A riesgo de sonar bíblico, se podría afirmar que los motivos por los que una persona decide visitar un país en concreto resultan inescrutables. En el caso de la República Checa, las razones que existen para explorarla son muchas y muy variadas. Hay quien valora eso de que en el país checo la cerveza autóctona –de gran calidad y tradición–, sea más barata que el agua. Otros simplemente cuentan cada ciudad emblemática de la geografía checa –además de Praga, por supuesto–, como una razón de peso. Asimismo, los infinitos castillos medievales y los palacios de ensueño que esconde Chequia suman puntos para unos; mientras que las ciudades-balneario, con sus propiedades curativas, lo hacen para otros.

Por si fuera poco, las estaciones del año también juegan un papel importante a la hora de visitar un país. Si durante los meses estivales la República Checa rejuvenece y los bosques sacan a relucir su particular verano indio; durante el invierno resulta asombroso comprobar que las plazas de todo el país son invadidas por los tradicionales mercados navideños. Si aún no tienes muy claro qué ciudades de la República Checa visitar, te invitamos a seguir leyendo.

  1. Karlovy Vary
  2. Brno
  3. Český Krumlov
  4. Kutná Hora
  5. Olomouc
  6. Pilsen
  7. Třeboň
  8. České Budějovice
  9. Praga
  10. Castillos que visitar
  11. Cuevas kársticas de Moravia

QUÉ VISITAR EN REPÚBLICA CHECA

Karlovy Vary, el balneario de los famosos del siglo XIX

Ubicada en la región occidental de Bohemia, muy cerca de la frontera con Alemania, la ciudad de Karlovy Vary presume de ser uno de los puntos más visitados de la geografía checa. Tal es así que, muchos turistas que se hospedan en Praga, deciden visitar Karlovy Vary en un solo día, puesto que se encuentra situada a 120 kilómetros de la capital checa –unas dos horas de viaje en coche–.

Famosa por su condición de ciudad-balneario, su subsuelo esconde 80 manantiales de los que lleva brotando, de manera ininterrumpida, agua de elevado contenido mineral desde mucho antes de su fundación a mediados del siglo XIV. Como curiosidad, cabe decir que diversas personalidades célebres de la historia moderna, tales como Beethoven, Freud o Karl Marx, han realizado visitadas esporádicas a este rincón del mundo, a fin de paliar dolores reumáticos con diferentes tratamientos minero-medicinales.

Hoy en día, el centro de la ciudad exhibe un precioso conjunto de edificios rococó de diferentes colores pastel; así como numerosos lugares de interés cultural como las columnatas del Mercado, la fuente de Vridlo, el teatro municipal, la torre de Diana o la iglesia de María-Magdalena. Y si disponéis de tiempo suficiente en vuestra visita, debéis saber que Karlovy Vary forma, junto a las vecinas ciudades-balneario de Mariánské Lázně y Františkovy Lázně, el llamado ‘Triángulo de las Bermudas de las aguas curativas’.

Karlovy Vary
Karlovy Vary

Brno, la inesperada ciudad cosmopolita

Otro lugar que queda parcialmente eclipsado por la alargada sombra de Praga es Brno, la segunda ciudad más grande –en población y superficie– de la República Checa. Ubicada, en este caso, en la región morava del sur, esta ciudad monumental de 385.000 habitantes nos permite conocer episodios tan fascinantes de la historia checa como es el asedio sueco que hubo de soportar en 1645 –y del cual salió victoriosa, por cierto–. Lo mejor de Brno es que permite al visitante conocer su historia a partir de los monumentos y lugares de interés que alberga: monumentos históricos como la catedral de San Pedro y San Pablo, el castillo de Špilberk o la abadía de Santo Tomás, contrastan con edificios modernos como la Villa Tugendhat —excelente muestra del estilo arquitectónico funcionalista de principios del siglo XX—; o con construcciones contemporáneas como el circuito de Brno –sede habitual del Campeonato Mundial de Motociclismo–. Asimismo, cabe recordar que Brno es una ciudad universitaria, cuyas 33 facultades dan cabida cada año a cerca de 89.000 estudiantes.

Brno
Brno

Český Krumlov, la ciudad medieval mejor conservada

Si descendiéramos el cauce del río Moldava desde Praga hacia el sur, terminaríamos por encontrar la pequeña ciudad de Český Krumlov, la cual se encuentra situada en la región de Bohemia Meridional, a 170 kilómetros de la capital checa. Dicha ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992, posee además uno de los cascos históricos de época medieval mejor conservados del mundo. Su belleza y su elegancia radican en su antigua condición de sede de la familia Rosenberg (1302-1602), una de las dinastías nobiliarias más ricas y poderosas del Medievo checo.

Una vez en la ciudad, podremos pasear tranquilamente por su entramado de calles y casas burguesas de colores, mientras nos dirigimos a puntos de interés tan importantes como el Egon Schiele Art Centrum –reconocido centro de arte expresionista–, o el castillo de Český Krumlov. Este último, datado en 1240, alberga en su interior una iglesia, un museo, un teatro barroco, un salón de baile, un jardín de casi 11 hectáreas, y una torre-mirador con impresionantes vistas de Bohemia. En definitiva, una apuesta segura a tan sólo dos horas en coche de Praga.

