Praga, la capital de la República Checa, es una de las ciudades más bellas de Europa. Aunque es una ciudad enorme dividida en 10 distritos, el más importante es el distrito 1, que alberga el centro histórico de la ciudad, la Ciudad Vieja o Staré Město. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992, la Ciudad Vieja es un espacio que parece sacado de un cuento de hadas. Aquí se encuentran los edificios más antiguos y emblemáticos de la capital.
A Praga se la conoce también como la Ciudad Dorada, porque la piedra con la que están construidos muchos de sus edificios brilla como el oro con el reflejo del sol. También como Ciudad de las Cien Torres. Descubrirás la razón si subes a alguno de sus miradores o colinas, porque verás una espectacular panorámica sembrada de torres y campanarios que sobresalen entre el resto de los edificios. En la actualidad hay más de mil torres, pero este calificativo ha perdurado en el tiempo desde que lo usara por primera vez en el siglo XIX el escritor Josef Hormayer.
Qué ver en la Ciudad Vieja de Praga: torre y plaza del Reloj
Pasear por el Staré Město (el centro de Praga) es una auténtica delicia. Las plazas, las calles, las casas y las iglesias de la Ciudad Vieja constituyen el territorio medieval y en sus calles se concentran la mayoría de esas “cien torres”. Se creó a partir de la expansión –al este del río Moldava– de los habitantes del antiguo Barrio del Castillo, en el siglo XI, pero en la actualidad sigue conservando esa magia y esa personalidad de antaño.
En la plaza de la Ciudad Vieja de Praga, que ocupa un espacio de 9.000 metros cuadrados, destaca en la parte sur del Ayuntamiento Viejo la célebre torre del Reloj de Praga. Se trata de un reloj astronómico que data de 1410 y que está encastrado en una torre gótica de 60 metros cuya particularidad radica en que su esfera indica la posición y el movimiento de los astros. Cuenta la leyenda que a su autor, Hanuš Růže, le sacaron los ojos para que no pudiera construir otro con una belleza similar. La torre de la plaza del Reloj de Praga consta de tres partes: el calendario circular, con pinturas de Josef Mánes; el cuadrante astronómico y las figuras de los 12 apóstoles encabezados por San Pedro. Cada día, podrás ver desfilar, cuando el reloj marca las horas en punto, desde las 9 a las 23 horas, a los apóstoles y a cuatro figuras alegóricas.
Las torres de Týn, vigilantes del centro de Praga
Majestuosas y vigilantes en la Plaza Vieja de la ciudad están también las torres gemelas de la iglesia de Týn. El templo, construido en el siglo XIV, está ubicado frente al Ayuntamiento. Hay que ver su impresionante interior, su órgano de 1673 y, por supuesto, sus dos torres con sus características agujas. Descubrirás una de las estampas más reconocibles de la ciudad. No hay que perdérsela.
Otra de las torres más bonitas y con mayor historia del centro histórico de Praga es la torre de la Pólvora. Data del siglo XV y constituye una de las puertas originales de entrada a la ciudad. Por ella pasaban los reyes checos tras ser coronados. Su nombre se debe a que, antiguamente, se utilizaba como almacén militar de pólvora. Además de su majestuosidad y belleza arquitectónica, tiene un precioso mirador de 44 metros de altura.
La Casa Municipal y el Clementinum
Muy cerca de la torre de la Pólvora se encuentra la Casa Municipal, un bello edificio de estilo modernista. Muchos son los artistas que decoraron sus diferentes salas, destacando entre ellos Alfons Mucha, uno de los máximos exponentes del Art Nouveau a quien la ciudad ha dedicado un museo. No te pierdas su gran sala de conciertos, el restaurante francés o el bar americano. Pulular dentro de ella merece, sin duda, la pena.
El Clementinum es un conjunto de edificios que se corresponden con el que fue el colegio jesuita más grande del mundo. Fue levantado entre los siglos XVI y XVII, y un paseo alrededor de este complejo te permite disfrutar al máximo del ambiente de la ciudad. No dejes de ver su impresionante biblioteca de estilo barroco con preciosos frescos en la cúpula y hogar del famoso Código Vyšehrad del siglo XI.
El Barrio Judío o Josefov y el Puente de Carlos
El Barrio Judío o Josefov, dentro del perímetro de la Ciudad Vieja de Praga, es un lugar con entidad propia. En él podrás ver hasta seis sinagogas, entre las que destaca la sinagoga Española, y el Cementerio Judío de Praga, que alberga tumbas del siglo XV.
Una visita al Staré Město de Praga no estaría completa si no das un paseo que por el Puente de Carlos, construido en 1402 por el rey Carlos IV. Podrás visitar la torre de la Ciudad Vieja y admirar las magníficas y monumentales estatuas que lo decoran.
Mozart y el Teatro Estatal de Praga
En los márgenes de la Ciudad Vieja se encuentra el Teatro Estatal o Teatro de los Estamentos, una enorme sala de 1783 de estilo clasicista. Es muy famoso, entre otras cosas, porque en este lugar Mozart dirigió el estreno de su ópera Don Giovanni en 1787. Forma parte del conjunto llamado Teatro Nacional, junto a la Ópera Estatal y el Teatro Karlín.