El Valle de las Mujeres Jirafa, ubicado en el norte de Tailandia, es un destino fascinante que atrae a viajeros de todo el mundo por su rica historia y sus singulares tradiciones. Este lugar, habitado por el pueblo Karen, se ha convertido en un punto de interés cultural debido a la práctica ancestral (y polémica) que distingue a las mujeres de la tribu: el uso de anillos de latón alrededor de sus cuellos, lo que les da el nombre de «Mujeres Jirafa». Visitar este valle es una oportunidad única para sumergirse en las costumbres y la vida diaria de una comunidad que ha mantenido sus tradiciones a lo largo de los siglos, a pesar de los cambios que ha traído la modernidad. A medida que los visitantes recorren el valle, pueden no solo aprender sobre las tradiciones Karen, sino también disfrutar de la belleza natural de la región montañosa que rodea esta comunidad.
Historia y contexto de esta costumbre milenaria: el pueblo Karen y su particular ideal de belleza
La tradición de las «Mujeres Jirafa», o Padaung, es una de las más visibles y distintivas dentro de la cultura Karen, específicamente entre el subgrupo Kayan.
El pueblo Karen es uno de los grupos étnicos más grandes y antiguos del sudeste asiático, con una historia que se remonta a más de 2.500 años. Originarios de las regiones montañosas del Tíbet, los Karen migraron hacia el sur, asentándose en lo que hoy es Myanmar (Birmania) y Tailandia. Hoy en día, se estima que más de 7 millones de Karen viven en Myanmar, con una población considerable también en las regiones del norte de Tailandia. A lo largo de la historia, los Karen han mantenido su identidad cultural, a pesar de la influencia de las culturas vecinas y la difícil situación política en la región.
La práctica de llevar anillos de latón alrededor del cuello es una costumbre que ha captado la atención internacional debido a su apariencia única. Esta tradición, sin embargo, no está exenta de controversia y un complejo simbolismo.

Históricamente, los anillos de cuello servían como símbolos de estatus y belleza dentro de la comunidad. Para los Kayan, un cuello largo se consideraba un ideal estético, y las mujeres que usaban los anillos desde una edad temprana eran vistas como más atractivas y prestigiosas dentro de la tribu. Algunos relatos también sugieren que los anillos protegían a las mujeres de los ataques de animales salvajes como los tigres, al evitar que mordieran sus cuellos. Otros, en cambio, ven los anillos como una forma de evitar que las mujeres fueran esclavizadas por otras tribus, ya que los anillos harían difícil la venta o el intercambio de las mujeres fuera de su comunidad.
El proceso de colocar los anillos comienza a una edad temprana, generalmente alrededor de los cinco años. A medida que las niñas crecen, se añaden más anillos, lo que da la ilusión de un cuello alargado. Sin embargo, en realidad, los anillos no alargan el cuello; más bien, comprimen la clavícula y las costillas hacia abajo, creando una apariencia de un cuello más largo. Esta tradición, aunque fascinante para los extranjeros, está llena de controversia, ya que algunos ven en ella un símbolo de opresión, mientras que otros la consideran una forma de mantener viva una cultura antigua y única.
Dónde residen en Tailandia y cómo hacer la visita: las aldeas Karen del norte de Tailandia cuya ética está en duda
Las «Mujeres Jirafa» del pueblo Karen residen principalmente en aldeas situadas en la provincia de Mae Hong Son, cerca de la frontera entre Tailandia y Myanmar (Birmania). La región es conocida por su impresionante paisaje montañoso, cubierto de densa vegetación y surcado por ríos serpenteantes. La aldea más visitada por los turistas es Ban Huay Pu Keng, ubicada a orillas del río Pai. Esta aldea es accesible desde la ciudad de Mae Hong Son, a través de un corto trayecto en coche y un recorrido en barco por el río.
Visitar el Valle de las Mujeres Jirafa no solo es una oportunidad para conocer de cerca sus costumbres, sino también para explorar una de las regiones más bellas y menos desarrolladas de Tailandia. Los visitantes son recibidos en la aldea y tienen la oportunidad de observar cómo viven las familias Karen, aprender sobre su día a día, y comprar artesanías locales, como telas tejidas a mano y otros productos tradicionales. Es importante tener en cuenta que la visita a estas aldeas debe hacerse con respeto y sensibilidad, comprendiendo que, para muchos Karen, el turismo es una fuente vital de ingresos.

La mayoría de las mujeres Karen de estas comunidades son refugiadas que huyeron desde Myanmar, inmersa en una difícil situación política desde los años 80. Estas aldeas han suscitado un debate significativo, ya que, aunque proporcionan una fuente crucial de ingresos para los Karen, también han sido criticadas por su aspecto de «zoológico humano». Los críticos argumentan que las aldeas turísticas cosifican a las mujeres Karen, explotando su cultura para el entretenimiento de los turistas y creando una dependencia económica de una práctica cultural que algunos miembros de la comunidad no desean continuar. Además, existe preocupación por las condiciones de vida de las mujeres y sus familias, quienes, en algunos casos, viven en condiciones similares a las de los campos de refugiados y tienen acceso limitado a la educación y otros servicios básicos.
Por otro lado, algunos defensores argumentan que el turismo, aunque imperfecto, ha brindado a las mujeres Karen y a sus familias una manera de ganarse la vida en un contexto en el que las oportunidades son extremadamente limitadas. Gestionadas de manera ética y respetuosa, estas aldeas turísticas pueden ofrecer a los Karen la posibilidad de preservar y compartir su cultura con el mundo, al tiempo que obtienen beneficios económicos.
Qué puedes ver en la zona: talleres de artesanía, caminatas en la jungla y paseos en barco por el río Pai
Además de conocer la cultura del pueblo Karen, el Valle de las Mujeres Jirafa y sus alrededores ofrecen una serie de atracciones naturales y culturales que hacen de este destino un lugar digno de exploración prolongada. La región es famosa por su belleza natural, con colinas verdes, valles profundos y ríos cristalinos que crean un entorno perfecto para el ecoturismo y la aventura.
En el valle, los visitantes pueden disfrutar de caminatas por la selva, donde es posible encontrar una gran variedad de flora y fauna nativa. Las caminatas ofrecen la oportunidad de conocer la exuberante vegetación de la región y, si tienes suerte, observar algunas especies de aves endémicas o incluso monos en su hábitat natural. También es posible realizar paseos en barco por el río Pai, que ofrecen vistas impresionantes del paisaje y la oportunidad de visitar otras aldeas Karen más pequeñas y menos turísticas.

Para los interesados en la cultura local, la región ofrece la posibilidad de participar en talleres de artesanía, donde se puede aprender sobre las técnicas tradicionales de tejido y bordado que han pasado de generación en generación en la comunidad Karen. Estos talleres no solo son una manera de apoyar a la economía local, sino también de llevarse a casa un recuerdo auténtico de tu visita.