Cesky Krumlov
Český Krumlov

Kutná Hora, el rincón de las minas de plata y el osario

Mucho más cerca de Praga –a 70 kilómetros– se encuentra el pequeño pueblo minero de Kutná Hora, cuyo casco antiguo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. Con una población que no alcanza los 20.000 habitantes, Kutná Hora sorprende al visitante por la abundancia de monumentos históricos que aglutina en su centro. Su auge proviene de los hoy inexistentes yacimientos argentíferos que permitieron al pueblo convertirse en la segunda ciudad más poderosa de Chequia durante la Edad Media.

Como parte del legado de esa época esplendorosa encontramos puntos de interés como la catedral gótica de Santa Bárbara –de gran parecido a la de Praga–, el famoso Osario de Sedlec –con unas 40.000 piezas óseas humanas decorando el interior–, o el Castillete de la Plata –un museo dedicado al estudio y difusión del pasado minero de la región–. Una muy buena opción si lo que buscamos es una excursión de un solo día desde Praga.

Kutna Hora
Kutna Hora

Olomouc, la ciudad de las fuentes

De todas las ciudades reseñadas hasta ahora, Olomouc es, tal vez, la que se encuentra a mayor distancia de Praga –284 kilómetros al este–. Antiguo centro administrativo de Moravia, esta ciudad monumental destaca por poseer numerosas plazas, a cada cual más interesante dada la abundancia de monumentos históricos y fuentes que acogen. Mientras que en su Plaza Alta —Horní náměstí, en checo—, encontramos el viejo Ayuntamiento, su tradicional reloj astronómico y la soberbia columna de la Santísima Trinidad –declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2000–; en la Plaza Baja –Dolní náměstí–, hallamos otra fuente más, dedicada a Neptuno y Júpiter.

Olamuc
Olomouc

Entre otros lugares de interés histórico, Olomouc acoge también la Universidad Palacký –cuya fundación se remonta a 1573–; o la catedral de Wenceslao –datada en 1107 en estilo románico–. Y es que, en cuestión de edificios eclesiásticos, Olomouc también destaca. Tradicionalmente considerada de manera no oficial como la “capital religiosa de Moravia”, sus 28 iglesias nos dan una pequeña pista del porqué de este apodo.

Y no, no os preocupéis, como buena ciudad universitaria, Olomouc también brinda a sus visitantes un rico y animado ambiente de bares y terrazas.

Pilsen, entre cervezas y marionetas

Su nombre ya evoca cerveza. Y es que esta ciudad, a poco más de una hora por carretera desde Praga, es donde se creó la marca Pilsner Urquell. La visita a su fábrica, con sus enormes bodegas subterráneas y su moderna sala de degustación, es obligada.

Pilsen es también el lugar donde nació el emporio industrial de Škoda, marca que fundó el ingeniero Emili Škoda a mediados del siglo XIX. En el pequeño museo instalado dentro de la llamada Torre Negra del Agua se pueden ver la evolución de aquella compañía.

El núcleo monumental de Pilsen es la enorme plaza de la República, flanqueada en uno de sus lados por la Catedral de San Bartolomé. También está aquí el Ayuntamiento, construido en estilo renacentista y la Columna de la Peste. Más allá se encuentran el Museo de las Marionetas (manifestación escénica de gran importancia histórica en esta ciudad) y la espectacular Gran Sinagoga.

Pilsen
Pilsen

Třeboň, el pueblo de las carpas de Navidad

Este pueblo amurallado del Sur de Bohemia, con una arquitectura renacentista popular muy característica, es conocido en el resto de la República Checa por sus carpas. Estos peces crecen, muy bien alimentados durante todo el año, en las decenas de estanques situados en el municipio, para luego ser capturados y convertirse en protagonistas de las cenas de Nochebuena de las familias del propio Třeboň y la de cuantas familias checas vienen hasta aquí para adquirirlas.

Entre sus joyas monumentales llama la atención su Castillo, reconstruido por última vez a principios del siglo XVII. También de gran valor es el Monasterio de los Agustinos (siglo XIV), con sus diferentes capillas y la iglesia principal de San Gil

Y merece un paseo el entorno arbolado del estanque Rybník Svet. En éste se pueden alquilar pequeño botes de remos para pasar una mañana (o una tarde) bien relajados y rodeados de naturaleza.

Třeboň
Třeboň

České Budějovice, mucho más que una gran plaza

Con permiso de la que hay en la Ciudad Vieja de Praga, la de České Budějovice es “la gran plaza” de la República Checa. Un enorme cuadrilátero flanqueado por los edificios más notables, artísticos y llamativos de la ciudad. Muchos de ellos, supervivientes de la época medieval. Tiene el nombre de Ottokar II, rey de Bohemia durante cuyo reinado se fundó esta localidad, a mediados del siglo XIII.

