Situado al Sur de Sri Lanka, Mirissa es uno de los mejores destinos en ese país para quienes busquen unas vacaciones tranquilas de sol y playa. Pero no solo eso. Por maravilloso que resulte el catálogo de grandes arenales y pequeñas calas que rodean esta pequeña ciudad perteneciente al distrito de Matara, el mayor atractivo de Mirissa es su autenticidad.

Turismo aparte, una de las principales fuentes de riqueza de Mirissa sigue siendo la pesca, producto en torno al que gira buena parte de la vida de sus habitantes. Aunque también hay pescadores convencionales (en barco), los más llamativos son aquellos que practican la pesca sobre zancos, encaramados en postes durante horas con un sedal y un anzuelo con los que capturan, sobre todo arenques y pequeñas caballas.

Y, por otro lado, el puerto de esta localidad es el punto de partida para las excursiones en barco que permiten conocer su frontal marítimo y acudir a esa irresistible llamada que observar enormes ballenas y otros cetáceos durante sus migraciones.

  1. Qué hacer y qué ver en Mirissa: mar, pesca y tradiciones
  2. Playas y actividades acuáticas en una de las zonas más atractivas del país
  3. Observación de ballenas, el gran reclamo de Mirissa
  4. Gastronomía local: los mariscos son protagonistas
  5. Información de interés y consejos para tu visita a Mirissa
  6. Excursiones cercanas a Mirissa, playas y un rico patrimonio

Qué hacer y qué ver en Mirissa: mar, pesca y tradiciones

Ante todo, en Mirissa lo que conviene hacer es observar y dejarse llevar por el ritmo y actividades de sus habitantes. Con un tempo bastante más pausado que el de ciudades como Colombo (vincular a URL correspondiente), Mirissa preserva en buena parte la forma de vida tradicional de Sri Lanka.

Por otro lado, y como es lógico, la principal actividad que practican quienes visitan Mirissa es ir a la playa y disfrutar del sol, el mar y las actividades relacionadas con este elemento. De las mejores playas y de lo que se puede hacer en ellas hablamos más adelante. Por supuesto, también del surf, actividad de la que Mirissa es una auténtica meca.

Y la otra actividad estrella y uno de los grandes polos de atracción de Mirissa es el avistamiento de ballenas, a lo que también dedicamos un apartado en este tema.

En la propia playa de la localidad existe la posibilidad de subir a la llamada Parrot Rock (la Roca del Loro), desde la que se contemplan espectaculares vistas de la localidad y de su entorno. Se puede ir caminando durante la marea baja.

Vista aérea de la pequeña isla de Sri Lanka Parrot Rock, Mirissa Beach

Quienes amen la naturaleza y apoyen el conservacionismo, disfrutarán con la visita a la mal llamada granja de serpientes, pues en realidad se trata de una clínica para animales de este género. Un equipo las rescata cuando sufren algún percance, las sana y luego vuelve a dejarlas en su medio ambiente (siempre que la supervivencia esté garantizada). 

Igualmente existen en la zona dos criaderos de tortugas, en los que se protegen los huevos de estos reptiles hasta su eclosión, para a continuación liberar las tortuguitas en el mar. En estos centros también cuidan a animales adultos heridos rescatadas de situaciones que ponían en peligro sus vidas. 

En el capítulo del patrimonio, en Mirissa merece visita el templo Samudragiro Viharaya, cuya construcción se cree se remonta al siglo XVIII y cuyo interior está profusamente decorado con todo tipo de imágenes religiosas y motivos vegetales y geométricos.

Por último, y pese a la excesiva popularidad que ha cobrado en redes sociales, también se puede visitar la Coconut Tree Hill, desde donde se contempla una de las imágenes más reconocibles de Mirissa y bonitos amaneceres y atardeceres.

En cuanto cae la noche lo más recomendable es dejarse llevar por el instinto (o el olfato) y elegir cualquiera de los encantadores restaurantes distribuidos en torno a la playa de Mirissa y disfrutar de la aromática cocina de la zona.

Playas y actividades acuáticas en una de las zonas más atractivas del país

Precisamente el principal arenal de la zona es la propia playa urbana de Mirissa, con su forma de media luna. Es la más popular entre los visitantes de la localidad y en ella se puede disfrutar tanto de los baños de mar y sol. Aquí se puede practicar pádel surf, canoas y también buceo de superficie con esnórquel.

La segunda playa más popular de Mirirssa, pese a su nombre, es la Secret Beach, una pequeña cala de difícil acceso desde la propia localidad, pero que resume en sí misma todo el exotismo de lo tropical: arenas doradas, un cinturón de palmeras, fondos repletos de corales y otras especies marinas, algunas escenográficas rocas sobresaliendo del mar…

Vista aérea de Secret Beach, Mirissa, Sri Lanka

Entre las playas cercanas a Mirissa una de las más atractivas es la de Polhena, situada a unos 7 kilómetros. Muchos la conocen como la “playa de las tortugas”, por las diferentes especies de estos reptiles que suelen frecuentarla. De hecho, la actividad más popular en esta playa es observar a estos animales simplemente con unas gafas de buceo y un tubo de esnórquel. 

