Visitar Roma en verano supone estar dispuestos a soportar altas temperaturas, aunque compense por los muchos atractivos de la ciudad. Lo más positivo en época estival es que en cualquier momento es posible tomarse un respiro y poner rumbo al mar. Hay muchas playas en las proximidades. La más cercana es Ostia, a poco más de 30 kilómetros de la urbe, lugar de encuentro de los romanos. Pero son muchas las excursiones que se pueden realizar por la zona. 

La costa del Lacio se caracteriza por su su fisonomía llana y sus playas arenosas. En su recorrido sorprenden playas y poblaciones en las que pasar agradables jornadas. En los meses calurosos no puede ser más apetecible un refrescante baño en las aguas de Gaeta, Sperlonga, Sabaudia o las islas Pontinas. En cualquier época del año conocer estos rincones costeros, resulta altamente inspirador. Añade contraste y enriquece aún más la experiencia del viaje a la Ciudad Eterna.  

Playa de Ostia, la más próxima a Roma 

Durante los fines de semana estivales la capital italiana se queda a disposición de los turistas. Los romanos, que no han partido a otros destinos, escapan a Ostia. Esta pequeña localidad, con su paseo marítimo y su playa, está situada en la desembocadura del río Tíber. Curiosamente, en la antigüedad fue un importantísimo puerto comercial, y en tiempos de Mussolini comenzó a edificarse un pequeño pueblo en torno a la playa, Lido di Ostia. Se construyó una carretera para llegar desde la ciudad y desde entonces se conoce a Ostia como la playa de Roma.

 

 

En comparación con otras playas, no es de las más bellas de Italia, pero el entorno merece mucho la pena. En coche o en transporte público los romanos acuden a este animado rincón vacacional con hermosas villas. Se ha convertido también en un lugar de culto para los amantes de la literatura y el cine. En la playa de Ostia fue asesinado, en noviembre de 1975, Pier Paolo Pasolini. El conocido escritor y cineasta había utilizado el lugar como escenario de algunas de sus novelas.  

Gaeta, una sucesión de bellas playas mediterráneas  

Desde Roma, rumbo al sur, el viajero llega a Gaeta. Cerca de dos horas y media de recorrido le separan de este territorio, en la frontera con Campania. Le aguardan el encanto de sus calles estrechas, sus restaurantes al aire libre y siete bellísimas playas. Todas se caracterizan por su fina arena dorada, las aguas transparentes y la habitual vegetación mediterránea del paisaje. 

Playa de Gaeta
El arrebatador entorno de la Playa de Gaeta

La playa de Serapo, la principal, limita al sur con el monte Orlando, donde se encuentra el santuario de Montaña Partida. Es la más próxima a la ciudad y, por tanto, suele ser la más concurrida. Es idónea para ir con niños pequeños por la limpieza de sus aguas y la abundancia de casetas de baño.

Muy cerca está Fontania, mucho más pequeña, a la que se puede llegar a pie o nadando. Y la playa de los 40 Remos, a la que accede en barco desde distintos puntos de atraque. Le siguen Ariana, lejos del entorno urbano, y Arenauta, a la que se llega bajando una escalinata de 300 peldaños. Un descenso tras el que espera uno de los pocos tramos del litoral del Lacio natural y salvaje. 

El conjunto se completa con la playa de San Vito, muy querida por los submarinistas por sus grutas y la riqueza natural de sus fondos. Y aún queda la magnífica bahía de Sant’Agostino, la más larga y concurrida. Tiene tramos privados y tramos públicos, y es muy visitada por los escaladores, que practican en la enorme pared de la llanura que le da nombre. 

Sperlonga, disfrutar del paraíso de Tiberio 

El pueblo de Sperlonga junto al mar

Poco más de una hora se tarda en llegar desde la capital italiana a Sperlonga, en la provincia de Latina. Su extensa zona de playas (Angolo, Canzatora, Fontana, Bonifica, Salette y las Bambola) es catalogada con la bandera azul año tras año. Las arenas finas y las aguas diáfanas son sus señas de identidad. Las familias romanas aman este lugar. El casco histórico del pueblo, considerado uno de los más hermosos de toda Italia, se levanta en un espolón de roca que sobresale hacia el mar. Su vista desde la playa es deslumbrante.

El clima templado de Sperlonga y la belleza de sus paisajes atrajeron a los mandatarios de la República. El emperador Tiberio levantó en la zona una suntuosa villa para sus estancias veraniegas. La villa de Tiberio se extendía a lo largo de 300 metros de playa. Hoy se conservan restos de las termas, depósitos de agua y su puerto privado. 

En una caverna de 33 metros de profundidad, conocida como la cueva de Tiberio, se excavó en su día una gran piscina. Un baño en Sperlonga es un un respiro después de la visita a la monumental Roma, pero nunca se pierde de vista el pasado. 

Terracina, mar y diversión 

Situada a unos cien kilómetros de Roma, en la cadena montañosa de Ausoni, Terracina es una buena opción para quienes buscan el descanso sin renunciar a la diversión. En torno a su playa, extensa, de nítidas aguas y arena dorada, se desarrolla una animada vida nocturna. Por ello, es uno de los destinos favoritos de los jóvenes italianos.

Este rincón del Lacio cuenta, además, con otros atractivos que cautivan al viajero. Entre ellos, las ruinas del templo de Júpiter Anxur, en la cima del monte San’t Angelo, construido en el II a.C. Es el rincón perfecto para contemplar la ciudad, sus canales, su puerto, y toda la costa hasta Gaeta. 

Sabaudia, un entorno de lujo 

Sabaudia es una lengua de tierra entre el mar y los lagos. Forma parte del territorio que engloba el Parque Nacional del Circeo. En él destaca su promontorio, un monte de casi 540 metros que se asoma al cristalino mar del Tirreno. La playa de Sabaudia es una de las más apreciada por la clase alta italiana. Allí encuentra el relax en un entorno privilegiado y exclusivo. Cuenta con 15 kilómetros de largo y se distingue por su vegetación mediterránea, la limpieza de sus aguas y una espléndida duna.

Playa de Sabaudia
Un lugar único cerca de la capital

Además, del frondoso del Circeo, que oxigena el entorno. A la playa se accede por pasarelas de madera que se ubican a lo largo del litoral. En esta zona destacan las villas de lujo, con áreas privadas para el baño. El tren desde Roma no llega directamente al lugar, por lo que la playa no suele estar demasiado concurrida. 

Ventotene, pequeña isla de ensueño 

Ventotene, perteneciente al archipiélago de las Pontinas, es una pequeña isla de gran belleza. Espacio medioambiental protegido, no alcanza los dos kilómetros cuadrados de superficie. En su costa virginal aguardan playas de ensueño como Cala Nave. Se caracteriza por su arena oscura de origen volcánico y por el verde de la vegetación que la rodea.  

Las numerosas cuevas y la transparencia de sus aguas, convierten este rincón en un lugar ideal para el buceo. La isla cuenta con dos puertos. El más antiguo es el Puerto Romano, excavado en la roca volcánica de toba que caracteriza la morfología del lugar. A su alrededor se levantan las pintorescas casas coloridas de Ventotene. El más reciente, Porto Nuovo, es el punto de llegada y salida de los ferrys y las grandes embarcaciones.

Playa Ventotene
El paisaje volcánico de la costa de Ventotene