Karlovy Vary es una de las ciudades cuya visita es imprescindible en la República Checa. Tanto su belleza como los históricos balnearios que alberga son buenos motivos que hacen de ella uno de los principales destinos del país. Su cercanía a Praga permite que se pueda abordar como una excursión de un día desde la capital. Se trata de una urbe pequeña (alrededor de 50.000 habitantes), el tamaño justo para recorrerla en una jornada sin agobios.
Karlovy Vary es un gran referente en aguas termales, una de las ciudades balneario más famosas de Europa, por lo que lo es deseable pasar aquí alguna noche y así poder disfrutar de sus excepcionales balnearios. Y no está de más, tampoco, ver la ciudad iluminada.
Balnearios de Karlovy Vary, a un paso de Praga
Karlovy Vary cuenta con 13 fuentes termales, además de otras 300 de menor entidad. El nombre de la ciudad significa “baños termales de Carlos”, en honor a Carlos IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, fundador de la villa en 1350. Carlos IV descubrió el poder curativo de estas aguas al ver que se le había curado una dolencia en una rodilla.
El crecimiento del turismo y el interés por los beneficios de las aguas termales en el siglo XIX, hicieron que esta ciudad cobrase mucha fama internacional durante aquellos años. Grandes personalidades de toda Europa, como Beethoven, Chopin, Goethe o Pedro el Grande acudieron a Karlovy Vary para probar sus aguas. Están indicadas para el tratamiento de dolencias gastrointestinales, musculares, trastornos del metabolismo, como diabetes, obesidad o gota, y periodontitis.
La ciudad se convirtió en lo que es hoy, con la estética tan reconocida de las ciudades balneario. Grandes hoteles de época, arquitectura afrancesada que va del Barroco al Art Nouveau, amplias áreas para el disfrute de los ciudadanos y muchas construcciones por las calles que albergan fuentes termales.
Además de los balnearios en sí, en Karlovy Vary muchos de los manantiales termales se disponen en las llamadas columnatas, una especie de pabellón abierto o galería donde se ubican las diferentes fuentes. Hay tres columnatas principales: la del Molino, la del Mercado y la del Parque. En Karlovy Vary, la parte más importante del tratamiento termal se hace bebiendo el agua de estas fuentes, gracias a las características del agua. Los especialistas recomiendan hacerlo de una u otra fuente, según el caso, y en determinadas cantidades.
Columnata del Molino
Un edificio de 123 metros de largo y 124 columnas corintias acoge a cinco de los 13 manantiales de aguas termales de la ciudad. Construida en el año 1881, es la más famosa y bella de la ciudad, con un claro estilo neorrenacentista. El agua brota entre los 53 y los 65 grados y aporta importantes propiedades terapéuticas.
La columnata del Molino tiene los siguientes manantiales:
- Manantial del Molino: 56 ºC. El más antiguo de la ciudad y recomendado desde el año 1705.
- Manantial de la Roca: 46,9 ºC.
- Manantial Libuse: 62 ºC.
- Manantial Rusalka: 60 ºC.
- Manantiales del príncipe Wenceslao: 65 ºC.
Otras columnatas de Karlovy Vary
Además de la columnata del Molino, en Karlovy Vary hay otras dos columnatas:
- Columnata del Mercado. Construida en madera en 1883, está ubicada en el centro histórico de la ciudad. Cuenta con los manantiales de Carlos IV (64 ºC), del Castillo (55 ºC grados centígrados) y del Mercado (65,2 ºC). El manantial de Carlos es el que utilizó el monarca en el siglo XIV y dio origen a la fundación de Karlovy Vary.
- Columnata del Parque. Se sitúa en el parque Drovak y fue construida en 1881. Esta elegante columnata tiene dos manantiales con aguas muy ricas en dióxido de carbono, con temperaturas de 28,7 grados centígrados (fuente de la Serpiente) y 41,6 ºC (fuente del Parque).
El géiser Vrídlo
Junto a las tres columnatas de Karlovy Vary, existen más manantiales repartidos por la ciudad. El más famoso es Vřídelní kolonáda, o columnata del manantial caliente, que pese a ser de construcción moderna (1975) alberga el géiser de Vrídlo, un chorro de agua que puede alcanzar los 12 metros de altura.
El géiser Vrídlo es el manantial más popular de la ciudad. El agua brota muy caliente, a 73 ºC, y se reparte en diferentes recipientes para enfriar su temperatura hasta los 50 y 30ºC. Del géiser brotan cada minuto unos 2.000 litros de agua.
Las jarras de Karlovy Vary
Para una experiencia completa, quien visita Karlovy Vary debe hacerse con una de las características jarritas de porcelana preparadas para coger el agua de los manantiales. Por la tarde, cientos de personas acuden a las columnatas a hacer cola para coger su agua con la jarra e ir bebiéndola a sorbos mientras dan un paseo. Un auténtico ritual.
Qué más ver en Karlovy Vary, una visita básica en República Checa
Queda claro que todo lo relacionado con el termalismo configura el principal motivo para visitar Karlovy Vary. Pero la ciudad checa tiene muchos más lugares de interés. Karlovy Vary se encuentra encajada en un frondoso valle y atravesada por el río Tepla, lo que confiere a la ciudad un aspecto muy particular.
Junto a las columnatas, manantiales, balnearios y hoteles, no debemos dejar de visitar
- La torre mirador de Diana: Un funicular conduce a esta torre de observación de 40 metros de alto, construida entre 1912 y 1914. La vista de la ciudad y de los frondosos bosques que la rodean es magnífica.
- Iglesia de Santa María Magdalena: la iglesia más importante de la ciudad, ejemplo de arquitectura barroca construida entre 1733 y 1736.
- La iglesia de San Pedro y San Pablo: la espectacular iglesia ortodoxa construida a finales del siglo XIX por los rusos que acudían a los balnearios de Karlovy Vary.
- El parque Drovak: el precioso parque urbano de la ciudad donde se encuentra la columnata del Parque.