Galerías de arte, café, restaurantes, tiendas de diseño, arte urbano… Las propuestas más vanguardistas se suman en este pintoresco rincón de la ciudad de Varsovia a antiguas iglesias, viejas instalaciones industriales y bloques residenciales de época comunista, dando lugar a un entorno de lo más atractivo. El barrio de Praga ofrece, sin duda, la cara más ecléctica de la capital polaca.
Nada más cruzar el puente Śląsko-Dąbrowski sobre el río Vístula (y muy pronto el nuevo puente Most na Pragę, exclusivo para peatones y ciclistas), dejando atrás la Starówka –es decir, la Ciudad Vieja de Varsovia–, los Bulevares del Vístula y el barrio de Powiśle, se abre un mundo en el que el paso del tiempo se ha desdoblado en múltiples senderos. El barrio de Praga es, precisamente, un interregno, una discontinuidad que se debate entre la decadencia y la regeneración; por tanto, un lugar de contrastes realmente fascinantes. Sobra decir que es un punto de visita obligada.
- De barrio comunista a zona de moda
- Qué ver en el barrio de Praga
- Dónde comer en el barrio de Praga, en Varsovia
De barrio comunista a zona de moda
Si la margen izquierda del Vístula fue arrasada por el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial, milagrosamente, la ribera opuesta, y en particular el histórico barrio de Praga, se vieron afectados en mucha menor medida. Una suerte que le ha valido el título del barrio más genuino de Varsovia, en el que aún se conservan diversos testimonios de la dilatada historia de la ciudad, desde casonas de la segunda mitad del siglo XVIII e iglesias incluso más antiguas, como la de Nuestra Señora de Loreto (s. XVII), hasta edificios industriales decimonónicos y ejemplos de la arquitectura imperante durante el régimen comunista de la segunda mitad del siglo XX.
Y es precisamente en ese particular collage histórico donde reside la riqueza y el encanto del barrio de Praga. Porque sus distintas “capas” le han permitido acumular todo tipo de tesoros. Y si bien es cierto que durante los años más duros del comunismo esta zona se degradó considerablemente –una decadencia que todavía hoy es palpable en distintos puntos del barrio–, también es verdad que actualmente el lugar experimenta un boyante proceso de regeneración.
Aquellos edificios lúgubres y viejas factorías abandonadas han vuelto a la vida gracias a la presencia de todo tipo de artistas y espacios reconvertidos que ahora albergan restaurantes, bares, galerías de arte… Todo ello bañado por un espíritu bohemio, creativo e incluyente que ha terminado por hacer del barrio un lugar de moda, muy frecuentado tanto por turistas como por los propios habitantes de Varsovia.
Qué ver en el barrio de Praga
Este rincón de la capital polaca es uno de esos lugares a lo que hay que ir con calzado cómodo, porque el barrio de Praga hay que pasearlo. Dividido básicamente en dos zonas, Praga-Północ (Praga Norte) y Praga-Południe (Praga Sur), el lugar cuenta con multitud de atractivos que, desde luego, hay que visitar, pero buena parte de su encanto se encuentra, simplemente, paseando por sus calles, plazas y parques.
Museo del Barrio de Praga
Quizás el punto de partida ideal para comenzar a explorar el barrio de Praga, y la mejor radiografía de este fantástico rincón de la capital polaca, sea este interesante museo ubicado en la céntrica calle Targowa. Alojado en uno de los edificios más antiguos de la zona, en su interior se cuenta la historia del propio barrio a través de maquetas, fotografías, objetos donados por los propios vecinos, juguetes populares y todo tipo de recuerdos de antaño.
Catedrales y templos
Como prácticamente toda la capital polaca, el barrio de Praga también cuenta con un importante patrimonio religioso, empezando, desde luego, por la Catedral de San Miguel Arcángel y San Florián Mártir. Lamentablemente, esta imponente iglesia sí fue destruida por las bombas nazis, pero, al igual que tantas otras joyas de la ciudad, se reconstruyó a tras la guerra.
Otro templo importante es la Catedral Metropolitana de Santa María Magdalena, de culto ortodoxo. Su característico tejado coronado por cinco cúpulas recuerda que esta iglesia es herencia del Imperio Ruso, que controló el país desde finales del siglo XVIII hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Y también lo es la ya mencionada Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, una auténtica joya de la primera mitad del siglo XVII.
Arquitectura histórica
Esas capas superpuestas que hacen del barrio de Praga un testimonio vivo de la historia de Varsovia son especialmente visibles en la arquitectura del propio barrio. Lugares como las calles Ząbkowska, Listopada y Mała (esta última escenario de la famosa película “El Pianista”, del director Roman Polański), entre muchas otras, ofrecen una interesante colección de tesoros arquitectónicos, de distintas épocas, que sobrevivieron a la II Guerra Mundial.
