La naturaleza de Madeira se muestra desbordante por todo su territorio y sorprende con pequeños regalos inusitados como sus cadenas montañosas, acantilados, profundos valles y grutas subterráneas. Si realizas una excursión por el norte de Madeira, no debes perderte todo lo que ofrece el municipio de São Vicente. Las particularidades orográficas de este lugar hacen que cada una de sus parroquias (Boaventura, Ponta Delgada o São Vicente) ofrezca atractivos que merece la pena conocer. Aunque el territorio tiene algo más de 78 km2, el número total de habitantes no llega a seis mil. Los vecinos que siempre se habían dedicado a la agricultura (sobre todo viticultura), hoy día tienen en el turismo una buena fuente de ingresos.
Nuestra recomendación cuando se visita esta franja costera es permanecer muy atentos al paisaje, ya que antes o después de cada población existen miradores que son un auténtico regalo para la retina. Uno de ellos, el mirador de Encumeada, que está situado en Ribeira Brava ofrece unas vistas increíbles de la cordillera madeirense y de ciertas partes de São Vicente. En esta guía nos centraremos principalmente en la población de São Vicente pero no dejes de lado las demás porque también merecen mucho la pena.
- Historia de São Vicente
- Las cuevas de São Vicente
- Mirador do Véu da Noiva
- Centro de Vulcanismo de São Vicente
- Dónde comer en São Vicente
- Dónde dormir cerca de São Vicente
Historia de São Vicente
La costa norte de Madeira comenzó a poblarse después de la zona sur ya que las características del terreno y el estado salvaje de la vegetación dificultaban el avance de los colonos. Sin embargo, los portugueses no se dejaron amedrentar y animados por la presencia de agua y terrenos fértiles se lanzaron a conquistarla para dedicar la tierra a cultivos como la caña de azúcar o los viñedos. Hubo que esperar hasta el 25 de agosto de 1774, para que la parroquia de São Vicente fuese declarada de forma oficial como villa y cabecera de condado. Inicialmente incluía las parroquias de Arco de São Jorge, Boaventura, Ponta Delgada, Porto Moniz, São Jorge y Seixal. Las poblaciones fueron cambiando con el transcurso de los siglos hasta quedar fijada en las freguesías (localidades) mencionadas de Boaventura, Ponta Delgada y São Vicente.
El nombre de la población de São Vicente se cree que se lo pusieron los colonos al llegar porque vieron muchos cuervos sobrevolando el valle. Esto los llevó a acordarse del mártir español, San Vicente, cuyo cuerpo sin vida fue custodiado por cuervos.
Las cuevas de São Vicente
En una visita a la localidad de São Vicente hay algunas visitas imprescindibles, entre ellas la bonita iglesia que destaca con su blancura y empinado campanario. Tampoco se puede obviar el Jardín Indígena, que tiene más de 2.000 m2 y exhibe una amplia muestra de flora madeirense. No te marches sin admirar los ejemplares de laurisilva y especies endémicas que suelen crecer en los acantilados. Un dato curioso es que el bosque de laurisilva de los alrededores fue declarado Patrimonio Natural de la Unesco en 1999.
Tras estas breves visitas, dirígete a la cuevas de São Vicente que se formaron hace 890.000 años a partir de una erupción volcánica con la que se crearon los llamados tubos de lava. Las oquedades se originaron al enfriarse la superficie. Estas grutas abrieron para la población local en 1885 y no fue hasta 1996 cuando las pudo visitar el público general. La visita es guiada y tiene una duración de una media hora. El itinerario cuenta con una interesante iluminación y música.
Mirador do Véu da Noiva
Si te gustan tanto los miradores como a nosotros, vas a disfrutar admirando la panorámica que ofrece el mirador do Véu da Noiva, que significa “El velo de la novia”. Recibe este nombre porque desde el acantilado se precipita una cascada que recuerda a un velo y que llega hasta el nivel del mar. No podrás dejar de hacer fotos a las vistas, con el contorno verde y recortado de la costa norte, el azul del océano Atlántico y el blanco velo cayendo. Por cierto, aunque verás indicaciones, tienes que ir atento para no pasar de largo cuando conduzcas entre Seixal y São Vicente.
Centro de Vulcanismo de São Vicente
El Centro de Vulcanismo de São Vicente se sitúa justo al lado de las famosas Cuevas de São Vicente, en un acantilado frente a la Ribeira de São Vicente. Se trata de un espacio didáctico que te permite conocer de una forma muy amena cómo se formó la isla. En este pabellón, que permite un aforo de 90 visitantes, se emplean distintos recursos audiovisuales para explicar la evolución geológica de las cuevas, la erupción de los volcanes e, incluso, muestra una simulación del nacimiento del archipiélago de Madeira.
Dónde comer en São Vicente
Una escapada a São Vicente tiene también premio gastronómico porque en este municipio se concentran muy buenos restaurantes. Algunos que debes llevar bien apuntados en tu agenda son el restaurante Caravela, que ofrece carnes y pescados espectaculares. Además de una completa carta, ofrece buenos vinos y vistas al mar. Otra opción es el restaurante Lavrador São Vicente, donde además de buenas panorámicas, el servicio y la carta son ideales. No dejes de pedir las lapas, el pulpo y el bolo do caco. Y, por último, el Quebramar, que te va a gustar igualmente. Este restaurante, que rezuma elegancia, es perfecto para celebrar un momento especial en el viaje. Las espetadas y el atún los preparan de una forma increíble, y su terraza merece la pena.
Dónde dormir cerca de São Vicente
Un buen lugar para dormir en Madeira es Funchal, ya que ofrece buenas conexiones con el resto de la isla. Desde la capital a São Vicente sólo distan unos 35 kilómetros, que se pueden recorrer en apenas media hora por la VE4. Nuestra recomendación es elegir el Allegro Madeira, un hotel Adults only, que ofrece todo lo que puedas necesitar. Sus habitaciones, totalmente renovadas, son capaces de añadir una nota de alegría al descanso. Además, en sus instalaciones encontrarás dos bares, un restaurante que ofrece cocina local, piscinas, gimnasio y Centro Wellness. No dejes el hotel sin haber visto el atardecer con un cóctel en la mano desde el Rooftop Bar 360.
Y si te enamoras de este hotel, incluso podrás plantearte teletrabajar desde allí porque te facilita un espacio y el material necesario.