En septiembre de 1939, el ejército alemán de Adolf Hitler inició la invasión de Polonia, que duró hasta principios de octubre de ese mismo año. Este fue el detonante por el que Gran Bretaña y Francia apoyaron a Polonia y se inició la II Guerra Mundial. Días después, el Ejército Soviético invadió la parte oriental del país fruto de un acuerdo de Stalin con la Alemania nazi.
Fue un periodo de seis años de contienda y sufrimiento para millones de polacos. En la Polonia invadida por los nazis, tras controlar las principales ciudades, una de las primeras medidas fue la de crear guetos de población judía. Consistían en zonas delimitadas por alambres y muros donde reubicaban a los judíos obligándoles a confinarse.
Vivían en condiciones infrahumanas (sobrepoblación, escasez de todo tipo y ausencia de servicios públicos como limpieza, etc). De los 400 guetos que se crearon en la Polonia alemana, el más grande fue el de Varsovia: una zona del sudeste de la ciudad polaca en la que el ejército alemán confinó a más de 400.000 judíos (un tercio de los habitantes de la urbe) entre las paredes de un muro de 18 kilómetros de extensión y tres metros de altura.
En la Varsovia de hoy, aún quedan partes del muro y algunos edificios, como los de la calle Waliców; también, algún búnker del momento de la insurrección judía, en la calle Mila. Todo lo demás fue pasto de las llamas y destrucción de la Alemania nazi.
Historia de la resistencia de los judíos
El gueto de Varsovia fue el mayor gueto judío de la Europa ocupada por los nazis. El director de cine Roman Polanski lo narró en la oscarizada película de El Pianista.
Fue construído en 1940 tras la invasión alemana de 1939 para albergar a la población judía de Varsovia y de otras regiones, aunque también llegaron judíos deportados de Alemania y de otros territorios invadidos por los nazis.
Al principio, los judíos pensaban que iba a ser un lugar en el que malvivir hasta que acabase la contienda, por lo que intentaron mantener una vida lo más “normal” posible: había escuelas, se realizaban eventos religiosos clandestinos y hasta se organizaron redes de ayuda con conexiones secretas al exterior. Los Judenrat eran los órganos de gobierno durante aquellas circunstancias.
Sin embargo, el plan de los nazis era otro: el gueto era un lugar de tránsito para judíos que acabarían en el campo de extermino de Treblinka -situado en un área remota al nortes de la capital polaca-, entre otros.
Cuando empezaron las deportaciones en masa -el detonante fue con la segunda deportación masiva, el 9 de enero de 1943- y se supo qué sucedía en los campos de exterminio, una resistencia armada llamada Organizaciones Judías de Combate (ZOB, según su siglas en polaco) se hizo con el control del gueto tras la retirada temporal de los nazis. Obtenían las armas a través del contrabando y mientras combatían, el resto de la población trataba de refugiarse.
Esta pequeña victoria subió la moral de la resistencia. Sin embargo, con motivo del cumpleaños de Hitler el 20 de abril, Himmler -líder de las SS- ordenó el 19 de abril la destrucción definitiva del gueto de Varsovia. Tras tres días de enfrentamientos, la resistencia hizo que los alemanes se retiraran de nuevo.
Pero la siguiente embestida nazi fue en forma de bombardeos y llamas. Tras un mes de batalla, el 16 de mayo -cuando se agotó la munición de los ZOB- se llevó a cabo el ataque final y todo el gueto de Varsovia quedó en ruinas. La destrucción de la sinagoga de la calle Tlomacka fue tomada por los nazis como símbolo del final de los judíos en la ciudad de Varsovia.
Qué ver en el gueto de Varsovia
Monumento a los héroes del gueto
Situado en frente del Museo de la Historia de los Judíos Polacos, en la plaza que está entre las calles Zamenhofa y Sendler, el Monumento a los héros del gueto fue instalado aquí en 1948 en honor a todos los judíos que lucharon y murieron en el gueto de Varsovia durante la ocupación nazi.
Hecho principalmente de granito y bronce, emergen figuras y escenas relevantes de la resistencia judía del gueto de Varsovia: por ejemplo, Mordejai Anielewicz -líder del levantamiento- que lleva una granada en la mano y está rodeado por un anciano, un niño y una mujer armados con fusiles, granadas o botellas de gasolina.
En otra de las partes del monumento se muestran a ancianos, mujeres y niños conducidos por soldados alemanes hacia una dirección desconocida.
Umschlagplatz
Otro monumento, el de Umschlagplatz (calle Dzika, esquina con la calle Stawki) recuerda el punto de partida desde donde salían los vehículos que llevaban a los judíos al campo de exterminio de Treblinka. Supone la última parada de la denominada como Ruta del Martirio y la lucha de los judíos en Varsovia que tiene su inicio en el Monumento a los héroes del gueto.
En los muros de cuatros metros de altura construídos en 1988, que se diseñaron para que reflejase la muralla del gueto y un vagón de tren, están grabados los nombres de más de 400 víctimas. En el borde del monumento que da a la calle Stawaki hay un camino pavimentado con cubos de basalto negro y algo inclinado: es “el camino de la muerte”, que simboliza la rampa del ferrocarril que transportaba a lo judíos al campo de exterminio.
Cementerio judío
Fue construído en 1806 y durante la II Guerra Mundial se ubicaba dentro del Gueto de Varsovia Hoy, está en la calle Okopowa y cerca del cementerio cristiano de Powązki.
Con más de 200.000 lápidas -muchas pertenecen a judíos que estuvieron en el gueto de Varsovia-, es uno de los cementerios judíos más grandes del mundo. Su diseño fue concebido para albergar las lápidas de diferentes grupos sociales, religiosos, etcétera. De ahí que esté dividido por barrios (kwatery, en su traducción al polaco).
En este necrópolis ubicada en lo que parece un gran bosque, reposan personajes ilustres tales como el primer rabino de Varsovia, Szlomo Zalman Lipszyc; el jefe de la comunidad judía del gueto de Varsovia, Adam Czerniaków, o el inventor del esperanto, Ludwik Zamenhoff.
A destacar a nivel simbólico la tumba de Janusz Korezak, que fue pedagogo y prisionero en el campo de exterminio de Treblinka. Fue asesinado en la cámara de gas junto con los niños que tenía bajo su custodia.
Muro del gueto
Aunque no quedan apenas edificios y partes del muro del gueto de Varsovia, todavía hoy se pueden observar algunos restos.
Por ejemplo, en un patio ubicado entre las calles Sienna y Zlota hay un patio donde hay un trozo de muro del gueto (calle Zlota 62). También en el número 11 de la calle Waliców, donde hay una pared que era de la antigua cervecería Herman Jung y que fue parte del muro del gueto. O en la calle Spokojna, en la que se preserva una buena parte intacta.
Sinagoga NoZyk
La sinagoga NoZyk (calle Twarda 6) es la única que se ha mantenido en Varsovia tras la II Guerra Mundial. Fue construida entre 1898 y 1902 y dañada por los bombardeos nazis. Tuvo que ser restaurada y reconstruida una parte -no fue hasta los años 80 cuando ya se abrió al público como se ve en su estado actual-.
Con una fachada de estilo neorrománico y elementos neobizantinos, el edificio es rectangular y una cámara de tres naves. Durante la II Guerra Mundial se ubicó en el gueto judío y los nazis la utilizaron como establo y almacén de pienso.