Funchal es el primer lugar que pisas cuando llegas a Madeira y, también, el último antes de tomar el vuelo de partida del archipiélago. Entre medias, algunos viajeros optan por alojarse y vivir su escapada en el interior de la isla, entre las montañas; sin embargo, elegir el campamento base en Funchal es una de las opciones más interesantes. Y lo podemos justificar. Es cierto que Madeira es una isla que se presta al disfrute de la naturaleza y a los deportes activos pero su particular orografía tiende a aislar los núcleos de población del interior. Para disfrutar de una estancia con toques sibaritas es necesario alojarse en lugares donde, tras caer la tarde, la oferta turística continúe ya sea con propuestas gastronómicas o de diversión en bares y discotecas.
Además, la atractiva oferta natural madeirense es perfectamente compatible con la urbana que brinda Funchal. Sería una pena perderse un paseo por su casco antiguo, con las creativas puertas pintadas, decenas de coquetos restaurantes, el colorido mercado local, o las tiendas con los preciosos bordados tradicionales. Sin olvidar, actividades como subir en teleférico hasta el Jardín Tropical de Monte Palace o bajar a toda velocidad en los carros de cesto.
- Historia de Funchal
- Mercado de los Labradores
- Capilla del Santo Cuerpo
- Fuerte de Santiago
- Jardines de Monte Palace
- Iglesia de Nuestra Señora del Monte
- Catedral o Sé de Funchal
- Dónde comer en Funchal
- Dónde dormir cerca de Funchal
Historia de Funchal
Esta ciudad recibe el nombre de “Funchal” desde el 21 de agosto de 1508. La razón del mismo tiene una sencilla explicación ya que en el lugar donde se asienta había un gran campo de hinojos (funchos, en portugués, y Foeniculum Vulgare en latín). El descubrimiento de esta isla es un poco anterior, en torno a 1418, aunque hay quien asegura que mucho antes ya habían pasado otros viajeros por allí. Sea como fuere, se establece esa fecha en la que desembarcó Tristão Vaz Teixeira.
Fue el propio rey João I quien decidió dividir la isla en dos capitanías, encargando a João Gonçalves Zarco (descubridor de Porto Santo) el poblamiento de la de Funchal a partir de 1424. La fertilidad de las tierras situadas en torno a la capital y las buenas condiciones geográficas para establecer el puerto, ayudaron a su florecimiento económico y político. Si bien, también lo puso en el punto de mira de corsarios y saqueadores. Con el transcurso de los siglos, la buena relación comercial con Inglaterra, y la llegada de personajes famosos de la época (como Sissi, la emperatriz austrohúngara) o Winston Churchill, se fue poniendo en el “mapa” de los deseos de la élite. En un paseo por la ciudad, su arquitectura permite constatar su pasado floreciente.
Mercado de los Labradores
El Mercado de los Labradores (Mercado dos Lavradores) es una de las visitas imprescindibles en Funchal y de las que aporta una mayor nota de color. Se encuentra en el centro histórico, en el barrio de Santa María, y presenta una bonita estética de los años 30, con una combinación entre Art déco y Modernismo. Pero incluso más que su arquitectura, lo que llama la atención son los puestos que se distribuyen en sus dos plantas, comenzando por los de flores que se encuentran en la entrada. Alrededor de un gran patio central se articulan decenas de comercios dedicados fundamentalmente a frutas exóticas y hortalizas. Y en un espacio anexo, está el mercado del pescado. En la planta de arriba encontrarás artesanías, especias, un bar donde tomar algo y algún puesto de productos variados. Aunque los precios de los productos son un poco más elevados que en el resto de la ciudad, merece la pena vivir la experiencia.
Capilla del Santo Cuerpo
La capilla del Santo Cuerpo (o capela do Corpo Santo) es una de las iglesias que se suelen visitar en Funchal ya que siempre pilla de paso en el casco antiguo. Fue levantada en el siglo XV y aún conserva algunos elementos de sus inicios, a pesar de que tuvo que ser reconstruida un siglo después. Su arquitectura es gótica y manierista, fundamentalmente, y posee una planta longitudinal con un frontispicio que se remata en piñón. Si está abierta, pasa al interior para disfrutar de su ornamentación manierista.
