No es que exista una comida típica de Praga ajustada a unos cánones precisos e inamovibles. Lo cierto es que lo que se come en Praga es un compendio de todas las cocinas locales de ese país y del resto de los que se engloban en Centroeuropa.
Eso sí, como elemento aglutinador está el hecho de prácticamente todos los platos son altamente calóricos. No se trata de un capricho, desde luego. El hecho de que la comida típica de Praga sea tan contundente tiene que ver con un clima que, sobre todo en invierno, requiere de muchas energías para combatir las bajas temperaturas.
Platos típicos de Praga
En la comida típica de Praga triunfan las sopas. Siempre con mucha sustancia y, casi siempre, a base de col, patatas, carne de cerdo y cremas diversas. Pero también son muy característicos los platos de carne, sobre todo de cerdo, acompañado de abundante guarnición.
Muy destacable es el capítulo de panadería y pastelería. De hecho, los checos son unos grandes golosos y lo demuestran, por ejemplo, con una enorme variedad de pastelitos rellenos de requesón, amapola, compota de ciruela o guindas.
La mayor parte de los platos de la comida típica de Praga se suelen acompañar de una buena jarra de cerveza, auténtica bebida nacional.
Estos son algunos de los ejemplos más representativos de la gastronomía praguense:
- Česká bramborová: es una sopa hecha a base de patatas, setas y verduras. Se toma en cualquier época del año y los ingredientes cambian en función del mercado.
- Zelňačka: es otro tipo de sopa, esta vez de col fermentada. Aunque en su origen era un plato navideño lo cierto es que se puede encontrar en la carta de muchos restaurantes en cualquier época del año
- Knedlíky: es el principal acompañante de la comida típica de Praga y del resto del país. Se trata de unas bolas de harina de trigo o patata que, tras cocerse al horno, se cortan en rodajas y se utilizan para empapar las salsas de los guisos y sopas.
- Knuckle: es decir, codillo asado al estilo del resto de países de Centroeuropa.
- Svíčková na smetaně: es un asado de carne de vacuno acompañado de una contundente salsa a base de verduras y también con compota de algún tipo de fruto rojo.
- Schnitzel: es el típico filete aplanado de ternera o cerdo, que se empana y se fríe en manteca o aceite. Por lo general, se acompaña de patatas fritas y/o chucrut (col agria).
Goulash
Con todo, quizás el plato más demandado en los restaurantes de la ciudad sea el goulash. Y eso que los más puristas no suelen considerarlo como un representante de la comida típica de Praga: su origen es húngaro.
Lo que ocurre es que tanto Hungría como el actual territorio de la República Checa pertenecieron durante siglos al Imperio Austro-Húngaro. Así que es fácil comprender que los intercambios entre los diferentes territorios de aquella extensa entidad política también tuvieron su parangón en el campo de la gastronomía.
Como es sabido, se trata de un estofado de carne (aunque en origen era más bien una sopa). Los trozos de vacuno, por lo general, cuecen durante horas en vino tinto acompañado de verduras como el pimiento y diversas especias.
En los restaurantes de Praga lo sirven acompañado de abundantes rebanadas de knedlíky, con los que mojar en la suculenta salsa.
Vepřo knedlo zelo
Sin duda, es el plato de carne estrella dentro de la comida típica de Praga. Se trata de un estofado a base de lomo de cerdo. La carne se cuece con abundante cebolla y alcaravea (especia muy habitual en la cocina checa). Se sirve acompañado de chucrut y de los omnipresentes knedlíky.
Esto como planteamiento base porque, al tratarse del auténtico plato nacional checo, el vepřo knedlo zelo suele tener tantas interpretaciones como cocineros lo elaboren.
Es decir, a partir de esa misma base culinaria, en cada restaurante de Praga se cocinan y presenta de una forma diferente. Así que no son pocos los comensales que se dedican a investigar en las diversas opciones que ofrece este plato durante los días que dure su estancia en la ciudad.
Por cierto, y muy aconsejable: a no ser que se tenga mucha hambre, este contundente guiso bien puede considerarse como plato único en la comida checa.
Dulce típico de Praga
Hoy por hoy el dulce estrella de la comida típica de Praga es el trdelník. Aunque, como en el caso del goulash y de otros platos de la cocina checa, se trata de un “préstamo”. Hay muchos que sostienen que este dulce tiene su origen en la vecina Eslovaquia, pero lo cierto es que los más probable es que su origen sea húngaro.
El caso es que los trdelník han invadido buena parte de los mercados, puestos callejeros y pastelerías de Praga para disfrute de sus vecinos y de los turistas. La base es una masa de harina fermentada que se enrolla en un palo de madera. De esta forma se asa al fuego durante unos minutos, sin que el palo deje de dar vueltas, hasta que adquiere un bonito color dorado.
Una vez cocinados, se bañan en azúcar, canela, nueces trituradas… Aunque la globalización está llevando a que cada vez se acompañen de chocolate, caramelo, nata y todo tipo de siropes.
De todas formas y como ya hemos mencionado, los praguenses son bastante golosos. Así que en sus pastelerías y restaurantes se pueden degustar otros muchos dulces. Por ejemplo, los siguientes:
- Strudel: el pastel de manzana al estilo centroeuropeo, a base de hojaldre, mantequilla y mucha canela.
- Medovník: se trata de un bizcocho en capas (hasta ocho), unidas por una crema a base de mantequilla, leche condensada y nueces trituradas.
- Kolače: un perfecto tentempié (calórico, eso sí) entre horas. Son unas tartaletas elaboradas a partir de masa de levadura de cerveza, hojaldre o brick que se rellenan con pasta de requesón, mermeladas o la deliciosa salsa a base de semillas de amapola, miel y leche.
- Buchty: es un bollo con forma de bola y con rellenos dulces diversos.
- Palačinky: se trata de un especie de crêpe, aunque con una masa algo más voluminosa, que también admite los rellenos más variados.
- Kremrole: este canutillo de masa de hojaldre se rellena de nata o de cualquier crema con una textura mousse.