Todo viajero que visita el antiguo Cementerio Judío de Praga se siente impresionado por su austeridad. En él no hay tumbas ostentosas, ni flores, pero sí miles de piedras esparcidas por el terreno y encima de las lápidas, siguiendo la tradición hebrea. Lugar de calma y recogimiento, acudir al antiguo cementerio permite huir del ruido de la ciudad y detener el tiempo.
El gran peso de la historia se hace notar en este espacio donde están enterrados importantes personajes de la comunidad judía. Fundado en el siglo XV, es uno de los enclaves más importantes del Barrio Judío. Su estética es curiosa y sencilla. La densa formación de losas caídas, inclinadas, desgastadas por el tiempo, proporciona una sensación de misterio. La curiosidad acompaña al visitante en todo momento y se acentúa al recorrer las distintas sinagogas que lo circundan.
Visitar el antiguo Cementerio Judío de Praga, una experiencia única
Ninguna visita puede considerarse obligada, pero hay lugares que, por su simbolismo, merece mucho la pena conocer. Sucede con el antiguo Cementerio Judío de Praga. Lo primero que llama la atención es la diferencia con otros lugares de reposo. Dejar el ruido y las prisas fuera y caminar entre sus lápidas apiñadas se convierte en un recuerdo que permanece. El tiempo se dilata mientras se trata de descifrar las marcas grabadas en las losas, muchas de gran valor artístico e histórico. La experiencia se enriquece si el lugar está poco frecuentado. En invierno, por ejemplo, lo que más impresiona es verlo con un manto blanco que lo envuelve todo.
Fue el único lugar de enterramiento de los judíos durante más de 300 años. Se pueden contabilizar hasta unas 12.000 lápidas, aunque el cementerio alberga hasta 100.000 cuerpos. La falta de espacio obligaba a ir tapando las tumbas con suelo nuevo para ir construyendo otras encima. La tumba más antigua pertenece al autor de poesía litúrgica Avigdor Kara, fallecido en 1439.
Figuras y leyendas del Cementerio Judío de Praga
Una de las personas más célebres enterradas en el Viejo Cementerio de Praga es el rabino Judah Loew, muy importante en la Europa del siglo XVI. A él se atribuye la creación del Golem, mítico y misterioso personaje. Según la leyenda, este gigante de barro defendía el gueto judío de los ataques antisemitas.
La tumba de este filósofo, místico y gran estudioso del Talmud, se ha convertido en un lugar de peregrinaje. Judíos de todas partes del mundo acuden al lugar, sobre todo el día del aniversario de su muerte, el 17 de septiembre de 1609. Se considera que su poder es mágico y alrededor de su lápida se colocan papelitos con mensajes y deseos escritos, en espera de su cumplimiento. Se trata de una costumbre propia de los cementerios judíos. En el lugar también están enterrados David Oppenheim, conocido rabino del siglo XVIII, y el matemático, astrónomo e historiador David Gans, fallecido en 1613.
Otra leyenda unida al Cementerio Judío de Praga es la de los “Ancianos de Sion”, destacados rabinos que supuestamente se reunían en el lugar para planear el control del mundo. Este movimiento conspiratorio aparece reflejado en un panfleto antisemita, Los protocolos de los sabios de Sion. Se publicó en 1902 en la Rusia zarista. Y tenía como objetivo justificar las persecución que sufrían los judíos en los pogromos. Este hecho inspiró a escritores como Umberto Eco, que lo incluye en su novela El cementerio de Praga.
Las sinagogas del Barrio Judío. Empecemos por la sinagoga Pinkas
En Josefov, el barrio judío de Praga, se conservan seis sinagogas, lugares de oración y estudio para los hebreos. Todas, salvo la Vieja-Nueva, se pueden visitar junto con el cementerio judío. Se trata de un conjunto que forma parte del Museo Judío y los visitantes acceden a él con una misma entrada. El cementerio se ubica entre las sinagogas Pinkas y Klausen.
La sinagoga Pinkas es la más importante del recorrido. De estilo gótico tardío, es la segunda más antigua, después de la sinagoga Vieja-Nueva. Fue fundada en el siglo XV por Aaron Meshulam Horowitz, destacado miembro de la comunidad de Praga. Después de la Segunda Guerra Mundial se dedicó a la memoria de las víctimas del Holocausto del Protectorado de Bohemia y Moravia. Durante el régimen comunista estuvo cerrada y fue reabierta en 1995. En sus paredes están inscritos los nombres de 77.297 judíos aniquilados por los nazis. También se muestra una colección de dibujos de los niños que estuvieron en el campo de concentración de Terezín, cerca de Praga. El recuerdo del exterminio, de los horrores de la guerra, sobrecoge a los visitantes.
La sinagoga Española, aires moriscos en Praga
Un poco más alejada del viejo cementerio judío se encuentra la sinagoga Española. Es conocida por su belleza y por su recargada decoración, sobre todo en los interiores. Su estilo, de influencia morisca, recuerda a la Alhambra de Granada. Se levantó entre 1868 y 1893, sobre otro templo judío, la Escuela Vieja. Y, a lo largo del tiempo, ha sido objeto de distintas remodelaciones. Durante la etapa nazi fue utilizada como almacén para guardar los bienes confiscados a los judíos.
En su segundo piso se puede recorrer una muestra sobre la historia de los judíos de Bohemia y Moravia hasta el siglo XX. En el espacio se celebran los típicos actos religiosos hebreos y conciertos de música clásica.
En el entorno del cementerio se encuentran también la sinagoga Klausen, donde se conservan interesantes ediciones de libros hebreos; la sinagoga Maisel, que conserva una gran colección de objetos propios de la tradición judía; y la sinagoga Alta, con dos pisos de estilo renacentista. En su origen era parte del Ayuntamiento del Barrio Judío, al que estaba adosada.
La Sinagoga Vieja-Nueva, de los primeros edificios góticos de Praga
La sinagoga Vieja-Nueva es una de las más antiguas de Europa. Fue levantada alrededor de 1270 y es uno de los primeros edificios góticos de Praga. Se caracteriza por su rica decoración en piedra, sus rejas forjadas y sus lámparas góticas. La construcción ha sobrevivido a los incendios y a la demolición del gueto a finales del siglo XIX. También ha sido testigo de los terribles acosos sufridos por el pueblo judío y posteriormente del Holocausto.
Según la leyenda, en el ático de esta sinagoga se encuentra el cuerpo inerte del mítico Golem, que espera ser despertado. Se sigue utilizando como uno de los lugares de oración principales de la capital checa.
La tumba de Kafka en el Cementerio Nuevo Judío de Praga
La tumba de Franz Kafka es otro de los rincones más buscados en Praga. Los amantes de la Literatura no quieren perder la oportunidad de rendir homenaje al autor de obras tan célebres como La metamorfosis. Los pasos han de dirigirse hasta el Cementerio Nuevo, en el barrio de Strašnice. Fundado en 1890, tiene diez veces la extensión del antiguo. Se encuentra al lado del cementerio civil de la ciudad, el de Olšany, y se caracteriza por sus monumentos de estilo Art Nouveau.
La austera tumba de Kafka se sitúa a la derecha, desde la entrada, en primera fila. El autor está enterrado junto a sus padres y sus tres hermanas, que murieron en los campos de exterminio nazi. En Praga son muchos los rincones que recuerdan a este genio de las letras del siglo XX. Al lado de la sinagoga Española se levanta un monumento en su honor: el Memorial a Franz Kafka.