Del mismo modo, sitios como la casa de vecinos Halber (c. Kłopotowskiego, 38), una joya del Art Nouveau; el viejo Parque de Bomberos en el número 2 de la calle Marcinkowskiego, de 1878; la Soho Factory, una antigua fábrica de motocicletas y ciclomotores reconvertida en espacio creativo, escénico y gastronómico, y sede de fascinante Museo de los Neones; o el edificio clasicista de la Cámara del Agua (hoy Oficina del Registro Civil), en Kłopotowskiego 1/3, son solo algunos ejemplos de las innumerables maravillas arquitectónicas que se pueden encontrar a todo lo largo y ancho del barrio de Praga de Varsovia. Incluso, la zona de Saska Kępa cuenta con elegantes ejemplos de arquitectura modernista del período de entreguerras.
Centro Koneser
Otro buen ejemplo de reconversión postindustrial en el barrio de Praga es el que conforman los viejos edificios de ladrillo de la antigua fábrica de vodka Koneser. Este complejo del siglo XIX ha recibido una nueva vida gracias a una profunda transformación, pero sin perder su encanto industrial, y hoy es uno de los hotspots culturales y de entretenimiento más atractivos no solo del barrio de Praga sino de toda Varsovia.
La histórica fábrica alberga actualmente un Google Campus, varios restaurantes, bares y cafeterías, un espacio creativo para niños, tiendas de todo tipo y una zona de belleza, así como distintos museos y galerías de arte, entre otras opciones. Además, el Centro Koneser es sede habitual de espectáculos, ferias, conciertos, exposiciones y demás eventos especiales.
Murales y arte callejero
Como buena barriada marginal reconvertida en zona cool, el barrio de Praga es el epicentro del arte urbano en Varsovia. Artistas de medio mundo han dejado plasmadas sus obras en fachadas de toda la zona, convirtiéndola en una auténtica galería de arte a cielo abierto.
Solo hace falta dar un paseo por el propio barrio para encontrar coloridos murales y grafitis en casi cualquier esquina, incluyendo intervenciones tan impactantes como Warsaw Fight Club del artista irlandés Conor Harrington, en la calle Środkowa 1; Shrine/Świątynia del dúo berlinés The Low Bros, en la calle Mała 8, y Praski Grajek, del polaco Mateusz Kołek (calle Wrzesińska, 6), un gran mural que rinde homenaje a las típicas “bandas de música de los patios traseros” que amenizaban el barrio de manera más o menos clandestina durante los rígidos años del comunismo (hay, por cierto, un bonito monumento dedicado a estas bandas muy cerca de la Catedral). En cualquier caso, el catálogo de street art en el barrio de Praga es amplísimo.
Pequeños altares de Praga
También durante los años duros tras el “Telón de Acero”, la piadosa Varsovia tuvo que buscar la manera de seguir practicando su poco bien vista religiosidad. Y la solución fue crear pequeños altares más o menos escondidos en patios y portales. Lugares de culto, íntimos y discretos, que precisamente en el barrio de Praga se multiplicaron exponencialmente durante la segunda mitad del siglo XX, y que aún hoy siguen siendo cuidados cariñosamente por los vecinos del barrio.
Hay más de un centenar de ejemplos en múltiples rincones del barrio, entre los que destacan, por ejemplo, los altares de la esquina de las calles Ząbkowska y Korsaka; también los de la calle Brzeska. Incluso, muchas fachadas cuentan con pequeños, y no tan pequeños, nichos en los que se ubican, sobre todo, las más diversas advocaciones marianas.
Dónde comer en el barrio de Praga, en Varsovia
Obviamente, el eclecticismo de la zona impregna también su oferta gastronómica. Así, visitar el barrio de Praga supone saborear todo tipo de manjares, desde comida tradicional polaca con un toque innovador, hasta propuestas gastronómicas asiáticas, italianas, españolas, de Medio Oriente, de Europa del Este, latinoamericanas, bio, fusión, veganas, de mercado, food trucks, con estrella Michelin… Hay de todo y para todos porque el barrio es, sin duda, un gran destino foodie.
Así, por ejemplo, se puede comer en los modernos y cosmopolitas restaurantes de Soho Factory y el Centro Koneser. Pero también en “clásicos” del barrio, como Pyzy Flaki Gorące, un pequeño local que ofrece estupenda comida casera polaca a precios muy asequibles (c. Brzeska 29/31); o en locales dispuestos a romper, como el propio barrio, todos los moldes: Trójka Kielichów, en la famosa calle Stalowa, y hub.praga, en Jagiellońska, son dos excelentes opciones.