Escondido entre el barrio de Malá Strana y la ladera del Monte Petřín se encuentra el coqueto y elegante Jardín Vrtba de Praga, una pequeña joya que ha quedado como un vestigio de la jardinería barroca, siempre teatral, imaginativa y sorprendente.
Llegar al elegante parterre no es sencillo. Si bien se ubica cerca del famoso Puente de Carlos, las edificaciones que encierran el jardín lo hacen prácticamente invisible y pasa, por tanto, desapercibido. Es por ello necesario tener un conocimiento previo de la existencia de este lugar.
El premio a todo aquel que visita este bello espacio es disfrutarlo prácticamente en soledad. Las aglomeraciones turísticas se quedan extramuros y los visitantes tienen todo el Jardín Vrtba para ellos. No es extraño encontrar parejas de recién casados posando en una sesión fotográfica que inmortalice el momento. Además, las terrazas escalonadas de este vergel ofrecen unas vistas increíbles tanto del Castillo de Praga como del barrio de Malá Strana.
Acerquémonos a este rincón secreto de Praga y conozcamos todas las maravillas que esconde el jardín Vrtba.
Historia del Jardín Vrtba
El jardín en terraza lo mandó construir la familia Vrtba junto al palacio de su propiedad, entre 1715 y 1720. La familia Vrtba era un claro ejemplo de la nobleza austro-bohemia que había conseguido prosperar en la Praga contrarreformista. Jan Josef, conde de Vrtba, y burgrave o gobernante superior del castillo de Praga, fue quien encargó el proyecto al arquitecto checo František Maxmilián Kaňka. Este arquitecto fue el artífice, a su vez, de la ampliación del Clementinum, sede en su momento del colegio y universidad jesuita de la ciudad.
Las bellas esculturas de dioses y personajes mitológicos de la Antigüedad que decoran el jardín son obra de Matthias Braun, un artista originario del Tirol que ha pasado a la historia por ser el autor de las esculturas barrocas que decoran el Puente Carlos de Praga. Por su parte, el artista Václav Vavřinec Reiner se encargó de pintar los frescos que decoran las paredes de la llamada sala Terrena, situada en el primer tramo del jardín.
Estilo artístico del Jardín Vrtba
El Jardín Vrtba está considerado un jardín barroco de estilo italiano. La concepción del jardín en terraza y la intimidad del lugar, que termina por convertirlo en una especie de ‘giardino segreto’, nos recuerda a los humanistas vergeles propios de la Italia del Cinquecento. Si bien, lo cierto es que el Jardín Vrtba es fruto de su tiempo, y el arquitecto Kaňka no aparca las soluciones más racionalistas propias de los jardines franceses a la hora de diseñar los parterres. No es para menos, la determinante huella dejada por André Le Nôtre en los jardines de Versalles retumbó en todos los palacios europeos, sobre todo durante la primera mitad del siglo XVIII.
Sin embargo, sería un error considerar el Jardín Vrtba un mero híbrido entre soluciones italianas y francesas sin poner en valor su propia originalidad. El hecho de tener que salvar el desnivel natural de la falda del monte Petřín planteó la solución de jardín en terraza con escaleras en dos tramos. A ello hay que añadir la necesidad de adaptar el parque al limitado terreno con que se cuenta. El resultado es un jardín en el que la línea recta está “prohibida”.
El jardín escalonado cuenta con un primer tramo en escalinata cóncavo, el segundo convexo, y un templete final en la cima del jardín de nuevo cóncavo, aunque se accede a través de una escalinata convexa. Todo ello nos habla de un aprovechamiento del espacio llevado al límite, con curvas y contracurvas que ofrecen un dinamismo propio del barroco más contrarreformista y que tienen su reflejo, como no podía ser menos, en la propia jardinería del lugar: todos los parterres y tapices vegetales están, a su vez, diseñados a partir de líneas curvas. Paradójicamente, todo ello contrasta con el imaginario eje central que conecta y divide en dos partes simétricas todo el jardín desde el templete superior hasta la entrada en el tramo inferior.
Un recorrido por el Jardín Vrtba
Nada más entrar al jardín, sobre el pórtico, se encuentra una bella estatua barroca que representa a Atlas portando sobre sus hombros el globo terráqueo. La sección inferior del jardín cuenta con cuatro bellos parterres en cada esquina y una fuente central con una escultura de un niño pequeño, tal vez Hércules joven, sometiendo entre sus brazos a un amenazante monstruo marino.
En el lado sur de esta sección se encuentra la llamada sala Terrena, de planta oval y ricamente decorada tanto las paredes como su bóveda con los frescos de Reiner, así como con las esculturas de Baco y Ceres, creados por Braun y situados en los nichos a cada lado de la sala.
A la primera terraza del jardín se accede a través de una doble escalinata que sale a cada lado del tramo inferior y que recorre un muro de contención cóncavo y sobrio. Las escalinatas confluyen en su parte alta, flanqueadas por dos árboles que hacen el efecto de una especie de arco del triunfo naturalizado. Esta terraza es, prácticamente, el doble de ancha que el primer tramo del jardín, si bien es bastante más estrecha. Dos originales e imaginativos parterres ciñen una pequeña fuente circular central, algo más pequeña que la del tramo inferior.
Una segunda doble escalinata, que arranca de la parte central, da acceso a la segunda terraza. El muro de contención, en este caso convexo, se encuentra mucho más decorado. Toda esta escalinata y la balaustrada del tramo superior están rematadas con esculturas barrocas de figuras mitológicas y dioses antiguos, así como jarrones decorados, todos ellos obras de Matthias Braun.
Esta terraza está decorada con setos perfectamente recortados. Los parterres dan paso aquí a un tapiz de césped que marca un tridente de caminos que salen del fondo de la terraza, donde culmina el sencillo templete, con sus nichos cegados. La terraza superior cuenta con el trazado más irregular del jardín. En el lateral que da al sur se encuentra una pequeña isla vegetal que descompensa la simetría de todo el trazado. Dicha isleta tiene una serie de setos recortados en forma cónica que recuerdan lejanamente a una especie de bosque racionalista.
La irregularidad del trazado se compensa sobradamente con las increíbles vistas que esta terraza superior del Jardín Vrtba brinda al visitante. Prepárate para inmortalizar una bella panorámica de toda la ciudad de Praga.