A unos 8 kilómetros de Mirissa está la playa de Weligama, recomendable para surferos principiantes. Para la práctica de este deporte las olas suelen ser mejores por la mañana. Y para ello hay un establecimiento que alquila las tablas, además de una escuela de surf.

Conviene saber que en la zona hay también varias escuelas de submarinismo y, de hecho, este destino es una buena opción (fundamentalmente por lo ventajoso de los precios) para aquellas personas que quieran iniciarse en la práctica de esta actividad y conseguir la licencia correspondiente.

Observación de ballenas, el gran reclamo de Mirissa

El gran polo de atracción de Mirissa y la zona costera situada junto a esta localidad es el avistamiento de ballenas y otros cetáceos. Entre las especies que pueden divisarse, a veces desde el mismo litoral mientras se disfruta de un baño en las bonitas playas de Mirissa, están las ballenas jorobadas, cachalotes y, sobre todo, las increíbles ballenas azules, el animal de mayor tamaño del planeta.

Las excursiones para la observación de las ballenas parten desde los atracaderos de Mirissa y las organizan empresas especializadas que, en ocasiones, recogen a los participantes en sus propios alojamientos. La temporada de avistamientos se extiende desde noviembre hasta abril, aunque lo cierto es que en ocasiones también se puede ver pasar por la zona a algún grupo de cetáceos en el mes de mayo 

Gastronomía local: los mariscos son protagonistas

La cocina local de Mirissa, como ocurre en todo el Sur de Sri Lanka, es un auténtico crisol de influencias de otros países. La India, por supuesto, pero también los países árabes e, incluso, China. Con todos estos lugares esta zona del país ha establecido sólidos lazos comerciales y rutas desde tiempos inmemoriales. 

Al margen de esto, la cocina local de Mirissa y su departamento (Matara) se nutre fundamentalmente de los productos del mar, con el marisco como protagonista principal.

Entre los platos más habituales que pueden degustarse en sus restaurantes y los hogares está el omnipresente arroz con curry, a partir de ingredientes como pescado, mariscos, carnes diversas o verduras. Asimismo, es muy popular el curry de pollo, pescado y dhal (lentejas). Esta leguminosa está presente en numerosas preparaciones de la gastronomía de Mirissa.

También deliciosos son los hoppers (o appa), una tortas elaboradas con arroz fermentado que se cuece en unos pequeños moldes redondo. Dulces o salados, se suelen consumir durante los desayunos y cenas y son el mejor acompañamiento para una gran diversidad de preparaciones. 

Y muy consumidos, sobre todo en los puestos callejeros, son los kottu roti, que son trozos de pan (roti) con verduras, carne, pollo y huevo. Todo ello cocinado a la plancha y aderezado con las especias más diversas.

Una cena vegetariana picante de un plato con sabores de curry. El kottu roti vegetal es una comida callejera tradicional de Sri Lanka.

Una referencia más: los string hoppers (o idiyappam) son unos fideos finos de arroz cocinados al vapor y acompañados de curry, salsa de coco o chutney. Respecto a esto, conviene saber que el coco está muy presente en la gastronomía local, así como un profuso uso de las especias (también las picantes), al igual que ocurre en el resto del país. 

Información de interés y consejos para tu visita a Mirissa

Por climatología y por actividad, la mejor época del año para visitar Mirissa es el periodo que va desde noviembre hasta mayo. Es entonces cuando abren la mayor parte de los negocios enfocados al turismo. 

Lo recomendable para conocer tanto Mirissa como su atractiva zona inmediata es emplear entre tres y cuatro días, aunque en caso de querer disfrutar de un viaje más relajado se puede ampliar la estancia, sin problema, hasta una semana.

Para moverse por la zona las principales opciones son caminar (las distancias nunca son demasiados grandes), alquilar una moto (opción ésta solo recomendable para visitantes intrépidos) o en tuk tuk. Este medio de transporte, aparte de divertido es bastante económico, aunque conviene pactar el precio antes de iniciar el viaje. 

Por otro lado, uno de los grandes atractivos de Mirissa (durante la temporada turística alta) es su animada vida nocturna. En restaurantes y chiringuitos de su playa principal suele haber establecida una “hora feliz”, entre las 15 y las 22 horas, con bebidas a precios bastante ventajosos.

Excursiones cercanas a Mirissa, playas y un rico patrimonio

Las excursiones más lógicas cerca de Mirissa son las ya mencionadas playas de Polhena y de Weligama. Ésta, por cierto, situada junto a la localidad que le da nombre y que es una de las más auténticas de la zona, donde perviven formas de vida tradicionales. 

A 19 kilómetros de Mirissa está el faro de Dondra, considerado el punto geográfico más al sur de Sri Lanka. Rodeado de palmeras, está en una zona caracterizada por bonitas playas, como la de Hummana.

Faro de Dondra

Pero si hay un lugar al que merece la pena desplazarse desde Mirissa es la ciudad histórica de Galle (vincular a URL correspondiente). Situada a algo menos de 40 kilómetros (y una hora en coche), esta localidad levantada por holandeses y portugueses preserva la fisonomía de la época colonial. Y su muralla, considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es uno de los grandes emblemas monumentales de Sri Lanka.