Decir Calle Betis es decir Triana. Porque esta calle no solo es la vía más conocida y popular de ese barrio, también es el gran y colorista escaparate de una de las zonas más populares y castizas de Sevilla. Las fachadas de sus casas hacen frente, Guadalquivir mediante, a algunos de los principales monumentos del casco histórico de Sevilla (Torre del Oro, Plaza de Toros y Teatro de la Maestranza, la Catedral y la Giralda y, algo más allá, las torres de la Plaza de España). Una soberbia panorámica que se puede disfrutar, copa de vino o cerveza en mano, desde alguno de los muchos bares y restaurantes que caracterizan también a esta calle.
Dónde está y cómo es la Calle Betis
Por tanto, la Calle Betis discurre paralela al curso del río Guadalquivir, frente al casco histórico de la ciudad. Toma su nombre del río, al que llamaron así los romanos, y enlaza la plaza de Cuba con la del Altozano. Ambas son espacios importantes en la vida del barrio, pues suponen el enlace con el resto de la ciudad a través de los puentes de San Telmo y de Isabel II. Éste es más conocido, simplemente, como el Puente de Triana.
Un alto muro (zapata de fábrica) sobre eleva esta calle respecto al río, preservándola de posibles inundaciones, no tan habituales en la actualidad, pero sí en el pasado. Respecto a los edificios que jalonan la calle no existe una uniformidad urbanística, aunque predominan las casas estrechas de, como mucho, cinco alturas, cada una pintada con un color diferente. Esto configura un alegre collage que supone una de las estampas más típicas de la ciudad.
La mayor parte de las plantas bajas de esas casas las ocupan locales comerciales, fundamentalmente bares y restaurantes. Muchos de ellos, además, ofrecen terrazas junto al río que, con el buen tiempo, se convierten en el mejor mirador al resto de la ciudad. Sobre todo, durante esos mágicos atardeceres dorados con que suele regalar Sevilla a sus vecinos y visitantes.
Dónde comer: de bares por la Calle Betis
En los bares y restaurantes de la Calle Betis predominan las tapas y se sirve la comida típica sevillana. Aun así, en los últimos años algunos locales están apostando por la innovación, bien en el diseño de los locales, bien en el tipo de platos que sirven a sus clientes.
Entre los primeros, los tradicionales, se puede citar a La Primera del Puente (Betis, 69C), que lleva en la calle desde antes de la Guerra Civil y cuya terraza regala, sin duda, las mejores vistas a la Torre del Oro. Ninguna sorpresa en la carta, pero sí mucha autenticidad. Sobre todo, pescados y mariscos realizados en las más diversas versiones andaluzas.
También en esa línea, el restaurante Río Grande es uno de los de mayor tamaño de la Calle Betis: su comedor puede acoger a 750 personas. Prevalece la cocina de producto, con un especial protagonismo de los arroces, la gamba blanca de Huelva y las chacinas y jamones ibéricos.
Por su parte, el restaurante El Mero (Plaza de El Altozano, 1) es una muy buena opción para quienes quieran disfrutar de frituras de pescado de las de verdad. Aunque también ofrecen arroces y guisos muy andaluces.
Para los más modernos
Uno de los emblemas de la modernidad en la Calle Betis es el restaurante Abades Triana (Betis, 69), abanderado de un grupo de restauración con varios restaurantes más en Sevilla y el resto de Andalucía. Su jefe de cocina, Elías del Toro, propone platos de inspiración mediterránea, con presentaciones muy llamativas y coloristas. Y las panorámicas desde su estiloso comedor son de impacto.
Partiendo de la tradición culinaria andaluza, el restaurante María Trifulca (Puente de Triana, esquina Plaza del Altozano) ofrece una estética industrial pero con un ambiente muy moderno. Ocupa un edificio conocido de forma tradicional como el Faro de Triana.
Y la Calle Betis también ofrece restaurantes de cocina internacional. Uno de los más populares es Don Cammillo e Peppone (Betis, 33), donde triunfan las pizzas a la italiana, pero cuyos responsables también realizan algún guiño a los nuevos aires que recorren las cocinas de Sevilla. Por ejemplo, con su pastas especiales, que tienen rellenos muy sorprendentes.
Curiosidades de la Calle Betis
La tradición “barista” de esta ribera del Guadalquivir viene de lejos. En concreto de la época en que la Sevilla actual estaba conformada por dos municipios diferentes separados por el río. Por un lado, la Isbiliya puramente musulmana y, por otro, Madinat al Taryana, donde se asentaban las tabernas cristianas. Cuentan las leyendas de aquella época que el barquero que ayudaba a la comunicación entre ambas localidades multiplicaba su trabajo en cuanto llegaba la noche. Es fácil imaginar el porqué.
Otra curiosidad de la Calle Betis: el urbanismo actual de esta vía tiene su origen a mediados del siglo XIX, cuando se “levantó” de la ribera del río mediante la construcción de la citada zapata de fábrica (un muro de contención). De esta forma, se conjuró el peligro de las frecuentes inundaciones y también se ganó en salubridad. Pero es que, además, ese muro frente al río convirtió a la calle en el mejor anfiteatro para contemplar la zona más escenográfica de la ciudad.
Por último, el edificio más destacado de la Calle Betis actual, sin duda es la llamada Casa de las Columnas, de finales del siglo XVIII, con una bonita fachada de estilo barroco. Pues bien, esta gran mansión se encuentra sobre el solar que en los siglos XVI y XVII ocupaba la Universidad de Mareantes. Es decir, el lugar donde se formaban los marineros que luego habrían de participar en las expediciones a América que partían del mismo puerto de Sevilla.