Fuerte de Santiago
Esta fortaleza del siglo XVII –ampliada en el XVIII– es otra de las visitas que se deben hacer en Funchal. El fuerte de Santiago (Forte de São Tiago) fue erigido con el objetivo de defender el puerto de los ataques de los piratas y presenta un aspecto robusto. Se encuentra en la Zona Velha y está bien conservada ya que fue usada hasta el año 1992 con fines militares. Actualmente funciona como Museo de Arte Contemporáneo, y cuenta con un bonito restaurante. El color amarillo de sus fachadas exteriores es inconfundible en la fachada urbana marítima de Funchal.
Jardines de Monte Palace
El Jardín Tropical de Monte Palace nació como espacio público en 1987 cuando este parque de nacimiento noble y palaciego fue vendido a José Manuel Rodrigues Berardo, que lo donó a su fundación. Desde el centro de Funchal se puede tomar un teleférico que te dejará muy cerca de este exuberante espacio verde repleto de plantas exóticas. Este vergel se halla dividido por zonas donde se ha añadido un toque de cultura a la naturaleza. Encontrarás azulejos que representan la historia de Portugal, también una ambientación japonesa con sus puentes rojos, un pequeño museo… Sin duda, es el lugar perfecto donde desconectar y pasar horas escuchando el trino de los pájaros o el sonido del agua de las fuentes.
Iglesia de Nuestra Señora del Monte
Levantada sobre una antigua ermita del siglo XV y destruida por un terremoto en 1748, la iglesia de Nuestra Señora (igreja de Nossa Senhora do Monte) debió reconstruirse en el siglo XIX. Este templo, que acoge a la patrona de Funchal, es un importante centro de peregrinación. Aquí acuden cada 15 de agosto numerosos peregrinos para celebrar a Nossa Senhora do Monte. Si pasas al interior podrás admirar un buen número de piezas de orfebrería de los siglos XVII y XVIII, además de una escultura y la tumba de Carlos I de Habsburgo, ya que el último emperador de Austria se exilió a Madeira en 1921.
Catedral o Sé de Funchal
La Catedral o Sé de Funchal, declarada Monumento Nacional en 1910, es el templo más importante de Madeira y el que más visitas recibe. La sobriedad exterior de la construcción contrasta con un ornamentado interior donde sobresale el retablo de la capilla Mayor, que fue encargado por el rey Manuel I en 1510-1515. Dicho retablo se encuentra cubierto por un baldaquín gótico, varias esculturas y pinturas al óleo sobre madera. No dejes de mirar hacia arriba porque la Sé de Funchal tiene unos techos bellísimos elaborados con madera de la isla. Admira también la sillería del coro, que es magnífica, y a la cruz procesional, considerada una gran obra maestra de la orfebrería manuelina.
Dónde comer en Funchal
En la capital de Madeira encontrarás excelentes restaurantes donde comer. Los hay para todos los presupuestos. Si buscas un lugar elegante donde cenar con unas bonitas vistas, dirígete al DC Atelier, el restaurante del Centro de Diseño de Nini Andrade Silva. Es un espacio gastronómico en el que disfrutar de recetas locales con un toque creativo. También para momentos especiales está Il Gallo d’Oro, un restaurante con dos estrellas Michelin que ofrece unos menús degustación con siete o diez platos. No es barato pero dada la categoría, tampoco excesivo.
Otras opciones también excelentes son Kampo by chef Julio Pereira, con propuestas culinarias exquisitas y un agradable ambiente informal, y Armazém do Sal, situado en una casa encantadora, que propone recetas tradicionales con toques modernos.
Dónde dormir cerca de Funchal
Un hotel perfecto desde el que visitar Funchal es el Allegro Madeira, un cuatro estrellas Adults only a pocos minutos del centro histórico. Este alojamiento te ofrece 124 amplias habitaciones con vistas al mar o a la ciudad y una moderna decoración. En sus instalaciones encontrarás todo lo necesario para una fabulosa estancia, desde restaurantes que brindan gastronomía tradicional hasta bares, centro Wellness, gimnasio, piscinas o una terraza panorámica (Rooftop Bar 360) en la que despedir el día con un cóctel en la mano. ¡Qué más se puede pedir!