Ir caminando por Roma es toda una experiencia sensorial: el bullicio de sus calles, el olor de su deliciosa oferta culinaria y un nuevo tesoro que contemplar a cada paso. En un momento puede que creas que estás andando por una calle de lo más normal, hasta que de repente aparece frente a ti la fontana di Trevi o se extiende ante tus ojos la bellísima plaza Navona.

Es una ciudad donde el arte vive en cada rincón. Algo parecido ocurre cuando llegas al panteón de Agripa, que surge en medio de la plaza de la Rotonda. Un edificio de hace 2000 años que permanece intacto al paso de los siglos. El contraste creado con las construcciones modernas de alrededor es uno de los sellos de identidad de Roma. La singularidad del panteón guarda más de un secreto en su interior.

El panteón de Agripa y sus peculiaridades técnicas

Los romanos erigieron aquí un templo para todos los dioses, que es lo que significa en griego literalmente pántheion. El nombre le viene dado por el general Marco Vipsanio Agripa, yerno del emperador Augusto, que se cree que promovió la construcción de un templo en este sitio. Se conserva la inscripción en el friso, pero aquel edificio primigenio fue destruido.

 

 

El que se presenta hoy ante nosotros se levantó íntegramente durante el mandato de Adriano, entre los años 118 y 125. No se sabe con seguridad a quien se le puede atribuir la autoría, pero todo apunta a que el arquitecto habría sido Apolodoro de Damasco. El pórtico o pronaos nos da la bienvenida con ocho columnas corintias, al más puro estilo de los templos griegos.

Panteón Roma
Noche sobre el Panteón

Al entrar en el pronaos, el espacio queda distribuido en tres naves con dos filas de cuatro columnas. Los materiales utilizados fueron de granito rojo traído desde Egipto y mármol pentélico, que llegó directo desde Grecia. La nave central de este pronaos, de mayor tamaño, nos da acceso al edificio principal, existiendo un cuerpo intermedio que conecta ambas construcciones.

Panteón de Agripa
Detalle del frontón del Panteón de Agripa

Una vez en el interior de la rotonda es cuando somos realmente conscientes del carácter circular del panteón de Agripa. Hay aquí un único ambiente, dividido en dos niveles, sobre el que descansa la gran cúpula esférica. En el primer nivel encontramos siete nichos semicirculares que se van alternando con parejas de columnas. En el segundo piso hay una fila de ventanas. Presta atención al suelo que pisas, de coloridas baldosas con dibujos geométricos.

Sin embargo, será inevitable que nuestra mirada se dirija directamente a la soberbia cúpula que tendremos sobre nuestras cabezas.

La cúpula del panteón de Roma

Este elemento constructivo ha sido una continua fuente de inspiración para arquitectos de la talla de Brunelleschi, Bramante o Miguel Ángel. Todos ellos estudiaron el perfecto sistema de esta cúpula una y otra vez, para poder aplicarlo en sus propias construcciones. Sin duda, su ejecución es absolutamente espectacular.

Cúpula del Panteón.
Interior del Panteón, dónde destaca su espectacular cúpula

La cúpula del panteón se apoya sobre un tambor que tiene un espesor de 6 metros. Es una de las más grandes del mundo, con 43 metros de diámetro. Su configuración semiesférica alcanza el mayor grado de perfección que existe. Está formada en su interior por cinco filas de casetones que van disminuyendo su tamaño. El componente principal que se utiliza es el hormigón, valiéndose de materiales más ligeros a medida que se aproxima la cúspide.

En el exterior, siete anillos concéntricos superpuestos se encargan de sustentar la cúpula, que además está reforzada con un sistema de nervios que ayuda a sus resistencia y seguridad. De este modo, se puede abrir un gran óculo de 9 metros de diámetro en la parte superior, siendo el único punto por el que entra la luz natural, iluminando toda la rotonda. El escenario se convierte entonces en un auténtico espectáculo.

Panteón de Roma
El Panteón es un imprescindible en su visita a Roma

De esta maravilla arquitectónica beben directamente la cúpula de San Pedro y la de Santa María del Fiore, en Florencia. Un prodigio que es el claro protagonista del panteón de Agripa, uno de los grandes símbolos de Roma.

Algunas curiosidades del panteón de Agripa, en Roma:

  • La razón por la que este edificio ha llegado prácticamente intacto hasta nuestros días es que en el año 608, el emperador bizantino Focas se lo ofrece como regalo al papa Bonifacio IV. Así, el panteón se salvó de la destrucción al convertirse en iglesia cristiana, Santa María de los Mártires.
  • La cubierta del panteón de Agripa estaba revestida en un principio de bronce, pero el emperador bizantino Constante II arranca estas planchas y se las lleva a Constantinopla. Se coloca una nueva cubierta, de plomo, en el siglo VIII. Siglos más tarde, todo apunta a que Bernini fundió el poco bronce que quedaba, por orden del papa Urbano VIII, para usarlo en el baldaquino de San Pedro.
  • En los días de lluvia, el agua entra por el óculo y se filtra por un total de 22 orificios de pequeño tamaño, situados en el suelo. Esa es la razón de que el pavimento de la rotonda sea ligeramente curvo, para que el agua pueda llegar a estos canales de desagüe.
  • Al convertirse el panteón de Agripa en iglesia, se trasladaron aquí un gran número de huesos de mártires cristianos, sacados de las catacumbas de Roma.
  • Además de reposar aquí los restos del rey Víctor Manuel II, su esposa Margarita y su hijo Umberto, desde época renacentista este lugar se convirtió en la sede de la Academia de los Virtuosos de Roma. Ese es el motivo de que estén enterrados en el panteón artistas como Vignola o el mismísimo Rafael. No olvides detenerte en el sarcófago de este último y leer la inscripción en latín escrita por Pietro Bombo, que viene a decir: “Aquí yace Rafael, por el que en vida temió ser vencida la naturaleza, y al morir él, temió morir ella.
  • En Pentecostés hay una hermosa tradición conocida como la Lluvia de las Rosas. Después de celebrar una misa en la rotonda, se arrojan millones de pétalos de rosas rojas por el óculo, que simbolizan el Espíritu Santo e inundan todo el espacio. No importa de donde vengas o lo que creas, es uno de esos momento en el que los sentimientos están a flor de piel.