Antes de entrar al barrio de Malá Strana, el celebérrimo Puente de Carlos de Praga atraviesa un encantador oasis verde alternado con coquetas y elegantes construcciones. Se trata de la isla Kampa, un islote separado de la ribera occidental del río Moldava por el estrecho canal Čertovka, también llamado riachuelo del Diablo, y que se ubica entre dos puentes, el mencionado de Carlos y el de Legií.
Habitado en su tiempo por la aristocracia praguense, la isla Kampa alberga lo que para muchos es el lugar más romántico de Praga. También cuenta con una escultura dedicada a la Armonía y nostálgicos y solitarios molinos de agua que nos retrotraen a lo que podría parecer el escenario de un cuento de hadas. Estos y otros muchos secretos aguardan al viajero en esta sencilla ínsula si se deja llevar por sus calles y parques llenos de encanto.
Kampa, qué hacer en esta isla de Praga
En primer lugar, lo mejor que se puede hacer en la isla de Kampa es pasear y disfrutar de todos los estímulos que llegan a nuestros sentidos: la exuberancia verde y multicolor de sus parques, para la vista; el aroma de las flores en primavera para el olfato; el rumor del agua que atraviesa los viejos molinos por el canal Čertovka, para el oído… Kampa está considerada una de las mejores islas urbanas de Europa, y tiene la ventaja de ser un lugar poco frecuentado por turistas, aunque sí que es todo un reclamo para enamorados.
En cualquier caso, ya sea accediendo por el norte desde la escalinata que baja por el Puente de Carlos, ya desde el sur viniendo del puente Legií, la experiencia es igual de placentera. Desde el norte se atraviesa en primer lugar la arbolada plaza Na Kampé, un poético emplazamiento rodeado de sencillas casitas que nos sitúa en algo que recuerda más a un pueblecito centroeuropeo que a una capital mundial. Con el buen tiempo, esta plaza se llena de artesanos que comercian con sus productos. Durante el invierno, la quietud melancólica de Na Kampé la convierte en el que es, posiblemente, uno de los lugares más románticos del mundo.
Saliendo de esta plaza se llega a un hermoso jardín inglés muy frecuentado por familias con niños y vecinos de la zona que sacan allí a sus mascotas. Acabar el paseo por el lado sur de la isla al atardecer regala unas vistas inigualables de la Ciudad Vieja de Praga.
Molino del Gran Prior
Uno de los itinerarios más gratificantes consiste en atravesar la isla por el sendero que discurre paralelo al riachuelo Čertovka, también llamado del Diablo. Tradicionalmente, en sus aguas hacían sus labores las lavanderas hasta 1930. Además, el discurrir de sus tranquilas aguas era aprovechado por molinos. Uno de los más conocidos es el molino del Gran Prior, una enorme noria restaurada de más de 8 metros de diámetro que gira lentamente. Hay otros más a lo largo del río del Diablo, pero están en ruinas.
Museo Kampa
Al otro lado de la isla, la que da al río Moldava, se encuentra el Museo Kampa, una institución privada de arte moderno cuyas instalaciones interiores son de por sí enormemente vanguardistas. Se trata de todo un logro museográfico que está organizado a distintos niveles y conectado por escaleras mecánicas. Cuenta con asombrosas obras de arte y decorados transgresores; y, todo ello, montado en una serie de espacios muy bien iluminados. Además, el conjunto está acondicionado para acoger obras de teatro al aire libre.
El museo alberga la colección de Jan y Meda Mládek, dos coleccionistas que se convirtieron en mecenas del escultor cubista Otto Gutfreund y del pintor František Kupka. Además de las obras de estos dos artistas, la sala cuenta con piezas de los artistas contemporáneos más reputados actualmente de Centroeuropa.
En los alrededores del museo se pueden observar una serie de esculturas muy interesantes entre las que se encuentra la que ya se ha convertido en todo un icono de la isla: la desproporcionada silla de más de siete metros de alto situada sobre el río, en lo que antiguamente era un molino. La silla forma parte de una colección del interior del museo, que está conectada con una ventana que la enmarca, como si de una pintura viviente se tratase. Frente a la silla, en el exterior, se encuentra una línea de esculturas de pingüinos amarillos que miran impasibles, al otro lado del río, a la vieja Praga.
Estatua de la Armonía
Algo más al sur del museo, siguiendo la ribera del río Moldava, nos topamos con una extraña escultura de lo que parece ser un monje oriental que parece estar orando (o rezando) en dirección a la otra orilla. Se trata de la estatua de la Armonía, erigida en honor de Sri Chinmoy, un predicador, poeta, escritor y filósofo indio.
Pacifista y vegetariano, Chinmoy creó una escuela de meditación en Nueva York que aun hoy cuenta con un enorme grupo de seguidores. Una de las prácticas más conocidas que impulsó fue una serie de ultramaratones que ponen a prueba los límites físicos de los iniciados con el fin de alcanzar la autotrascendencia.
Puente de los Candados
Desde que uno de los libros del escritor italiano Federico Moccia pusiera de moda poner candados en el puente Milvio de Roma, no ha parado de proliferar por todo el globo puentes adornados con este tipo de pasadores, metáfora del “amor eterno”. Un lugar tan romántico como la isla Kampa no podía ser menos y cuenta con su propio puente de los Candados. Los problemas de seguridad y el terrible impacto visual que genera este “oxidado” testimonio de afecto hacen que prefiramos no revelar el lugar exacto en que se ubica.
Vinárna Čertovka, la calle más estrecha del mundo
Lo que sí que recomendamos es visitar la que se conoce como la calle más estrecha del mundo. Aunque para ello tengamos que salir de la isla. En efecto, Vinárna Čertovka, como así se llama la vía, es una calle de tan sólo 50 centímetros de ancho y 10 metros de largo por la que no se pueden cruzar dos personas, porque literalmente no cabrían. Por ello, se tuvo que instalar en su momento un semáforo que indicase cuando se puede pasar en un sentido o en otro. Es tal la estrechez del lugar que han habido ocasiones en las que personas corpulentas se han quedado atascadas entre sus paredes sin poder avanzar ni retroceder.
El curioso pasadizo se encuentra fuera de la isla, hacia el norte, muy cerca del Puente de Carlos y del Museo Kafka. Es perpendicular a la calle Lužického y comunica esta vía con el restaurante Čertovka, a la orilla del canal del mismo nombre.