La isla de Madeira está llena de pequeños rincones donde sus vecinos parecen haber hecho un pacto con el diablo para conseguir parar el tiempo. Es la única forma de entender pueblos como Porto da Cruz, donde parece que todo se ha detenido con el único objetivo de disfrutar de las vistas, del tiempo, del buen comer y, sobre todo, del buen beber.
Y en su caso no sólo de los grandes vinos que ahora se hacen en la isla, sino también de un ron que tiene raíces en el negocio azucarero que colocó a Porto da Cruz en el mapa de las ciudades comerciales más importantes en el siglo XVI.
- Historia de Porto da Cruz
- Casco histórico y monumentos
- Ciudadela de Porto da Cruz
- Solar da Nossa Senhora de Belém
- Vereda do Larano
- North Mills Distillery
- Vinos de Puerto da Cruz
- Dónde comer en de Porto da Cruz
- Dónde dormir cerca de Porto da Cruz
Historia de Porto da Cruz
Una cruz de hierro plantada por los exploradores portugueses que llegaron a esta bahía ha marcado el nombre de este pueblo situado a 224 metros de altura y rodeado de mar y montaña, como casi toda la isla de Madeira. Era la guía que marcaba a los barcos que querían atracar en este puerto, utilizado como carga y descarga para los comerciantes de la época.
La parroquia que tradicionalmente ha dado entidad a los pueblos fue construida en 1577 bajo el amparo de Nuestra Señora de Piedad, aunque ya no se conserva. Durante muchos años, esta pequeña localidad pasó de las manos del Concejo de Machico al de Santana en una zona muy escarpada donde las comunidades forjaron sus propias identidades.
De hecho, en la visita no hay que perderse la Penha d’Águia, una increíble roca que separa Porto da Cruz de Faial y que conserva unas vistas impresionantes.
Una de las cosas más interesantes del pasado de Porto da Cruz fue su papel dentro del engranaje de la cultura de la caña de azúcar y el llamado oro blanco que lo convirtió en un punto muy conocido de Madeira, la mayor exportadora de azúcar en el siglo XVI.
Esta actividad dejó mucha huella en el pueblo y en su gente.
Casco histórico y monumentos
Las casas blancas que se ordenan en pequeñas callejuelas en forma de zigzag muestran una postal única, llena de macetas y flores rosas que se hacen protagonistas del olfato y de la vista del recién llegado. Pero eso no es lo único que hay que ver en Porto da Cruz: su iglesia, una peña y hasta un ingenio azucarero marcan la visita.
Ciudadela de Porto da Cruz
Ahora en ruinas, este pequeño montículo da una idea de la importancia comercial que tuvo Porto da Cruz para construir este complejo a finales del siglo XVIII. Aún se conserva alguna construcción en piedra gris y marcos de aberturas.
Solar da Nossa Senhora de Belém
Es una de las casas señoriales que había en el pueblo de las grandes familias azucareras de la zona. En este caso, fue construida hacia 1770 y la verdad es que no se encuentra en muy buen estado. Aún se puede ver parte de la ventana que daba a la capilla, que conserva un arco del altar en piedra, un retablo y algunas pinturas sobre el nacimiento de Jesucristo. Es muy curiosa la tumba que hay en el piso del templo con blasón.
Vereda do Larano
No todo lo que hay que ver en Porto da Cruz está hecho por el hombre. Esta vereda intercala el rojizo de la roca volcánica, el negro del basalto con el verde y el azul que marca casi cualquier paisaje de Madeira. Las vistas desde el acantilado son espectaculares.
Eso sí, si lo que queremos es ir a pie de mar, la Praia da Lagoa es perfecta para surfistas y bañistas y cuenta con todas las comodidades para disfrutar del mar.
North Mills Distillery
Engenhos do Norte, como se le conoce en la zona, es uno de los mayores atractivos de Porto da Cruz y que recuerdan el pasado azucarero de este pueblo. Este ingenio que sigue funcionando como cuando se construyó, hace casi un siglo, cuenta además con un torre de 26 metros desde la que las vistas de toda la isla son increíbles.
La fábrica de North Mill Distillery nació para asumir el trabajo de los más de 50 ingenios que había en toda la isla y que iban perdiendo fuerza. Es la única en toda Europa que sigue trabajando con las mismas máquinas que a principios del siglo pasado y utilizando vapor y calderas de leñas fabricadas en Liverpool.
Ahora se emplea para la fabricación de miel y ron de, entre otras, las marcas Branca, Zarco o Rum North, que destilan en este lugar algunas de sus variedades más premiadas y reconocidas. De hecho, Madeira es una de las pocas regiones de Europa que puede etiquetar sus destilados como ron agrícola. Tras visitar el ingenio es muy recomendable acudir a la sala de cata para conocer bien el sabor de estas bebidas.
Vinos de Porto da Cruz
Aunque Porto da Cruz no es la zona vinícola más importante de la isla, los vecinos de esta zona han ido adaptando sus cultivos a los nuevos vinos de Madeira que han cogido fama mundial. En este caso, la variedad más común es el vinho seco americano, que se realiza a partir de la uva americana y que es el más típico de las tabernas madeirenses aunque no es muy apreciado en Europa.
Donde sí se toma y mucho es en las fiestas populares como la que se celebra cada mes de septiembre en Porto da Cruz, la gran Fiesta de la Uva, que reúne a los distintos pueblos de alrededor para comer y sobre todo, beber.
El negocio del vino fue llevado a Madeira por los descubridores portugueses en el siglo XV que pronto se dieron cuenta de que era un tierra perfecta para el cultivo de vides, sobre todo por el clima.
Dónde comer cerca de Porto da Cruz
Casi cualquier terracita o bar en el pueblo es un buen sitio para disfrutar de uno de los atractivos de Porto da Cruz, la comida y la bebida. En Snack Bar A Pipa, por ejemplo, hay que apostar por el pescado y el marisco, pero también probar alguno de sus fantásticos vinos. Si queremos unos mejillones de película en una terraza casi paradisíaca, el Vila Bela es nuestro sitio. Aunque si hablamos de vistas, el Praça Velha tiene una de las más impresionantes de la zona para acompañar a la buena comida.
Dónde dormir cerca del Porto da Cruz
Lo mejor para dormir es volver a la cercana Funchal donde la variedad de hospedaje es mayor. Una opción es el Allegro Madeira Adults Only, que está completamente renovado y que cuenta con una de las mejores panorámicas sobre el océano muy cerca del centro de la capital. Su Rooftop Bar 360 es una atracción en sí misma para disfrutar de la alta coctelería y de una gastronomía muy rica. Es un hotel elegante, decorado en azul mar y con vistas tanto a la ciudad como al Atlántico. Eso sí, como su nombre indica es sólo para adultos.
Si vamos con familia, el Barceló Funchal Oldtown, de cinco estrellas, cuenta con unas grandes vistas y está ubicado entre la Se Catedral de Funchal y la Avenida do Mar, una de las principales arterias de la ciudad.
Cerca de este hotel podemos encontrar numerosos comercios y restaurantes de gastronomía local e internacional aunque si no queremos alejarnos mucho, el Funchal Oldtown dispone de una exquisita selección de bares y restaurantes, como el de la azotea con piscina y vistas al mar. No nos podemos perder su desayuno healthy.