En una ciudad rebosante de edificios majestuosos, las iglesias de Praga no se quedan atrás con su excepcional belleza. Desde la Catedral de San Vito, el mayor edificio religioso de la ciudad y uno de los templos góticos más imponentes de Europa, a la iglesia de San Nicolás, una obra maestra del barroco. Quizás no es la más conocida, pero una parada fundamental en cualquier recorrido por los templos de la capital checa es la iglesia de San Cirilo de Praga, el centro espiritual de la Iglesia Ortodoxa del país.

Esta iglesia catedralicia de estilo barroco, a tiro de piedra del río Moldava, fue construida en el siglo XVIII, entre 1730 y 1736, y cuenta con una estructura longitudinal de tres naves, un balcón de coro y un presbiterio. Sin embargo, el lugar en el que hoy se asienta tiene una historia religiosa mucho más prolongada. Según la tradición oral checa, al menos desde el siglo IX ya había una pequeña iglesia, construida por el duque de Bohemia.

Supuestamente, en 1091 un noble checo llamado Zderad fue enterrado allí, tras morir en el asedio de Brno, y dio nombre a la calle Na Zderaze, adyacente a la catedral. A partir de 1115, la iglesia de San Pedro y San Pablo ocupó este terreno. Fue destruida casi totalmente durante las Guerras Husitas. En 1705, el arzobispo católico de Praga, Breuner, mandó construir un hospicio para sacerdotes a cuyo lado se construiría una iglesia después.

 

 

¿Quiénes fueron San Cirilo y San Metodio?

En 1783, la iglesia de San Cirilo quedó cerrada y durante muchos años se le dio un uso secular. Fue consagrada de nuevo en 1935, momento en el que la Iglesia Ortodoxa checa la dedicó a San Cirilo y San Metodio, dos figuras esenciales en la propagación del cristianismo en el país.

Cirilo y Metodio son conocidos como los apóstoles de los eslavos. Fueron dos hermanos nacidos en el siglo IX en Tesalónica, por entonces perteneciente al Imperio Bizantino. Durante años, ejercieron como misioneros cristianos, primero en Crimea y después en el Imperio de la Gran Moravia, en territorios de lo que hoy son la República Checa y Eslovaquia, así como otros países limítrofes.

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Iglesia de San Cirilo de Praga

Sin embargo, Cirilo y Metodio son quizás más conocidos por haber sido los creadores del alfabeto glagolítico, el más antiguo de los alfabetos eslavos que se conocen y uno de los precursores del alfabeto cirílico, que diseñaría un siglo más tarde el búlgaro Kliment Ohridski, precisamente pupilo de los dos hermanos.

Centro de la Iglesia Ortodoxa

Como decíamos, fue en los años treinta del siglo pasado cuando la iglesia de San Cirilo de Praga quedó dedicada a los dos hermanos apóstoles. Un decreto del gobierno checo determinó que se convertiría en la residencia del obispo, que se encomendó a la tarea de renovar la ortodoxia checa de acuerdo con los preceptos de los primeros misioneros.

Se trata, por tanto, del templo más tradicional de la ciudad. Las misas se celebran en eslavo antiguo y también en checo para hacerlas inteligibles a los asistentes de hoy en día. Además, se adaptaron las imágenes para encajarlas en la tradición litúrgica ortodoxa. Destaca en este sentido el iconostasio elaborado a partir de imágenes del pintor yugoslavo Svatoslav Vukovič y otros artistas.

Refugio de la resistencia en la Segunda Guerra Mundial

Sin embargo, la iglesia de San Cirilo de Praga es hoy más conocida por un oscuro episodio que ocurrió en su interior durante la Segunda Guerra Mundial. Nos situamos en el 18 de junio de 1942, en plena ocupación nazi. Hace apenas tres semanas, agentes del gobierno checoslovaco en el exilio han atentado en Praga contra Reinhard Heydrich, uno de los principales jerarcas nazis, un ataque que le costará la vida unos días después, convaleciente en el hospital.

Tras días de frenéticas pesquisas, y gracias a la traición de un miembro de la resistencia, los nazis se enteran de que los siete paracaidistas checos que han conspirado para matar a Heydrich están ocultos en la iglesia de San Cirilo. Más de ochocientos soldados nazis rodean el templo e intentan asaltarlo con metralletas y granadas. Los paracaidistas, apenas pertrechados con pistolas de calibre corto, se defienden como pueden. Tras un intenso tiroteo, tres de ellos mueren en el balcón del coro y los otros cuatro se refugian en la cripta de la iglesia.

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Entrada de la Iglesia de San Cirilo de Praga

Los nazis tienen órdenes de capturarlos vivos y consideran inundar su refugio para obligarlos a salir. Sin embargo, los paracaidistas se reservan sus últimas balas para ellos mismos, con objeto de no caer vivos en manos del enemigo. Cuando los nazis entran finalmente en la cripta, encuentran los cuatro cadáveres.

Hoy todavía se pueden ver marcas de bala en la iglesia de San Cirilo. Además, la cripta subterránea acoge una exposición sobre el atentado, su origen y sus consecuencias. Una parte de la exhibición trata sobre el origen del Protectorado de Bohemia y Moravia, la llegada a Praga de Heydrich, que ejerció como Protector Adjunto, y las masacres cometidas por los nazis en la zona. La otra versa sobre el plan para atentar contra él, conocido como Operación Anthropoid, y el final de los paracaidistas y sus compañeros.

Las consecuencias del atentado se hicieron sentir durante las semanas siguientes. Compañeros de los paracaidistas y varios sacerdotes que habían conspirado para darles cobijo, entre ellos el obispo de la ciudad, fueron ejecutados. En cuanto a la iglesia de San Cirilo, fue clausurada para convertirla en un almacén, y toda la actividad de la iglesia Ortodoxa checa fue prohibida.

El templo fue devuelto a los creyentes ortodoxos tras la Segunda Guerra Mundial, y acogió la primera misa conmemorativa en honor de las víctimas de los nazis en el tercer aniversario del atentado contra Heynrich. El 5 de julio de 1947, la iglesia de San Cirilo fue nuevamente consagrada; se ponía así punto y final a un episodio trágico que marcaría el carácter del templo más ortodoxo de Praga.

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