Dicen que la Historia de Praga comenzó en el siglo IX en este castillo y que la culpa de todo la tuvo el príncipe Borivoj, quien, además del castillo, mandó construir un palacio, tres iglesias y un monasterio, entre otros edificios monumentales. El castillo vivió su momento de máximo esplendor con Rodolfo II, el último Habsburgo que lo utilizó como residencia principal. A pesar de los muchos incendios e invasiones que ha sufrido, ha conservado iglesias, capillas, salones y torres de cada uno de los grandes periodos de su historia.
El Libro Guinness de los Récords asegura que el Castillo de Praga es la fortaleza antigua más grande del mundo, y es que tiene unas proporciones exageradas. Tiene 570 metros de largo y su superficie supera la de siete campos de fútbol juntos. Sin embargo, el área donde se encuentra el castillo ocupa una extensión de 45 hectáreas. Desde 1918, el castillo de Praga se ha convertido en la residencia de los presidentes de la república.
El Castillo de Praga, una larga historia
Al tratarse de un edificio tan antiguo, el Castillo de Praga se ha sometido a importantes reconstrucciones. La primera la realizó el príncipe Sobéslav en el siglo XII, después hubo una segunda tras el incendio de 1541, una tercera bajo la emperatriz María Teresa (1740-1780) y la última se hizo en torno a 1920 por encargo del presidente Masaryk.
Cada hora se produce en el mismo un cambio de guardia, aunque el más espectacular tiene lugar a las 12 del mediodía, porque se realiza un intercambio de banderas mientras una banda de música interpreta una fanfarria desde las ventanas de la sala Plecník.
Al pasar por la puerta principal de acceso al castillo, el visitante advierte el contraste entre la gran balaustrada dorada y barroca de la escalera derecha y la sencillez de la escalera de Plecník, situada a la izquierda. Y enseguida comprobará que la estructura del edificio está articulada en torno a tres patios.
Los patios del Castillo de Praga
Una vez traspasado el portal de acceso, flanqueado por copias de las esculturas de Ferdinand Platzer “Batalla de titanes”, se entra directamente al primer patio, donde no hay nada especial, salvo la imponente Puerta Matías (1614), el monumento barroco de mayor antigüedad de la República Checa, que permite pasar al segundo patio.
Cuando se traspasa la puerta de Matías, se accede al segundo patio, con una fuente barroca en el centro y un pozo del siglo XVII con una hermosa celosía. Aquí está la capilla del Santo Crucifijo, que ocupa el lugar de la antigua sacristía de la catedral de San Vito, y que hoy alberga la tienda de recuerdos. También se encuentra en este patio el salón Español y la galería Rodolfo, reservados para recepciones de Estado.
La Galería del Castillo de Praga, alojada en los establos renacentistas del segundo patio, muestra parte de la colección de los Habsburgo, que fue comenzada en 1650 y que contiene piezas de Rubens, Tintoretto o Tiziano.
Una gran catedral en la fortaleza
Al salir del segundo patio, es cuando nos topamos de lleno con la fachada de la Catedral gótica de San Vito, cuya primera piedra fue colocada por el emperador Carlos IV en 1344. Si dispones de tiempo y no tienes problemas de claustrofobia, debes subir a su Gran Torre, de 96 metros de altura, y disfrutar de la bella estampa con la que será premiado tu esfuerzo. Y ya dentro de la catedral, encontrarás grandes joyas, como la tumba de San Vito, el sepulcro de San Juan Nepomuceno, el Mausoleo y el Oratorio Real, la capilla de San Wenceslao y las joyas de la Corona de los reyes de Bohemia.
El tercer patio del Castillo de Praga lo identificaremos enseguida porque hay un monolito de granito (1928), realizado en homenaje a las víctimas de la Primera Guerra Mundial, y una copia de la escultura de bronce de la estatua de San Jorge. Aquí se encuentra el antiguo Palacio Real, que data de 1135, y en cuyo salón Vladislav han prestado juramento todos los presidentes de la República.
Bajo el antiguo Palacio Real, hay una importante colección de artefactos que tienen que ver con la historia de la fortaleza, como el yelmo y la cota de malla de San Wenceslao, manuscritos iluminados y joyas de la Corona. También hay diferentes maquetas del castillo.
Alrededores del Castillo de Praga: la Torre de la Pólvora
En la contigua plaza de San Jorge, encontrarás la basílica y el convento que le dan nombre, y la Torre de la Pólvora, construida a finales del siglo XV como defensa de la fortaleza. Después, la ruta nos conduce hasta la calle Jorge, una vía que parte de la basílica de San Jorge y llega hasta la puerta oriental del castillo. Y en el camino, nos encontramos con el Callejón del Oro, una bonita calle adoquinada, en una de cuyas casitas de colores vivió Franz Kafka. También vivió aquí el premio Nobel de Literatura Jaroslav Seifert. Y en su extremo nos encontramos con la Daliborka, una torre redonda en la que estuvo preso Dalibor de Kozojedy por apoyar una rebelión campesina en 1498. Y si tienes tiempo, hay muchos más edificios históricos que puedes explorar y te sorprenderán gratamente.