación española de Milán. Dicha dársena fue mandada construir por el gobernador español Pedro Enríquez de Acevedo, conde de Fuentes, a principios del siglo XVII.

De esta dársena parten los dos navigli que quedan: el naviglio Pavese y el naviglio Grande. El naviglio Pavese une la ciudad con Pavia, después de recorrer 32 kilómetros. Fue construido en el siglo XIII. El naviglio Grande, por su parte, comenzó a construirse en el siglo XII y ya a mitad del siglo XIII se concluyó. Tiene 50 kilómetros de largo y durante siglos ha sido una importante vía comercial con el centro de Europa a través del lago Maggiore.

Puente candados en Navigli
Puente candados en Navigli

Qué hacer en el barrio de Navigli

Pasear por los canales, tomar un aperitivo en las terrazas que dan al naviglio, visitar alguno de los mercadillos o disfrutar de una cena romántica son algunos de los múltiples planes que se pueden hacer en los pintorescos canales de Milán. Recopilamos algunos de ellos.

Vicolo delle Lavandaie

Al inicio del naviglio Grande se encuentra uno de los lugares más recoletos del barrio, el callejón de las lavanderas (Vicolo delle Lavandaie), en el que se conservan los antiguos lavaderos cubiertos con chamizos donde lavaban a mano las mujeres y que hoy es una de las zonas de mayor marcha de Milán.

Mercatore Antiquario di Navigli

Los últimos domingos de cada mes se instala a lo largo del navigli Grande el Mercatore Antiquario di Navigli. Se trata de un mercado en el que participan más de 400 vendedores de antigüedades y de objetos de segunda mano y que se convierte en un lugar ideal en el que pasar horas buscando tesoros escondidos.

Recorrer el naviglio Grande en barco

Existe la posibilidad de recorrer el naviglio Grande en barco y experimentar de primera mano el modo en que los antiguos milaneses transportaban los importantes materiales por el canal que se convirtió en la arteria principal de la ciudad y contribuyó a situarla como uno de los centros comerciales internacionales durante siglos.

Existen circuitos en barco que permiten admirar los templos y las mansiones que bordean los canales. Los recorridos por los canales tienen en torno a una hora de duración. También existe la posibilidad de contratar otros más largos, en el que se incluyen almuerzo e, incluso, alquiler de bicicletas por la tarde.

Canales de Navigli
Canales de Navigli

Iglesia de San Cristóforo sul Naviglio

Muy cerca del callejón de las Lavanderas, al inicio del naviglio Grande, se encuentra un interesante complejo religioso que en realidad se compone de dos iglesias adosadas la una a la otra. La iglesia de la izquierda es la más antigua. Fue construida en estilo románico durante el siglo XIII mientras se construía el canal, aunque un siglo más tarde se añadió la portada gótica con su característico rosetón. Se supone que esta construcción se asienta en el lugar en el que, anteriormente, se encontraba un templo romano.

A principios del siglo XV el señor de Milán Gian Galeazzo Visconti añadió la nueva iglesia de estilo eminentemente gótico como capilla ducal. El conjunto se consagró a San Cristóforo, santo de los enfermos, como reconocimiento a que se hubiera puesto fin a una virulenta plaga posiblemente de peste que segó la vida de 20.000 milaneses en torno a 1399. Se trata, por tanto, de una interesante y original iglesia digna de visitar.

Tomar el aperitivo

En las noches de los fines de semana y, especialmente, del verano, los vecinos de Milán tienen la costumbre de congregarse en el barrio de Navigli para tomar el clásico aperitivo. La oferta de bares puede llegar a ser abrumadora. Además, casi todos los establecimientos del naviglio Grande ofrecen un suculento bufé.

Los hay para todos los gustos: bares para tomar un revitalizante ‘brunch’ a base de quesos y embutidos locales los domingos por la mañana, sobre todo en la zona del callejón de las Lavanderas; elegantes enotecas para un público más maduro; incluso desenfadados bares repleto de veinteañeros. Lo que sí que hay que tener en cuenta es que a partir de las 19 horas todos los locales se llenan.