Una carretera con curvas, de esas que parecen que sólo pueden conducir al infierno, es justo el acceso a un paraíso en Tailandia: Mae Hong Son. Esta ciudad y región, del mismo nombre, es la más aislada del país por lo que conserva una belleza peculiar que se respira en sus templos y en sus tesoros naturales. Hace años, muchos turistas buscaban aquí a las mujeres jirafas, pero hoy el turismo es consciente de que la riqueza tribal de la región va más allá de este grupo.
Contexto e historia de un lugar con una naturaleza desbordante
Mae Hong Son es una ciudad de unos 9.000 habitantes justo en la frontera de Tailandia con Myanmar. Su orografía, ya que es una región montañosa, ha hecho que esta región se quedara incomunicada y menos desarrollada para el turismo dentro del país.
De hecho, sólo una carretera antigua y de muchas curvas conecta Mae Hong Son con Chiang Mai, que se encuentra a unos 270 kilómetros.
Sin embargo, desde la planificación de la frontera con la antigua Birmania, cada vez son más los turistas que reivindican la belleza de una región con una naturaleza impresionante, llena de templos y lagos donde reina una calma que abraza.
Precisamente la región de Mae Hong fue la última en incorporarse al país y la ciudad fue fundada en 1831 por la familia real de Lanna, siervos de Rama III. Uno de estos nobles acabó unificando varias tribus Shan, mayoría en la región.
Pero no son los únicos: en las bellas montañas Shan, conocidas también como ‘Los pies del Himalaya’, viven otras etnias como Mong y algunas llegadas de la antigua Birmania como las famosas «mujeres jirafa». De hecho, ya no se organizan visitas a estos poblados por ser considerado un tipo de turismo que perpetuaba esta tradición ya en desuso por el mero hecho de ser mostrado a los visitantes.
Eso sí, se pueden visitar otros pueblos con tradiciones ancestrales como las etnias karen y sobre todos sus montañas, lagos y cascadas en una región verde intenso.
Los principales templos y atracciones culturales de Mae Hong Son
El lago principal de Mae Hong Son es el Jong Kham, en cuyas aguas se reflejan los templos más importantes de la ciudad, de clara influencia birmana: el Wat Chong Klang y el Wat Chong Kham. De hecho, una de las imágenes más bonitas que podrás vivir en tu viaje es por la noche, con ambos edificios iluminados mirándose en el lago.
Otro de los templos que hay que visitar es el Wat Phra That Doi Kong Mu, situado en lo alto de una montaña y con unas vistas increíbles de Mae Hong Son, sobre todo al atardecer. Las escaleras para llegar a este lugar sagrado están encabezadas por dos grandes dragones muy típicos en la ornamentación de la región.
También podemos alquilar una moto para recorrer el puente de Su Tong Pae, fabricado totalmente en bambú y toda una experiencia atravesarlo.

Los pueblos tradicionales y la cultura local que no te puedes perder
Como ya hemos dicho, ya no se organizan visitas a poblados con mujeres jirafa para evitar que se siga realizando esta práctica, pero coger una moto y recorrer las distintas aldeas alrededor de Mae Hong Son, entre campos de arroz y lagos, es una experiencia que no podemos dejar pasar.
Uno de los puntos más cercanos a la ciudad es el poblado de la tribu Hmong llamado Meo Microwave por una enorme antena que hay en la ladera de la montaña. Es fácil visitar alguna casa y que nos inviten a tomar algo porque son muy hospitalarios.
Otra de las rutas puede llevar a los asentamientos chinos de Ban Rak Tai y Ban Ruam Tai, a unos 40 kilómetros de Mae Hong Son. Descendientes de militares comunistas huídos, es un lugar precioso junto al lago, con algunos restaurantes donde podemos disfrutar de platos tradicionales.
La increíble naturaleza y todas las actividades que podemos planear
Sin duda uno de los mayores atractivos de Mae Hong Son es su naturaleza: sus montañas y valles llenos de lagos y hasta aguas termales, como las de Pha Bong. La mejor forma de recorrer la región es alquilando una motocicleta o un coche, pero también se puede encontrar a un taxi que te lleve de un lado a otro.
La primera excursión debería de ser al lago de Pang Oung, que parece más un lugar del centro de Europa que una región de Tailandia. Podemos alquilar una barca de bambú y recorrer las calmadas aguas de una zona rodeada de montañas y con una vegetación muy densa.
Otra de las maravillas naturales que no podemos perdernos es la cueva de Nam Lot, a casi una hora en coche de Mae Hong Son. Lo ideal es pagar el viaje y subirnos a unas pequeñas barcas que atraviesan estas increíbles cuevas donde se pueden ver hasta restos de las naves de los primeros habitantes de la región.
El Parque Nacional de Mae Surin esconde unas cascadas de más de 100 metros de alto que gozan de su mayor plenitud en noviembre y diciembre. Además, coincide en esta época con la floración de los girasoles que tiñen de amarillo la entrada al parte. El coche tenemos que dejarlo en el aparcamiento y llegar al pie de las cascadas caminando.