Las dimensiones de la plaza, en cuyo centro está la gran fuente ornamental dedicada a Sansón, son realmente grandes: 132 x 137 metros.  Una vez aquí merece visita la Catedral barroca, con su curiosa torre negra, la del campanario, que alcanza los 72 metros de altura. Esta construcción, un buen mirador de la ciudad, tuvo también su utilidad para la prevención de incendios.

No menos llamativa es la iglesia del Sacrificio de la Virgen, en la bonita plaza de los Escolapios. Y, por último, muy recomendable es el paseo por el resto del casco histórico, prácticamente rodeado por las aguas del canal Mlýnská stoka.

Ceske Budejovic
České Budějovice

Praga, la ciudad imprescindible

Pese al título de este tema, un viaje por la República Checa no puede estar completo sin una visita completa a su capital, Praga. La ciudad del Moldova está repleta de atractivos en forma de monumentos, opciones de ocio, cultura, gastronomía y espacio urbanos repletos de actividad en cualquier momento del año, del día y de la noche.

Entre los monumentos y espacios urbanos destaca el enorme complejo del Castillo, con sus iglesias y espacios palaciegos, donde también está el alquimista Callejón del Oro. Al otro lado de la ciudad, tras pasar el Puente de Carlos y las decenas de imágenes religiosas que lo flanquean, está la plaza de la Ciudad Vieja y el célebre reloj astronómico. También la populosa plaza de Wenceslao y el Barrio Judío.

Por supuesto en Praga no hay que perderse una cena en alguno de sus pivovar (cervecerías), para disfrutar de las diferentes variedades locales ni la visita a uno de sus cafés históricos o sus clubes nocturnos, muchos de ellos con (muy buena) música en directo.

Plaza de la Ciudad Vieja
Plaza de la Ciudad Vieja, Praga

Castillos que visitar, auténticas fantasías en piedra

Fruto de un pasado convulso en el que el territorio de la actual República Checa se lo disputaron las más diversas potencias europeas, el país está plagado de castillos y construcciones defensivas. Muchos de esos castillos se han reconvertido a lo largo del tiempo en grandes complejos palaciegos, como es el caso del de Praga o el de Český Krumlov, ambos ya mencionados.

Otro castillo que visitar en República Checa es el de Hluboká nad Vlatour, una auténtica fantasía arquitectónica a orillas del río Moldava que, además, alberga una impresionante colección pictórica con obras de artistas europeos entre los siglos XVI y XVIII.

Entre los castillos más espectaculares del país también debió estar el de Trosky, muy cerca de la frontera austríaca. Hoy, pese a ser una ruina, sus altas torres defensivas siguen desafiando al tiempo en medio de un impresionante paisaje volcánico.

Por su parte, cerca de Olomouc, el castillo de Bouzouv responde al concepto romántico de “lo medieval”, con su elevado torreón y las formas puntiagudas de sus tejados. Se fundó hacia el siglo XIII y durante un tiempo fue sede de la orden de los Caballeros Teutónicos.

Por último, y aunque hay muchos más castillos en República Checa, está el de Konopiště, que es uno de los primeros que se abrieron a la visita pública en ese país. Rodeados de un espeso bosque, sus gruesos muros fueron testigos de los últimos días de vida de Francisco Fernando. Es decir, el heredero del trono austro-húngaro, cuyo asesinato en Sarajevo (actual Bosnia-Herzegovina) fue el detonante para el estallido de la I Guerra Mundial.

Castillo Konopiště
Castillo Konopiště

Cuevas kársticas de Moravia, kajshdkjashdkjashd aksd adhs

Una de las mayores zonas kársticas de Europa Central se encuentra en la región checa de Moravia. Un entorno impresionante de oquedades horadadas en la tierra por la propia naturaleza.

Hay cinco cuevas visitables en la zona. Una de ellas, la de Punkva, se recorre en un barquito que navega sobre las aguas de un río subterráneo. Es aquí donde se encuentra el mayor reclamo turístico de esta zona geológica, el llamado Abismo de Macocha, que tiene casi 140 metros de profundidad.

Por su parte, las cuevas de Kateřinské son el mayor espacio subterráneo del Karst de Moravia, lo que favorece, junto a una acústica prodigiosa, la celebración de conciertos en su sala principal. Todo entre sugerentes formaciones pétreas convenientemente iluminadas para asemejarse a todo tipo de figuras antropomórficas.

En cuanto a las cuevas de Sloupsko-šošůvské se caracteriza por albergar, además de las típicas estalactitas, estalagmitas, columnas y pilares, de una formación muy característica. Se trata de los llamados candelabros, que son un tipo de estalactitas.

Por último, la cueva de Výpustek tiene un gran interés desde el punto de vista etnológico y arqueológico, al haber sido lugar de celebración de rituales prehistóricos. Y la de Balcarka, con pasadizos a dos niveles, es una auténtica fantasía natural en piedra.

Cueva de Balcarka
Cueva de Balcarka